Los países iberoamericanos están impulsando una hoja de ruta que guíe el compromiso de Iberoamérica por el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente, compromiso que fue renovado durante la última Conferencia Iberoamericana de Ministros y Ministras de Medio Ambiente.
En dicha Conferencia, los países abogaron por la recuperación progresiva de los sistemas productivos basados en la coexistencia de diferentes sistemas agrícolas sostenibles en busca de un modelo de producción y consumo que contribuya a la seguridad alimentaria y a la recuperación de conocimientos tradicionales.
Un caso de éxito de esto en la región iberoamericana es el que lidera el agrónomo argentino, Eduardo Cerdá, impulsor de la Agroecología en su país y en otros países como Uruguay, Brasil, España y Ecuador.
“La agroecología es una ciencia que te enseña a comprender los procesos que tienen que ver con la vida. Con la biología, con las relaciones de las cosas vivas y que básicamente tiene que ver con la salud”, afirma Cerdá.
Desde finales de los 90, el profesional promueve, educa, y construye redes para que haya mayor cantidad de productores agroecológicos y más responsabilidad en el consumo.
Comenzó con un campo llamado la Aurora en la provincia de Buenos Aires, allí probó técnicas agroecológicas y se convirtió en un caso testigo. Su trabajo fue reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), como uno de los establecimientos modelo en el mundo.
Expansión territorial y nueva institucionalidad
Desde entonces la demanda para trabajar de esta manera creció tanto que creó la Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología (Renama), una organización de base que aglutina, asesora y sistematiza información a 30 municipios, tanto en Argentina como en Uruguay.
“El modelo fue pedido en Brasil. Y participé en la ley nacional de Agroecología en Uruguay y de esta manera se van construyendo saberes”, explica Cerdá.
En Binéfar, España, armó junto a productores y otros profesionales, el proyecto “Con los pies en el suelo”.
Además, trabaja con universidades, escuelas, organismos regionales y nacionales, productores, ferias, entre otros.
Los cambios llevan su tiempo. Son todos proyectos con los cuales vamos generando experiencias para que en otras áreas también sean posibles
“Los cambios llevan su tiempo. Son todos proyectos con los cuales vamos generando experiencias para que en otras áreas también sean posibles”, explica.
Asegura que aunque hay que convivir con otras miradas, “debemos construir ciudades que pidan cada vez más agroecología. Más alimentos sanos, más comunidad”.
Con su trabajo, Argentina se transformó en el primer país de Latinoamérica en tener una dirección de Agroecología, que está a su cargo.
“Es muy importante porque quiere decir que la Agroecología existe para el Estado”, afirma.
Cambios en el consumo de alimentos
La crisis actual ha manifestado una tendencia creciente al cuidado de la salud, entre las que alimentarse bien es una preocupación para gran parte de la población, como el hecho de evitar las compras de alimentos con ingredientes que muchas veces no se conoce la procedencia de los mismos.
Por eso Cerdá trabaja junto a los docentes de escuelas, con orientación agrotécnicas, para que los niños y niñas se alimenten de manera saludable. Y sepan producir este tipo de alimentos.
“Los productos de cercanías evitan los traslados. Son productos frescos, sanos y seguros” explica. Pero a la vez, se produce una economía circular entre productores y las comunidades.
Los alimentos no deberían tener sustancias tóxicas. ¿Que nos pasó como sociedad que estamos consumiendo eso?
Por eso, remarca que la Agroecología rescata el cambio de paradigma. Porque “o se toma conciencia y se avanza en cambios sociales o estamos en peligro”.
Recalca que los alimentos no deberían tener sustancias tóxicas. “¿Que nos pasó como sociedad que estamos consumiendo eso?”, se plantea.
El especialista opina que “se cree que es necesario usar fertilizantes y herbicidas para producir más, pero para algo que cada vez alimenta menos”. Sostiene que, en realidad, todo lo que se ha mejorado no tiene que ver con el alimento en sí, sino con el rendimiento productivo.