Las tierras amerindias siempre han sido transitadas por personas de hablas diferentes, por considerarse espacios habitados por múltiples idiomas. Actualmente, algunas personas hablan una sola lengua, pero para otras la cotidianidad discurre en dos, tres o incluso más idiomas.
En América Latina todavía se hablan más de 500 lenguas indígenas junto a por lo menos otras cinco de origen europeo: castellano, portugués, inglés, francés y neerlandés, producto de la migración desde distintos continentes.
El 2019, Año Internacional de las Lenguas Indígenas, ofreció una ocasión propicia para llamar la atención sobre la delicada situación que atraviesan estas lenguas.
Múltiples acciones se llevaron a cabo para imaginar estrategias de salvaguarda, promoción y uso de todas las lenguas indígenas y particularmente de aquellas en serio riesgo de silenciamiento, resultante de la interrupción de la transmisión intergeneracional.
Si bien esto afecta a todas las lenguas indígenas, un tercio de ellas ven amenazada su continuidad.
“La falta de transmisión intergeneracional afecta a todas las lenguas indígenas en Latinoamérica. Un tercio de ellas ven amenazada su continuidad”
Toma de conciencia
Los líderes indígenas, sus organizaciones y las propias comunidades de hablantes han tomado conciencia del peligro que se cierne sobre sus idiomas y, con apoyo de académicos, organizaciones de la sociedad civil y gobiernos, han emprendido acciones destinadas a recuperar y revitalizar el uso de sus idiomas patrimoniales.
De hecho, la revitalización idiomática forma parte de las agendas comunitarias, nacionales e incluso globales. Y es que una eventual pérdida de la diversidad lingüística del mundo nos conduciría a un empobrecimiento generalizado también en términos de conocimientos, saberes, valores, visiones del mundo y formas de vida.
Pocas veces tomamos conciencia de que un idioma indígena es mucho más que una herramienta de comunicación; es también el medio a través del cual se construyen y transmiten, oralmente, conocimientos de índole diversa.
En tiempos de acelerado cambio climático urge recuperar los conocimientos y las prácticas indígenas, producto de la convivencia sostenible con la naturaleza, para aprender a mitigar esta situación que compromete nuestro futuro.
Ahora que las Naciones Unidas proclaman el Decenio de las Lenguas Indígenas (2022-2032), a la comunidad iberoamericana le compete hacer evidente su compromiso con la preservación y el desarrollo de la diversidad lingüística como una de las riquezas que atesora y que contribuye a la consolidación de la democracia y a la convivencia entre diferentes.