Que las organizaciones colaboren y abran sus datos en busca de soluciones ante un problema está ganando aliados en el nuevo contexto de la crisis del COVID-19, marcado por la demanda de más transparencia y cooperación.
Por eso, la Secretaria General Iberoamericana (SEGIB) ha lanzado la Agenda de Innovación Pública (AIP) con el objetivo de reunir a los principales referentes de Iberoamérica en innovación pública y diseñar líneas de acción futuras para la región.
Como parte de esta agenda se incluye el informe “Instituciones que aprenden, un modelo de innovación pública para la era post-Covid”, realizado por Raúl Oliván, director general de Gobierno Abierto e Innovación Social en el Gobierno de Aragón.
¿Qué cabida tiene la innovación en las instituciones públicas tradicionales?
“Las inercias del día a día, la jerarquía, los reglamentos, la aversión al riesgo, el cortoplacismo son, en general, ambientes poco propicios a la innovación”, dice Oliván
Pero explica que, aunque la innovación es muy difícil de sistematizar y reproducir -porque depende de un ambiente que estimule la creatividad-, sí es posible reproducir las condiciones contextuales que la rodean.
Así surge el modelo HIP, el Hexágono de la Innovación Pública, diseñado a partir del análisis de 105 metodologías de las agencias más innovadoras del mundo. Consta de 6 vectores:
- OPEN (lo abierto)
- TRANS (transdisciplinar, transversalidad, no verticalista)
- FAST (ágil, rápido)
- PROTO (maquetas, prototipado)
- CO (soluciones cocreadas, talento colaborativo)
- TEC (Tecnológico/Digital)
Bibliotecas, universidades, organismos internacionales y gobiernos. “Cualquier organización compleja puede beneficiarse de este modelo”, asegura Oliván.
Otras iniciativas
En Iberoamérica ya existen varias iniciativas de innovación pública.
Según Oliván, este modelo intenta sintentizar cómo funcionan (a través de los 6 vectores) y procurar que las organizaciones sean conscientes de estos elementos para que sean capaces de acelerar el proceso de cambio.
Entre los ejemplos que menciona se encuentran los laboratorios de innovación pública, de gobierno o de innovación ciudadana, que están operando en esos 6 vectores de forma muy productiva.
Otro ejemplo de aplicación del HIP fue el proyecto piloto “Frena la curva”, una plataforma que agrupó a 22 países, a más de 63 equipos interdiscplinares y 1.000 activistas digitales cooperando e innovando de manera paralela en medio de la crisis del COVID–19.
Cómo funciona
En el informe se incluye una herramienta de autodiagnóstico basada en Big Data, respondiendo preguntas simples para obtener como resumen un hexágono, que puede ser equilibrado o irregular, según los resultados.
“Sólo un hexágono balanceado es verdaderamente eficaz en crear un ecosistema de innovación y creatividad”, afirma el especialista.
“La herramienta también muestra lo que hay que mejorar y ofrece recomendaciones”.
“Este modelo tiene que aportar visión a los gestores políticos que tienen la capacidad de decidir si invierten o no en participación ciudadana, para decirles que la participación no es solo un mecanismo de legitimacion de políticas públicas”, reflexiona Oliván.
Por el contrario, explica, es una forma muy interesante de hacer mas eficiente y eficaz los recursos, “porque las políticas públicas participadas son mejores políticas”.
“Esto debiera ser nuestra línea de trabajo. Justificar que las políticas públicas participativas son mejores, ahorran más, generan más impacto, y no solo que son más legítimas”, aclara.
Desafíos para el futuro
“El sistema te permite conocer proyectos y buenas prácticas que están trabajando bien esos vectores y con ello hacer benchmaking”, continúa Oliván.
El HIP acaba de nacer en el contexto de la XXVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en Andorra en el primer semestre de 2021 y ha recibido mucha atención de distintas partes del mundo, dice.
Aunque, según Oliván, aún hay que enfrentar desafíos para convocar y conectar con la forma tradicional de trabajar.
“Queremos conectar con gente que quiere y se está abriendo desde dentro. Este modelo es una carta de navegación para ellos. Al menos un 10% de los equipos está en esta ruta y con ellos queremos contagiar al 80% restante y ya veremos con el 10% de los reactivos”.
Se espera que en octubre el HIP difunda los resultados y comparta la herramienta de autodiagnóstico. “La idea es que sean licencias abiertas y que se pueda clonar”, concluye Oliván.