Desde la aprobación de la Agenda 2030 en el seno de Naciones Unidas en septiembre de 2015, la Cooperación Iberoamericana ha adoptado cambios continuos y estrategias para alinearse con ella e impulsar su cumplimiento.
De hecho, en las Cumbres Iberoamericanas celebradas a partir de ese año, los Jefes y Jefas de Estado y gobierno han tomado decisiones encaminadas a promover y desarrollar una cooperación multidimensional y multi-actor, orientada a dar cumplimientos a metas concretas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.
Una cooperación alineada con los ODS
La Cooperación Iberoamericana es una cooperación horizontal, voluntaria y solidaria, en la que los países participan de acuerdo con sus posibilidades y prioridades. Es una cooperación que se desarrolla a través de 2 instrumentos principales: los proyectos realizados directamente desde la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y las acciones ejecutadas por los Programas, Iniciativas y Proyectos Adscritos, a los que denominamos PIPA, y que son ejercicios de colaboración impulsados por países o por organizaciones de la región.
En ambos casos, la Secretaría para la Cooperación de la SEGIB trabaja para que las prioridades de sus intervenciones se enmarquen en la Agenda 2030 y contribuyan de forma decidida a que sus metas se cumplan.
Los programas de cooperación aprobados en las últimas Cumbres Iberoamericanas contribuyen al cumplimiento de las metas y objetivos de la Agenda 2030
El alineamiento creciente de la Cooperación Iberoamericana con los ODS se percibe claramente en los programas de cooperación iberoamericana aprobados en las Cumbres de Jefes y Jefas de Estado. Así, en las últimas dos Cumbres Iberoamericanas, celebradas en Guatemala (2018) y Andorra (2021), se han puesto en marcha iniciativas muy necesarias para luchar contra la violencia de género (ODS 5), erradicar la enfermedad de Chagas (ODS 3), defender las lenguas indígenas, muchas de ellas en riesgo de extinción (ODS 4 y 16), promover los derechos de las personas con discapacidad (ODS 4, 8 y 10 ) o reducir las muertes en siniestros de tráfico, (ODS 3).
Los ejemplos presentados tienen metas específicas en la Agenda 2030. Tanto estos programas nuevos como los otros 25 existentes han trabajado contantemente para identificar las metas de los ODS a las que pueden contribuir y están orientando su actividad en este sentido.
Alianzas para el desarrollo sostenible
La Cooperación Iberoamericana también ha hecho suyas las directrices de la Agenda 2030 que animan a la construcción de alianzas entre actores diversos, por ser ésta la única forma viable de promoción del desarrollo.
En este sentido, la Conferencia Iberoamericana ha propiciado, desde su surgimiento en 1991, la creación de espacios institucionalizados para la reflexión y puesta en marcha de acciones de cooperación no solo de los gobiernos, sino también desde la sociedad civil y el sector privado que, respetivamente, participan en los Encuentros Cívicos y Encuentros Empresariales que acompañan a las Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno. La SEGIB ha promovido la articulación de actores desde hace 3 décadas, lo que muestra un importante acierto en su manera de enfocar la cooperación.
Igualmente, con la existencia de la Agenda 2030, la Cooperación Iberoamericana ha redoblado esfuerzos para conformar alianzas estratégicas, tanto desde la SEGIB como desde los PIPA, y ha aumentado de forma clara el número y la variedad de sus socios, entre los que cabe mencionar a ONU Mujeres, el Fondo para el desarrollo de los pueblos indígenas (FILAC), la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) o las fundaciones Mundo Sano, MAPFRE y FIA Foundation, entre otros.
La cooperación iberoamericana ha redoblado esfuerzos para la conformación de alianzas estratégicas en diversas áreas y con una diversidad de actores con el objetivo de apoyar la implementación de la Agenda 2030 en la región
En realidad, la Cooperación Iberoamericana está siempre articulada en torno a alianzas, pues es una cooperación esencialmente regional, en la que los países participan aportando capacidades técnicas y financieras; todos ellos tienen siempre algo que ofrecer y algo que aprender.
Este carácter regional es idóneo para enfrentar los problemas que plantea el desarrollo y que rara vez tienen solución sólo a nivel estatal. La colaboración entre países enriquece claramente los resultados de los programas dirigidos a promover la cooperación en temas de ciencia, tecnología e innovación (CYTED), en materia de justicia o en la articulación de un espacio cultural que ofrezca medios de vida dignos a la ciudadanía y permita la promoción del desarrollo sostenible.
En este año 2021, y de cara a la preparación del próximo Plan de Acción Cuatrienal de la Cooperación Iberoamericana (PACCI) para los años 2023 a 2026, la SEGIB está haciendo otro esfuerzo de alineamiento a la Agenda 2030 al apostar ahora por las alianzas multinivel.
La Agenda 2030 sólo podrá alcanzarse si se trabaja en ella tanto a nivel estatal como desde los gobiernos regionales y locales.
En este sentido, la SEGIB está orientando sus esfuerzos en este ámbito a través de las alianzas ya existentes con socios como la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM), el Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU) o la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericana (UCCI), así como en la búsqueda de nuevos aliados estratégicos, así como incluyendo en nuestro tercer plan de acción PACCI 2023-2026 acciones específicas para la implementación de la Agenda 2030 en municipios y ciudades.
Como puede verse, la Cooperación Iberoamericana ha asumido plenamente el reto de avanzar en la consecución de la Agenda 2030 y está tomando decisiones estratégicas para alcanzar sus metas desde ese enfoque multisectorial, multi-actor y multinivel aprobado en Naciones Unidas, que a su vez ha estado siempre presente en nuestra cooperación.