Danzas desde el exilio

Que los jóvenes refugiados puedan aprender y expresarse mientras se encuentran en el exilio es un aspecto clave para su bienestar mental y físico. La prueba viviente de ello es Luwam, una joven eritrea que, antes de huir, llegó a ser el centro de atención de su país. Llegó a formar parte del equipo nacional de danza y bailó ante funcionarios del Gobierno y miles de civiles durante las celebraciones de la fiesta nacional. “La gente venía de diferentes pueblos y ciudades. Las grandes multitudes siempre se reunían allí. Solía realizar las danzas Tigray y Tigrinya para la multitud”, recuerda.

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