Vivimos un auge de las empresas con propósito, aquellas que no solo priorizan los beneficios económicos, sino que también buscan causar un impacto positivo en la sociedad. Desde los ámbitos público y privado, presenciamos una aceleración de la transformación hacia la sostenibilidad como un tren imparable que avanza a gran velocidad. Podría afirmarse que este cambio en la búsqueda colectiva de soluciones a los grandes problemas globales, como la desigualdad extrema o el cambio climático constituye la gran transformación social de nuestro tiempo.
Esta transformación en el mundo organizativo viene impulsada por cinco fuerzas motoras:
- Las exigencias de inversores y analistas financieros que reclaman aportación de valor a todos los grupos de interés, y no solo maximizar beneficios para los accionistas.
- El consumo. Somos consumidores empoderados que disponemos, gracias a internet, de mucha información sobre las empresas y las marcas, y esperamos más responsabilidad por su parte.
- Los equipos internos, que reclaman más compromiso social y medioambiental por parte de sus empleadores. Lo que supone un gran reto para la atracción y la fidelización del talento.
- Las recientes y más estrictas regulaciones, sobre todo en Europa, región que quiere liderar la transición hacia un futuro sostenible, y para conseguirlo ha decidido apoyarse en un amplio marco normativo de obligado cumplimiento para las empresas.
- Y por último, y no menos importante, la histórica y continua presión social de los movimientos cívicos, de la opinión pública y de figuras jóvenes muy influyentes como el activista climático colombiano de 13 años, Francisco Vera Manzanares.
La búsqueda colectiva de soluciones a los grandes problemas globales como la desigualdad extrema o el cambio climático es la gran transformación social de nuestro tiempo.
Nuevos liderazgos, nuevos perfiles
Aunque la concienciación existe, falta generar un impacto global a escala y desarrollar con agilidad las habilidades necesarias para liderar esa transformación hacia la sostenibilidad.
En 2021 la escuela de negocios EADA, junto con la consultora Both, people and comms, publicaron el estudio Leaders4good en el que se concluía que solo el 30% de las personas directivas en España alcanzaban el nivel de madurez en sostenibilidad.
El informe constataba que las personas directivas que tienen una mayor valoración en comportamientos sostenibles, además de tener una alta motivación, también dominan tres competencias clave: la empatía, el liderazgo y la capacidad ejecución (llevar a la práctica la estrategia movilizando a todas las personas de la organización).
Además de la motivación y las competencias, la investigación concluía que el apoyo de la organización tiene un efecto directo en un mayor liderazgo sostenible.
Así pues, son muchos los desafíos a nivel colectivo y personal para transitar hacia sociedades más justas e igualitarias, y menos tóxicas y extractivas en su relación con la naturaleza.
La tendencia está siendo integrar en las organizaciones más cargos de responsabilidad con formaciones específicas en temas de sostenibilidad o con experiencia en ámbitos sociales. Personas directivas que empiezan a tener mayor influencia en los comités de dirección, y que se esfuerzan por lograr una mejor coordinación estratégica con las áreas de comunicación para comunicar sobre la base de evidencias de impacto y no solo de aspiraciones. Medición, más transparencia para generar confianza y alejarse de prácticas como el greenwashing.
Las organizaciones están integrando más cargos de responsabilidad con formaciones específicas en temas de sostenibilidad o con experiencia en ámbitos sociales.
Cambio de paradigma laboral
En este contexto de transformación los modelos de liderazgo también están evolucionando. A continuación, comparto los elementos más significativos en este cambio de paradigma del mundo laboral que redefine el papel de las personas directivas dentro de las organizaciones:
- De máxima rentabilidad a propósito compartido. Economistas y líderes empresariales entienden hoy el beneficio económico como el resultado, no como el fin último de una empresa. Esta nueva visión amplía la responsabilidad de la empresa ante todos los grupos de interés.
- De jerarquía a red. Distribución del poder, procesos de toma de decisión descentralizados, generación de alianzas y redes colaborativas, creación de equipos autoorganizados y personas empoderadas, como ejemplifica Frederic Laloux en su libro “Reinventing organizations”.
- De controlar a motivar. De la excesiva supervisión de tareas y control de los procesos a la confianza en las capacidades del equipo. Un liderazgo inspirador al servicio de su equipo, buscando que cada persona se convierta en la mejor versión de sí misma. Un liderazgo inclusivo que fomenta la diversidad y la inclusión al interior de las organizaciones porque sabe que genera bienestar y contribuye a la innovación. Liderar desde el ejemplo, con un propósito que aspire al bien común. Inspirar acción y entusiasmo, compartiendo una visión ilusionante.
- De planificar a iterar. De la devoción al Gantt chart como herramienta infalible en la gestión de proyectos, a una filosofía Agile en la que la entrega de valor se da de manera continua mejorando sobre la base del feedback. El nuevo paradigma nos invita a contemplar en la ecuación el aprendizaje individual y el diálogo externo para la mejora de los procesos.
- De opacidad a transparencia. En la nueva economía de los datos y de la competencia por nuestra atención, la información sigue siendo poder. Quienes ganan más aceptación social son aquellos que comparten la información para crecer en comunidad, y quienes aprovechan los beneficios de la vida digital para poner a disposición de clientes y ciudadanos datos veraces para tomar decisiones informadas. Cada líder tiene hoy un papel fundamental para luchar contra la desinformación y la polarización, provocada en buena medida por las plataformas de redes sociales que se nutren y se lucran de contenido escandaloso e inflamatorio, contenido que se comparte con más facilidad y velocidad.
El papel del liderazgo en estos tiempos ansiosos de cambios rápidos se ha complejizado. Necesitamos, más que nunca, liderar con valores, entrenar la resiliencia y desarrollar la empatía para conectar con las personas; para ayudar a que las organizaciones evolucionen y asuman su responsabilidad en la búsqueda de soluciones a los grandes retos globales.