“¿Sería posible encontrar un modelo iberoamericano donde nos comprometamos con el fenómeno migratorio, disminuyendo brechas sociales y protegiendo a las personas y, en definitiva, enfrentando juntos este contexto con un verdadera cooperación para el desarrollo?”
Es la pregunta que Lucia Maquieira Caeiro, experta en migraciones, dejaba abierta en su último artículo publicado en este mismo portal “Unidos por las migraciones”.
La respuesta puede acoger diferentes vertientes. A priori, el espacio iberoamericano representa una oportunidad, para pensar el abordaje de los asuntos migratorios, en el contexto de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.
Conocida es la historia migratoria en Iberoamérica y el patrón reciente que la migración ha adquirido, donde se recogen elementos como: feminización de la migración; regionalización de la migración; y “nuevos migrantes regionales”.
¿Que tiene Iberoamérica que le permitiría abordar de mejor manera el desafío común de las migraciones?
Son diversos los espacios de integración regional que han abordado la cuestión migratoria; diferentes programas de socios cooperantes han tratado de generar instrumentos que permitan una aproximación a dicha cuestión.
Ejemplo de ello es el Programa iberoamericano IBER – Rutas que, a través de convocatorias y articulación con otros cooperantes (OIM, la Academia, etc), han tratado de abordar y dar visibilidad a dichos asuntos; como así también los mecanismos y avances normativos que se registran en el espacio de Mercosur con el denominado “Acuerdo de Residencias y derechos de los migrantes” en colaboración de los países socios con la OIM; o el aporte que, desde la generación de conocimiento, ha realizado la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL).
Asimismo, a tres años de la aprobación de la Agenda 2030, la comunidad internacional sigue pensando y reforzando la necesidad de generar alianzas innovadoras que permitan abordar problemas globales con posibles soluciones locales.
Lo concreto es que, si bien en el proceso de debate Agenda Post 2015 las cuestiones migratorias estaban siendo consideradas, hoy requieren de una mayor atención e inclusión en los asuntos de desarrollo.
Siguiendo con lo planteado por Maquieira, otra pregunta de reflexión para el espacio iberoamericano es: ¿Que tiene Iberoamérica que le permitiría abordar de mejor manera el desafío común de las migraciones? La cultura y su acervo.
Si bien tal dimensión aparece reflejada en algunas metas concretas de los ODS, no aparece como una dimensión transversal. No se refleja que ella sea entendida como un “bien” que pueda contribuir al desarrollo, y en ello Iberoamérica tiene un camino andado.
Desde los aciertos y los errores, el espacio tiene una ventaja comparativa en cuanto a abordaje de las migraciones y el acervo cultural común.
Desde la academia al momento de reflexionar sobre asuntos migratorios, son varios los conceptos que giran en torno a éste; como así también las dimensiones, implicancias, desafíos y oportunidades tanto para la propia comunidad migrante, como para los países receptores de dichos flujos. Destaca en dicho ejercicio, la necesidad de cambiar el paradigma actual con el que se aborda las migraciones. El cambio es cultural.
A decir de Pizarro (CEPAL; 2013; 18) “la migración no es un único viaje sino que tiende a hacerse parte integral de la vida del migrante. Se vuelve cada vez más difícil clasificar a los países como de origen o destino: muchas veces son ambos casos, pues es frecuente que muchos migrantes retornen o se transformen en transmigrantes. La metáfora de los espacios sociales transnacionales amplía el campo de los estudios migratorios al incluir la circulación de ideas, símbolos y material cultural, y no solamente el movimiento de personas”.
En esta misma línea, Canales. A y Zlolkniski plantearon otras dimensiones para el abordaje de la migración, más allá de la noción de migración temporal o migración circular, esto es “A diferencia de la migración temporal, la transmigración no define una situación transitoria, sino este surgimiento de espacios plurilocales y de comunidades donde, además, la condición de migrante se transforma por completo”
En función de lo anterior, ¿Es viable, para el espacio Iberoamericano, plantearse abordar las cuestiones migratorias desde la noción de transmigración cultural? ¿Qué valor agregado, implicaría ello en el marco de la Agenda 2030? ¿Cómo se beneficiaría Iberoamérica de lo anterior?.
fortalecer los espacios de diálogo y cooperación en la materia y trabajar en una hoja de ruta flexible, puede permitir identificar las oportunidades y retos y promover acciones prácticas
La región, como se ha dicho, tiene un camino andado, y en tal sentido, algunas de las recomendaciones a modo de respuesta a las cuestiones previas, pasarían por: generar, desde el propio espacio Iberoamericano el intercambio de experiencias y saberes y trayectorias de abordaje, contribuyéndose así a la construcción de un “modelo” iberoamericano que permitirá hacer frente al desafío global:
– fortaleciéndose así el espacio de cohesión social;
– Generando nuevas alianzas con socios estratégicos del Sistema de las Naciones Unidas con mandato específico, como el caso de la OIM y de la CEPAL, orientado a fortalecer aquellos intercambios, a través de la Cooperación Sur – Sur,
– favoreciendo ello un posicionamiento regional consolidado hacia el Pacto Global de las Migraciones; y
– derivando en un fortalecimiento del espacio cultural iberoamericano para la circulación de ideas, símbolos y material cultural propio de la región;
– hacer de la región un modelo de abordaje integral que pone a las personas en el centro del desarrollo sostenible;
En tal sentido, el Foro sobre Migración y Desarrollo, representa una oportunidad para germinar la necesaria noción de abordaje de la migración desde un paradigma que vaya más allá del esquema bipolar, esto es, promover la reflexión sobre la transmigración cultural como un enfoque más apropiado para la realidad iberoamericana.
Crear y fortalecer los espacios de diálogo y cooperación en la materia y trabajar en una hoja de ruta flexible, puede permitir identificar las oportunidades y retos y promover acciones prácticas a nivel nacional, regional y mundial.