La Secretaria General Iberoamericana (SEGIB) es un organismo internacional conocido por ser el articulador principal de las Cumbres de Jefes y Jefas de Estado y Gobierno que periódicamente reúnen a los mandatarios de los 22 países de habla española y portuguesa de América Latina y de la península ibérica. Este sistema iberoamericano fue puesto en marcha hace más de 30 años, en 1991, y desde ese momento fue también motor de programas de cooperación que hoy constituyen uno de sus valores principales.
La Cooperación Iberoamericana (CI) se realiza a través de dos canales principales. Por un lado, la propia SEGIB desarrolla actividades que dan cumplimiento a los mandatos recibidos de los países en las Cumbres. Pero junto a ella actúan los denominados «Programas, Iniciativas y Proyectos Adscritos» (PIPA), instrumentos de cooperación con características propias que les convierten en mecanismos especialmente eficaces para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los Programas e Iniciativas tienen carácter intergubernamental y están conformados por las máximas autoridades sectoriales (de discapacidad, salud, cultura o lo que corresponda) de los países que se adhieren a ellos voluntariamente. Los Proyectos Adscritos son actuaciones de cooperación impulsadas por organizaciones de la sociedad civil que dan valor añadido a la Cooperación Iberoamericana. Existen hoy 30 PIPA activos, de los que 21 son Programas, 4 Iniciativas y 5 Proyectos Adscritos. Estos PIPA tienen carácter transversal (género o fortalecimiento municipal) o trabajan en el ámbito de la cohesión social (personas con discapacidad, adultos mayores o poblaciones indígenas), del conocimiento (investigación científica o propiedad industrial) y la cultura (música, cine, archivos, bibliotecas, museos…).
Entre esas características propias que convierte a los PIPA en mecanismos especialmente válidos para avanzar en la consecución de la Agenda 2030 es imprescindible destacar su carácter horizontal y su compromiso real con el objetivo de no dejar a nadie atrás. Los PIPA se financian básicamente con aportaciones de los países que voluntariamente deciden participar en ellos. Con independencia de lo que aporte cada uno, las decisiones se toman por consenso y los beneficios llegan a todos por igual o, en todo caso, revierten en mayor medida en aquellos que tienen una peor situación. En el Programa de Alfabetización de Adultos, por ejemplo, los recursos fluyen hacia los países con tasas de analfabetismo más altas, que reciben apoyo técnico y financiero para la aplicación de programas efectivos en este ámbito.
Por otro lado, el carácter intergubernamental de los Programas e Iniciativas hace posible trabajar desde las políticas públicas, el mejor instrumento para promover el desarrollo y llegar a todos los ciudadanos. Constituye un buen ejemplo de esto la firma del Convenio Multilateral Iberoamericano de Seguridad Social, promovido por una Iniciativa que se disolvió al alcanzar su objetivo. Este convenio protege los derechos de las personas trabajadoras migrantes que, en el momento de su jubilación, reciben una pensión pagada de forma proporcional a los años trabajados por los estados en los que ha desarrollado su vida profesional. El Convenio implicó que los 14 países que lo han ratificado cambiaran sus leyes y firmaran un acuerdo internacional. Pocos instrumentos de cooperación permiten el diseño y aplicación de políticas públicas que defienden derechos básicos de la ciudadanía, un rasgo distintivo especial de la Cooperación Iberoamericana.
El Convenio de Seguridad social nos muestra también otra de las ventajas de la Cooperación Iberoamericana, su carácter regional, que favorece la solución de problemas transnacionales como pueden ser las enfermedades. En este terreno, la Iniciativa contra el Chagas congénito está fortaleciendo los sistemas y servicios de salud de los países-miembro, con énfasis en las mujeres embarazadas y los recién nacidos, dando formación al personal sanitario y promoviendo mejoras legislativas y regulaciones para erradicar una enfermedad que traspasa fronteras. El trabajo regional de la CI también permite a los países favorecer las condiciones de vida de sectores vulnerables fuera de su propio territorio. Sirva como ejemplo el Programa de discapacidad, que ha promovido la puesta en marcha de una Tarjeta Iberoamericana que ofrece beneficios y condiciones preferentes en transporte y ocio (actividades culturales y deportivas) a las personas con alguna discapacidad tanto en el propio país, como en aquellos otros estados iberoamericanos a los que se desplace temporalmente.
Esta apuesta por impulsar el desarrollo más allá de las propias fronteras es también una característica particular de la Cooperación Iberoamericana. De hecho, son numerosos los Programas que apoyan la «iberoamericanización» de su sector, como Ibermúsicas, que en 10 años de vida ha promovido la creación y movilidad de autores/as musicales, beneficiando a más de 8.000 agentes del sector musical y llegando a más de 12.000.000 de espectadores. O es también el caso el de Ibermedia, un Programa que respalda la producción de proyectos cinematográficos de los países iberoamericanos y que ha logrado posicionar estas coproducciones en los principales festivales y premios internacionales, llevando la cultura iberoamericana al mundo.
La Cooperación Iberoamericana se desarrolla, básicamente, en el ámbito de los gobiernos centrales, que son los que integran los Programas e Iniciativas. Existe, sin embargo, una CI en el ámbito municipal al que se llega a través de Proyectos Adscritos como la Unión Iberoamericana Municipalista (UIM) o el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico (CIDEU). UIM y CIDEU utilizan los mismos instrumentos de los Programas e iniciativas (proyectos, capacitaciones, asistencias técnicas, promoción de acuerdos, generación de guías y protocolos) para solucionar problemas cotidianos (gestión de residuos) o impulsar reformas estratégicas (movilidad sostenible) en el nivel local, aquél en el que la Agenda 2030 está más presente para la ciudadanía.
Los 30 Proyectos, Iniciativas y Proyectos Adscritos, y los PIPA que les precedieron y desparecieron después de años de desempeño, han logrado conformar un ecosistema de cooperación propio, en el que los 22 países iberoamericanos trabajan conjuntamente para promover un desarrollo sostenible. Es una cooperación horizontal, pactada, eficaz y resiliente, que se ha mantenido activa durante más de 30 años, a pesar de etapas en las que ha habido diferencias entre sus miembros, porque obtiene resultados y es útil para la gente.
En esta publicación pueden apreciar el dinamismo de la Cooperación Iberoamericana, que continúa renovándose y fortaleciendo sin pausa, por ese motivo, me complace mucho participar en esta edición de «Somos Iberoamérica», estoy convencida del enorme valor que aportan los PIPA al diálogo y a la construcción de vínculos en nuestra región.