La transformación de los sistemas agroalimentarios es esencial para garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición y contribuir al desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe.
Si bien las últimas décadas han estado marcadas por importantes esfuerzos de los países para alcanzar progresos en la erradicación de la pobreza, el hambre y la malnutrición en todas sus formas, la situación actual nos exige avanzar aceleradamente.
América Latina y el Caribe produce alimentos para más de 1.300 millones de personas, es decir, el doble de su población, sin embargo, aún persisten grandes desigualdades en el acceso a los mismos.
La desigualdad de ingresos en la región, superior a otras regiones, las consecuencias de la pandemia por COVID-19, la crisis climática, la guerra en Ucrania y la crisis económica global han impactado de forma profunda en la seguridad alimentaria y la nutrición.
En 2021, la región registró la prevalencia de hambre más alta desde 2006, afectando al 8,6% de la población, es decir a 56,5 millones de personas. La inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021 alcanzó al 40,6% de la población, 268 millones de personas, superando el promedio mundial.
Por otro lado, 131 millones de personas no pueden acceder a una dieta saludable. América Latina y el Caribe registra el costo más alto de una dieta saludable en comparación con el resto de las regiones del mundo, con un valor de 3,89 dólares por persona al día.
América Latina y el Caribe produce alimentos para más de 1.300 millones de personas, que es el doble de su población. Pese a ello, aún persisten grandes desigualdades en el acceso a estos alimentos.
En este contexto, las medidas y políticas orientadas a reducir las desigualdades que incluyan a las poblaciones más vulnerables son más relevantes que nunca. El diseño e implementación de políticas públicas pueden resultar muy efectivas cuando se aborda de manera integral las necesidades de productores y productoras, del comercio y los mercados de alimentos y de los consumidores y consumidoras. Por ejemplo:
- Programas de apoyo a productores a pequeña escala y agricultores y agricultoras familiares para la diversificación y producción de alimentos nutritivos y su vinculación con los sistemas de compras públicas.
- Acciones para facilitar la comercialización y la transparencia de los mercados que incluyan un permanente acceso e intercambio de información, el monitoreo de los precios y el uso de plataformas digitales.
- Medidas para el fortalecimiento de sistemas de protección social sensibles a la nutrición como los programas de alimentación escolar que incluyen menús adecuados y la participación comunitaria; que apoyen el acceso a alimentos nutritivos y marcos institucionales que generen entornos alimentarios saludables, la reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos y el consumo responsable.
Hoy estamos ante un momento decisivo a nivel regional que requiere consensos y un intercambio abierto de experiencias para responder a los actuales desafíos.
Desde la FAO, reconocemos los avances y prioridades revisados durante la XI Conferencia Iberoamericana de Ministras y Ministros de Agricultura en abril de 2022, la cual resaltó la importancia de la seguridad alimentaria y la nutrición, la producción sostenible, la resiliencia y agroecología y el desafío del comercio internacional de alimentos.
En este escenario, la próxima Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno constituirá, sin duda, una extraordinaria oportunidad de apoyar y fomentar los acuerdos regionales necesarios para impulsar soluciones innovadoras y coordinadas que nos permitan alcanzar la transformación de los sistemas agroalimentarios.
La próxima Cumbre Iberoamericana es una oportunidad de apoyar y fomentar acuerdos regionales para impulsar soluciones innovadoras y coordinadas para la transformación de los sistemas agroalimentarios.
Por otra parte, la reciente VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos Caribeños (CELAC), que tuvo lugar en enero de 2023, concluyó con una declaración de los 33 Estados miembros que establece la actualización, al nuevo contexto internacional, del Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la CELAC 2015 – 2025. Una decisión que refuerza el compromiso regional para garantizar la seguridad alimentaria de la población.
La FAO reafirma su disposición de brindar asistencia técnica y trabajar junto a los gobiernos, otros socios e instancias de cooperación en la implementación de acciones que nos permitan avanzar en la transformación de los sistemas agroalimentarios para que sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, contribuyendo al cumplimiento de los objetivos mundiales planteados en la Agenda 2030.