Niños soldado, aún esa atrocidad

A veces, la forma en que un niño entra en un grupo armado no difiere mucho de cómo un joven entra en una pandilla. Basta una mezcla de varios ingredientes, como la falta de atención en la familia. Entonces, la integración en un grupo compensa la necesidad de pertenencia a un grupo humano cercano. Y, claro está, es necesario que la proliferación y aceptación de este tipo de grupos sea algo normal en la sociedad en que vive el menor.

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