La Gobernación de Antioquia, desde la Gerencia de Seguridad Alimentaria MANÁ, en Colombia, lleva 20 años implementando el proyecto de Huertas Familiares de Autoconsumo en el Departamento. Las huertas buscan que las familias logren una alimentación sana y mejoren su calidad de vida cultivando sus propios alimentos y, en un futuro, puedan mantenerse gracias a ellos. La iniciativa del Plan de Mejoramiento Alimenticio y Nutricional de Antioquía (MANÁ) ha sido considerado una estrategia intersectorial exitosa, que aborda necesidades prioritarias como el hambre y desnutrición de los menores.
El Gobierno de Panamá quiso que Colombia compartiera con ella su experiencia de cómo se han implementado políticas públicas encaminadas a garantizar la seguridad alimentaria, y los resultados positivos obtenidos, pero también querían saber “lecciones aprendidas de cosas que no funcionaron”, explica Jaime Alberto González Chedraui, enlace del proyecto entre ambos países. “El trabajo en Panamá, que está en proceso de implementación, consiste en poder llevar a cabo un piloto, donde Panamá pueda hacer una intervención orientada a niños con desnutrición, con un enfoque integral”, señala González. “Cualquier intervención en el campo nutricional requiere considerar las condiciones de la familia, las ambientales, las económicas y, por lo tanto, se requiere una oferta, mucho más allá de entregarle un complemento alimentario a los niños”, abunda el experto: “Debe haber un seguimiento nutricional”. Además, se requería mejorar las condiciones de acceso a los alimentos por parte de la familia. MANÁ compartió su experiencia con las huertas familiares en la que tomarían parte las mismas familias donde se había identificado menores desnutridos, de forma que pudieran aumentar la cantidad y la variedad de alimentos disponibles en el hogar.
«Cualquier intervención en el campo nutricional requiere una oferta, mucho más allá de entregarle un complemento alimentario a los niños”
Como parte de una política de Estado que aborda de manera integral el problema de la malnutrición en el país, el Gobierno Nacional de Panamá lanzó a primeros de septiembre, el programa piloto Fortalecimiento de Producción y Nutrición a Familias en el distrito de Cañazas, provincia de Veraguas, en alianza con el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), Ministerio de Salud (MINSA) y el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA). En esta primera etapa del proyecto, se beneficiarán 160 familias, según datos oficiales. La iniciativa no solo trata de proporcionar alimentos adecuados, sino también de educar y empoderar a las familias para que puedan tomar decisiones informadas sobre la nutrición de sus hijos.
A través de talleres educativos, sesiones informativas y recursos prácticos, se trabaja para asegurar que los niños y niñas reciban los nutrientes que necesitan para crecer, aprender y prosperar.
La iniciativa no solo trata de proporcionar alimentos adecuados, sino también de educar y empoderar a las familias
El objetivo es desarrollar acciones integrales con las familias de la provincia de Veraguas en condiciones de vulnerabilidad mediante el cultivo de las huertas familiares, fomentar buenas prácticas de alimentación saludable y dar apoyo nutricional. “Se busca lograr que niños y niñas logren un crecimiento y desarrollo integral”, incide el experto colombiano.
En Panamá los indicadores nutricionales infantiles demandan intervenciones prioritarias del Estado para que el derecho de niños y niñas a la alimentación se logre. Siguiendo el ejemplo de huertas familiares MANÁ de Antioquía, Panamá ha orientado sus esfuerzos a cubrir servicios y atenciones en el distrito de Cañazas, perteneciente a la provincia de Veraguas. El objetivo es corregir una pobreza multidimensional que convierte en pobreza extrema para un 43% de la población. En Cañazas hay 4.347 niños y niñas con edades comprendidas entre 0 y 9 años y, de estos, la mitad son menores de entre 0 y 4 años Además, el 17,1% de los menores tienen una talla baja moderada según el Instituto Gorgas 2019-MINSA.
“También les hablamos de la educación alimentaria y nutricional, que es tan importante como la entrega del alimento o como las huertas familiares”, señala el experto colombiano, que incide en que la importancia de la transformación de hábitos alimentarios hacia patrones más saludables.
«Les hablamos de la educación alimentaria y nutricional, que es tan importante como la entrega del alimento o como las huertas familiares», señala el experto colombiano.
Para ello pusieron a su disposición a técnicos con experiencia, y les explicaron lo que había funcionado y no en estas dos décadas de trabajo en Antioquía. Cuestionarios, formularios y variables y un sistema de información, normas y reglas que aplicar.
El experto pone el acento en que más que facilitarles sólo una experiencia puntual en campo, lo que comparten es la experiencia de tener un marco institucional muy sólido que “se fortaleció y se convirtió en política pública”. “Eso ha permitido que se mantenga el programa durante 20 años, cuando normalmente este tipo de intervenciones suelen durar mientras está el Gobierno de turno, no logran sobrevivir al cambio de administración”, advierte. “Pero cuando se convierte en política pública y muestra resultados debido al enfoque integral, a una investigación juiciosa, puedes llegar a compartir esos recursos”, según González.
Un modelo con múltiples beneficios
Las huertas familiares se cultivan desde la prehistoria en los aledaños del lugar que se habita y han jugado un rol primordial en asegurar el aprovisionamiento de los hogares, según la FAO. Proporcionan productos básicos a lo largo del año como plantas alimenticias, pescados, aves, frutos tubérculos y raíces que se pueden almacenar, productos forestales y de la cría animal. Además, generan ingresos a partir de la venta de los productos de la huerta y de productos transformados, lo cual contribuye al bienestar familiar. También sirven de apoyo a actividades importantes en el marco del desarrollo agrícola; ciertos insumos agrícolas provienen de las actividades de la huerta familiar, como la reproducción de plántulas, la cría y la estabulación de animales de tiro, la fabricación. Por eso contribuyen a reducir la pobreza; diversificar los ingresos y el empleo rural; mejorar el aprovisionamiento alimentario de la familia, en cantidad y en calidad; mejorar la condición femenina; mejorar la utilización del agua y de los deshechos en el hogar, pero también en la comunidad y reducir la presión sobre los recursos alimentarios silvestres contribuyendo a la preservación del medio ambiente.
Un perfecto ejemplo de una cooperacion fortalecida
El proyecto «Fortalecimiento de Producción y Nutrición a Familias en la Provincia de Veraguas» entre la Gerencia de seguridad alimentaria y nutricional de Antioquia – MANÁ y el Ministerio de Desarrollo Social de Panamá es parte del programa de cooperación 2022-2024 entre ambos países
Esta iniciativa reviste gran importancia en el marco de la Cooperación SUR-SUR, que se inspira en las condiciones y problemáticas similares entre los socios cooperantes, garantizando una relación entre pares con beneficios mutuos tomando los conocimientos, experiencias y buenas prácticas que tenga un país que lo posesione como referente técnico en la región. En este caso Colombia que ha demostrado avances significativos en materia de la implementación de políticas públicas dirigidas a primera infancia. Así mismo desde el Plan de mejoramiento alimentario y nutricional de Antioquia se ha evidenciado una implementación exitosa de esta estrategia intersectorial, para abordar las problemáticas de hambre y desnutrición de niños y niñas desde un enfoque comunitario.
La actividades desarrolladas hasta el momento han buscado fortalecer las capacidades institucionales para el desarrollo de acciones integrales para las familias de la Provincia de Veraguas, en Panamá.