Hacía falta un tipo de institución que fuera capaz de reconectar con la ciudadanía, que generara la confianza que se estaba perdiendo, que no solo diera voz a los ciudadanos, sino que fuera capaz de ofrecerles todo para que ellos mismos hicieran la institución.
Ese es el papel de los Laboratorios de Innovación Ciudadana.