La Cooperación Iberoamericana, fortalecida tras la pandemia

La Cooperación Iberoamericana, fortalecida tras la pandemia
La cooperación iberoamericana sale fortalecida tras las decisiones adoptadas en la Cumbre de Andorra

La Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno es la culminación del periodo de trabajo que lidera el país sede de la Cumbre, la Secretaría pro Témpore de la Conferencia Iberoamericana. Desde noviembre de 2018 hasta abril de 2021 el Gobierno de Andorra, con el apoyo de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), lideró los trabajos de este mecanismo multilateral que cumple 30 años de existencia.

La Conferencia se sustenta en el diálogo político de los 22 países que la conforman y se articula a través de un complejo Sistema de Cooperación Iberoamericana intergubernamental que coordina, de manera conjunta y horizontal, las máximas instancias de cooperación internacional de los gobiernos miembros. La reunión de los llamados Responsables de Cooperación Iberoamericana es la encargada del desarrollo y ejecución del Plan de Acción Cuatrienal de la Cooperación Iberoamericana (PACCI), donde se articulan 30 Programas, Iniciativas y Proyectos adscritos además de otras muchas acciones de cooperación.

La Sociedad Internacional requiere de espacios de diálogo político que aporten mejoras y desarrollo sostenible a las naciones. La clásica crítica de la retórica de las Relaciones Internacionales no tiene cabida en una propuesta de cooperación articulada y sistematizada que moviliza recursos económicos, se coordina desde ámbitos gubernamentales sectoriales y convoca a cientos de actores de desarrollo a participar en diversas instancias del proceso.

La Cumbre de Andorra supuso el fortalecimiento del Sistema de Cooperación Iberoamericana. En un contexto global que en los últimos años ha puesto en duda la eficacia del multilateralismo, el espacio iberoamericano se muestra como uno de los mecanismos de cooperación internacional más eficaces para impactar en políticas públicas que generan desarrollo sostenible.

Algunas de las líneas de acción que reflejan la oportunidad estratégica de la cooperación iberoamericana son el camino de futuro que la sociedad global deberá transitar en los próximos años: La educación superior, la cultura como motor de desarrollo, la agenda medioambiental iberoamericana, los principales sectores productivos iberoamericanos, la cooperación sur-sur o la innovación pública como proceso para la modernización del Estado y las democracias, son algunos de los temas que la XXVII Cumbre de Andorra recoge e impulsa.

La Cumbre de Andorra ha supuesto el fortalecimiento del Sistema de Cooperación Iberoamericana. En un contexto global que en los últimos años ha puesto en duda la eficacia del multilateralismo, el espacio iberoamericano se muestra como uno de los mecanismos de cooperación internacional más eficaces para impactar en políticas públicas que generan desarrollo sostenible.

La pandemia del COVID 19 obligó a modificar todos los procedimientos y objetivos previstos para este periodo. Los países iberoamericanos apoyaron a Andorra para incluir la lucha contra las consecuencias sanitarias, económicas y sociales del coronavirus como un vector prioritario de su encuentro. La Conferencia Iberoamericana demostró la agilidad, la eficacia y la potencialidad de un mecanismo multiactor que logró orientar propuestas específicas para combatir las secuelas del virus y que se desgranan en la Declaración de la XXVII Cumbre. Gobiernos Nacionales, ciudades, redes, sociedad civil, sector privado, universidades y centros de pensamiento y otros muchos actores que coordinan sus acciones en el mayor esfuerzo político de concertación intercontinental.

La XXVII Cumbre Iberoamericana de Andorra pasará a la historia de la Conferencia Iberoamericana por haber sido la que se celebró en uno de los momentos más duros para sus países a nivel sanitario, social, económico y de emergencia humanitaria. Las propuestas concretas en esta materia darán fe del momento que se vivió. El resto de los acuerdos y proyectos aprobados son la evidencia de la fortaleza de un mecanismo de cooperación único en el mundo, del que todos los países y sus ciudadanos se deben sentir orgullosos y que debe seguir siendo un espacio cuidado y respetado para que siga creciendo e impactando en el desarrollo sostenible de Iberoamérica.