Una nueva vida para Tamim

La llamada llegó una mañana de enero cuando Tamim estaba en casa con su familia. “Enhorabuena, vais a ser reasentados en Nueva Zelanda”, dijo al otro lado del teléfono la voz de un trabajador de la agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Tamim y los 17 miembros de su familia vivían encerrados en un apartamento de 65 metros cuadrados en Bangkok (Tailandia) desde que huyeron de la guerra en Siria en 2013. Estaban demasiado aterrorizados ante la posibilidad de ser arrestados como para salir del edificio a por comida o cuidados médicos. La familia permanecía escondida con unos visados que habían expirado hace tiempo, con la esperanza de ser reasentada en un tercer país.

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