De las 7.967 iniciativas de Cooperación Sur-Sur y Triangular realizadas en Iberoamérica durante los últimos 20 años, solo 96 corresponden a proyectos, programas o acciones para y/o con pueblos indígenas, lo que supone apenas un 1.2% de todos los intercambios en estas modalidades de cooperación.
Se trata de un dato elocuente que revela la escasa cooperación en estas modalidades para y con los pueblos indígenas, cuyo aporte para el desarrollo sostenible de nuestros países tiene aún mucho potencial de crecimiento.
Tan llamativo como la escasa Cooperación Sur-Sur y Triangular es también la reducida participación de organizaciones indígenas entre los actores de la cooperación registrados en el Sistema Integrado de Datos de Iberoamérica sobre Cooperación Sur-Sur y Triangular (SIDICSS).
Apenas el 1,2% de las iniciativas de Cooperación Sur Sur y Triangular registradas en las últimas dos décadas han sido para o con pueblos indígenas y en ninguna de ellas figuran instituciones u organizaciones indígenas.
Estos son algunos de los resultados recogidos en el estudio “Cooperación Sur-Sur y Triangular y Pueblos Indígenas en Iberoamérica”, que realicé por encargo de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), en el marco de la alianza con la Unión Europea como parte del proyecto “Una Cooperación Triangular Innovadora para una nueva Agenda de Desarrollo”.
Este estudio busca contribuir a la construcción de estrategias innovadoras y cursos de acción para una Cooperación Sur-Sur y Triangular con los pueblos indígenas y lograr que estas modalidades de cooperación ganen espacio en las definiciones de política pública en los países iberoamericanos y que lo hagan con una dirección y horizonte estratégico que se resume en “no dejar a nadie atrás”.
El potencial del ‘saber indígena’
Es importante ser conscientes del enorme potencial que representan los conocimientos y saberes que hoy están disponibles entre los más de 800 pueblos indígenas que habitan en América Latina y El Caribe, integrados por más de 58 millones de personas. Para Iberoamérica, esta diversidad cultural es una reserva de capacidades que aún estamos muy lejos de integrar a la visión de desarrollo sostenible. Esto es al mismo tiempo un desafío como una oportunidad.
Estoy convencido de que una de las grandes asignaturas pendientes de la cooperación para y con los pueblos indígenas es generar condiciones para que ese amplísimo reservorio de capacidades, conocimientos, saberes, experiencias, visiones de mundo, culturas y recursos que los pueblos indígenas poseen puedan ser también puestas al servicio de los desafíos regionales y globales que nos permitan ofrecer respuestas y alternativas a las grandes encrucijadas de nuestra época.
Muy bien lo decía el coordinador general de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), José Gregorio Mirabal: “ya no queremos ser beneficiarios, queremos ser socios”.
No menos importante que lo anterior es el hecho de que, aunque existe un amplio reconocimiento institucional y normativo de los derechos de los pueblos indígenas en nuestra región, todavía queda mucho que hacer para que el pleno ejercicio y goce de estos derechos sea una realidad.
Estamos ante el desafío de convertir en hechos los derechos de los pueblos indígenas reconocidos en el papel
Representantes de los gobiernos iberoamericanos y de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe, reunidos en Guatemala hace poco más de cuatro años acordaron el Plan de Acción de Iberoamérica para la Implementación de los Derechos de los Pueblos Indígenas, que a su vez fue respaldado por la XXVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en 2018.
Es la primera vez en la historia de las Cumbres Iberoamericanas que se logra consensuar una hoja de ruta de semejantes características entre gobiernos y pueblos indígenas, y a pesar de no ser de carácter vinculante, este plan de acción puede convertirse en un punto de partida para impulsar procesos e iniciativas de cooperación hacia y con los pueblos indígenas, en concreto a través de la modalidad de cooperación Sur-Sur y Triangular.
Tareas prioritarias
¿Qué aporte puede realizarse desde la Cooperación Sur-Sur y Triangular para el intercambio de capacidades y la consolidación de mejoras institucionales en los países iberoamericanos para una plena implementación de los derechos de los pueblos indígenas?
Iberoamérica tiene hoy la oportunidad de abonar el terreno para un incremento significativo de los intercambios de capacidades, saberes y oportunidades de mejora mediante la Cooperación Sur-Sur y Triangular entre países iberoamericanos, países del norte, organismos internacionales de todo tipo y los diferentes pueblos indígenas de la región.
Para logarlo, una primera lista de desafíos pendientes podría ser la siguiente.
- Introducir mejoras y adecuaciones a los actuales marcos de cooperación entre los países de la comunidad iberoamericana, y entre éstos y los organismos internacionales (incluidos los marcos de acuerdo del Sistema de Naciones Unidas y las hojas de ruta de la UE en cada país) para que contemplen las cuestiones del interés de los pueblos indígenas y admitan entre sus modalidades de trabajo conjunto las iniciativas de Cooperación Sur-Sur y Triangular para dar cuenta de ellas.
- Avanzar en la adopción de acuerdos sobre directrices de política para que las instituciones públicas de nuestros países conduzcan sus actuaciones en el ámbito de la Cooperación Sur-Sur y Triangular y las cuestiones del interés de los pueblos indígenas.
- Mejorar e incrementar el hoy exiguo arsenal instrumental de apoyo a procesos e iniciativas de Cooperación Sur-Sur y Triangular para y/o con pueblos indígenas.
- Impulsar adecuaciones y mejoras en las estrategias y definiciones programáticas en una muy diversa constelación de organizaciones internacionales, entre las que el estudio no encontró ni una sola línea de acción, programa o instrumentos específicos de apoyo a la Cooperación Sur-Sur y Triangular para y/o con pueblos indígenas.
- Sistematizar y hacer disponible por múltiples medios información sobre la oferta de capacidades y oportunidades de cooperación en este ámbito.
- Incrementar de manera crítica la hasta hoy limitada participación de los pueblos, comunidades y/o poblaciones indígenas en la ideación, diseño, implementación, seguimiento y evaluación de las iniciativas de Cooperación Sur-Sur y Triangular que les estén especialmente dirigidas o que conciernan, afecten y/o tengan el potencial de afectar, positiva o negativamente, sus intereses y derechos.
- Asumir, de una vez, una forma de concebir a los pueblos indígenas como actores legítimos, investidos de capacidad y derecho para representarse a sí mismos en los procesos de diálogo político-técnico conducentes a la adopción de decisiones sobre la Cooperación Sur-Sur y Triangular que les esté dirigida, ya no simplemente como grupos vulnerables, carenciados, beneficiarios y receptores de bienes y servicios, enfoque predominante en los esquemas tradicionales de cooperación norte-sur, sino como sujetos de derechos, como pueblos en toda su dignidad y, en esa calidad, como actores concurrentes de los procesos de partenariado y Cooperación Sur-Sur y Triangular.
El Plan de Acción para la Implementación de los Derechos de los Pueblos Indígenas es una hoja de ruta acordada entre gobiernos y pueblos indígenas para lograr que sus derechos efectivamente se conviertan en hechos
La Tercera Reunión de Altas Autoridades de Iberoamérica para Pueblos Indígenas, que se realizará dentro de pocas semanas será un escenario propicio para que autoridades gubernamentales y representantes indígenas evalúen los avances en la ejecución del Plan de Acción para la Implementación de los Derechos de los Pueblos Indígenas y adopten nuevos acuerdos y compromisos sobre prioridades, metas y cursos de acción para el cumplimiento de sus objetivos.
Esta puede ser una buena ocasión para dar impulso a renovados compromisos que permitan optimizar el uso e intercambio de los recursos, capacidades, saberes y prácticas hoy disponibles entre los Pueblos Indígenas, los Gobiernos y otros actores interesados, para avanzar en la consecución de esta agenda estratégica.