El acceso a la educación de calidad para todos es el cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible, pero uno de los más importantes para garantizar la equidad y el desarrollo profesional. En este sentido, Cuba lo ha tenido claro desde hace mucho tiempo, ya que es desde 1961 el primer país de América Latina libre de analfabetismo y, desde 2001, el creador de un método de alfabetización genuino.
Así se destaca en el Informe “Una década de Cooperación Sur-Sur en Iberoamérica”. «Yo sí puedo», que permite enseñar a leer y a escribir en un tiempo máximo de doce semanas, cuenta con más de 9 millones de beneficiarios entre personas con de entre quince y cien años.
Desarrollado desde el Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC) por un equipo dirigido por la pedagoga Leonela Relys y premiado en tres ocasiones por la UNESCO, este singular método de alfabetización basado en la lecto-escritura se ha puesto en marcha en veintiocho países de Iberoamérica y el Caribe.
Al ser un programa que se ha dado en cooperación a casi treinta países, Cuba ya tiene un procedimiento probado y estándar para esta etapa de formalización. Los costes son compartidos. Cuba pone parte de los recursos materiales, metodológicos y humanos y los receptores aportan costean lo relacionado con estancias, traslados, etc.
El método consiste en una cartilla de no más de cinco páginas en la que se combinan los números
y las letras para crear así la asociación entre lo conocido (los números que todos usan para sus
necesidades diarias) con lo desconocido (las letras). Está diseñado para adaptarlo a cualquier país, comunidad o idioma. De hecho, se ha traducido al francés o el inglés y también a lenguas indígenas como quechua, criollo, aymara o suajili, entre otras.
La efectividad del programa explica que algunos de los países inicialmente receptores hayan replicado la experiencia y se hayan convertido en oferentes de cooperación horizontal hacia otros países en desarrollo. Es el caso de Venezuela, donde se logró alfabetizar a un millón de personas en poco más de cinco meses.
El «Yo sí puedo» se complementa con otros programas: «Ya puedo leer», que busca consolidar el aprendizaje inicial y «Yo sí puedo seguir» que permite obtener una formación equivalente a la educación básica.
*Extracto de historias publicadas en el Libro de SEGIB “Una Década de Cooperación Sur-Sur en Iberoamérica”