Hoy más que nunca, los grandes desafíos globales exigen integrar talentos multiculturales y adoptar configuraciones más flexibles que aumenten el potencial disruptivo de las ideas y generen resultados positivos.
Es vital generar espacios flexibles, capaces de moverse entre la lógica de lo institucional y lo ciudadano, para encontrar soluciones de alto impacto, engranando las condiciones que conduzcan a una experimentación y aprendizaje colaborativos.
Esto es precisamente lo que estamos poniendo en práctica en el Estado de Guanajuato, con el Laboratorio de Innovación Ciudadana, conocido coloquialmente como “LABICMEX”, que ofrece una respuesta al gran desafío de la accesibilidad y la autonomía de las personas con discapacidad en Iberoamérica.
Esta experiencia, que conecta lo ciudadano y lo institucional para resolver juntos, entra en una etapa decisiva desde el 23 de noviembre al 3 de diciembre, cuando los proyectos propuestos por la ciudadanía pasan a una fase de “activación” que supone su implementación en el territorio, junto a instituciones, comunidades y actores diversos del Estado de Guanajuato, México.
Desde el Instituto de Innovación, Ciencia y Emprendimiento para la Competitividad de Guanajuato hemos acompañado el Laboratorio Ciudadano LABICMEX durante los últimos 10 meses, junto al equipo de Innovación Ciudadana de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y una amplia red de instituciones locales, nacionales e internacionales.
Cinco proyectos propuestos por la ciudadanía pasan a una fase de activación en el Estado de Guanajuato, que implica su implementación práctica en el territorio
Sumando expertas y expertos en emprendimiento social, diseño industrial, biomecánica, comunicación, programación, pedagogía, salud, música, etc., hemos logrado incubar, madurar y activar 5 prototipos de soluciones propuestas por la ciudadanía desde todos los rincones de nuestra región.
En esta fase de activación pondremos en práctica sobre el terreno soluciones innovadoras propuestas por ciudadanas y ciudadanos de toda Iberoamérica, que van desde la impresión 3D de objetos para que los niños con discapacidad visual puedan aprender mediante el tacto, hasta una marimba inclusiva para personas con discapacidad auditiva o un robot que ayuda a niños y jóvenes con dificultades de aprendizaje o autismo a desarrollar sus capacidades. Todas ideas surgidas de la participación social pensando en las personas con capacidades diferentes.
Innovación ciudadana, el oro del siglo XXI
Casi 500 años después de que Guanjuato encontrara en la minería una importante veta de riqueza que nos posicionó en el siglo XVIII como el principal productor de plata del mundo, nuestro Estado redescubre la mayor riqueza del siglo XXI. Esa riqueza no es la plata ni es el oro, sino las personas, su talento, conocimiento, y su pasión por colaborar y mejorar juntos todo lo que nos abraza como humanidad.
Guanajuato vuelve a ser, 500 años después, epicentro del encuentro y la conexión estratégica, pero esta vez catalizando las capacidades del ecosistema de innovación y emprendimiento en Iberoamérica
Son cinco pasos concretos los que avanzamos con la SEGIB-Innovación Ciudadana hacia la construcción de una sociedad 5.0 que aprovecha el conocimiento, honra la interconexión y co-produce soluciones asertivas desde la implicación de la ciudadanía. Esto significa construir un futuro más inclusivo, sostenible, e innovador.
Seis países de Iberoamérica están latiendo juntos, uniendo la energía y la mente de más de 50 change-makers internacionales que pulsan por un mundo más accesible y con mayor independencia para las personas con discapacidad.
Inteligencia cultural y colectiva
¿Qué pasaría si hackeamos el sistema y nos aventuramos a un circuito más abierto, promoviendo la participación de la ciudadanía y actores clave, locales e internacionales, en la consecución de objetivos comunes?
Se abren nuevas oportunidades, que también vienen acompañadas de algunos desafíos. Las influencias y diferencias culturales son complejas e interconectadas, que cuando son bien aprovechadas, llevan a los participantes a desarrollar competencias que les permiten abrir su mente, empatizar con mayor profundidad, extraer paralelos, anticipar problemas, y comprender que cada punto de vista y aportación añade algo sumamente importante al proceso de inspiración, transformación, creación y acción.
Es entonces que las diferencias se engalanan y se vuelven interesantes y emocionantes, permitiéndonos gestionar con éxito la innovación en una amplia gama de configuraciones, formulando así estrategias sólidas, inclusivas y culturalmente sensibles.
El hombre moderno no difiere mucho de cómo era cientos de años antes, excepto por la acumulación de conocimiento, cómo lo generamos y la manera en que lo utilizamos para la productividad y el bien común.
En este escenario, el gran potencial de iniciativas de innovación abierta, ciudadana y pública podrían interconectarse y dejar de ser iniciativas aisladas para convertirse en una gran red de trabajo colectivo para el bien común.