Enfrentar la crisis climática requiere profundos cambios sociales, económicos, de consumo y de estilo de vida para evitar los impactos negativos, que ya estamos viviendo, aquí y ahora.
Hoy enfrentamos una emergencia climática, pero no es tarde para evitar sus peores efectos e intentar no rebasar el objetivo de 1,5ºC de incremento de la temperatura media del planeta respecto a los niveles preindustriales.
El papel de las ciudades
Las ciudades juegan un papel clave en la lucha contra la emergencia climática por su gran peso en el consumo de energía. Aunque ocupen solo el 3% de la superficie habitable del planeta, según cifras de la ONU, entre el 60% y el 80% del consumo de energía y el 75% de las emisiones de carbono se originan en las ciudades.
En España, casi el 80% de la población vive en ciudades de más de 10.000 habitantes que desde hace tiempo sienten los efectos del cambio climático en forma de inundaciones, olas de calor o sequías. Por eso, cada décima de grado cuenta para reducir los riesgos sobre la salud de las personas y el sufrimiento de las sociedades.
Desde las ciudades tenemos la responsabilidad de actuar a través de políticas valientes de descarbonización y una gestión municipal decidida de mitigación (reducción de la emisión de gases de efecto invernadero) y de adaptación a los impactos del cambio climático.
La experiencia de Zaragoza
La herramienta estratégica de la ciudad de Zaragoza hasta 2030 para la acción frente a la crisis climática, la mejora de la calidad del aire y la protección y promoción de la salud de nuestra ciudadanía es la Estrategia de Cambio Climático, Calidad del Aire y Salud de Zaragoza, ECAZ 3.0, aprobada en abril de 2019.
Para conseguir sus objetivos la ECAZ 3.0 se despliega en torno a 4 ejes de actuación, que se amplían en planes de acción específicos: diseño urbano, servicios municipales, movilidad sostenible e industria y otros sectores.
En lo que a eficiencia energética se refiere, la ciudad tiene el objetivo reducir un 40% las emisiones totales de CO2 en los sectores de acción directa municipal, como movilidad, residencial, servicios públicos e institucional y gestión de residuos.
Transporte público y movilidad sostenible
Una importante línea de acción dentro de la estrategia tiene que ver con la movilidad sostenible y el transporte público urbano. Se han destinado 30,6 millones de euros de los Fondos Europeos a la renovación de la flota de autobuses, con la compra de 68 nuevas unidades, 100% eléctricas, y para la adquisición de dos nuevas unidades de tranvía que se sumarán a los 21 que actualmente prestan servicio, fabricadas por CAF en Zaragoza.
La compañía Avanza, perteneciente a Mobility ADO, en colaboración con el Ayuntamiento de Zaragoza, liderará el mayor proyecto de I+D del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) que busca el desarrollo del vehículo eléctrico y conectado. El plan tendrá una duración de dos años y busca descarbonizar, digitalizar y automatizar el transporte urbano con autobuses cero emisiones.
Para que la movilidad eléctrica forme parte de la solución a los problemas ambientales, las recargas tienen que realizarse con electricidad renovable. En Zaragoza, la movilidad eléctrica se implantó de la mano de la línea 1 del tranvía. Hoy también podemos ver por nuestras calles autobuses y taxis que se mueven con electricidad, así como patinetes, motos y coches, algunos de movilidad compartida y otros privados.
Autosuficiencia energética
Queremos dar un paso más, iniciando un estudio serio y profundo de las posibilidades, y también de los retos y de las dificultades que, una ciudad como Zaragoza y su espacio metropolitano tiene ante sí para trabajar hacia un horizonte de autosuficiencia energética.
Zaragoza reúne las condiciones para diseñar ese futuro energético, en el que se cumplan los objetivos de emisiones cero, así como no perder la oportunidad de disponer de una energía limpia, cercana y de control público.
Se trata de uno de los términos municipales más extensos de España, en un entorno en el que la producción de energía eólica, fotovoltaica e hidroeléctrica es ya una experiencia de éxito, en donde se han constituido empresas, organizadas en el cluster de la Energía, así como institutos tecnológicos especializados.
En un futuro inmediato, el desafío es determinar las posibilidades que tendría Zaragoza y su entorno metropolitano para la creación de fuentes de energía limpia que puedan ser aplicadas directamente para su consumo.