Ante la pregunta sobre si puede la cultura crear ciudades más resilientes, el ex-alcalde de Barcelona Jordi Hereu es categórico: No, “la ciudad es en sí misma cultura; es uno de los grandes productos culturales de la humanidad (…): una ciudad no significa uno al lado del otro; sino personas unidas por el hilo invisible de la cultura”.
Así lo afirmó en el debate sobre cultura y ciudades resilientes, celebrado el pasado siete de mayo en la oficina de GlobalCAD, Barcelona, donde participaron también Juca Ferreira, secretario de Cultura de Belo Horizonte y ex-Ministro de Cultura de Brasil, y Esteban León, Director de la Unidad de Reducción de Riesgos y del Programa de Perfiles de Ciudades Resilientes de ONU-Habitat.
El evento, titulado “Cultura y ciudades resilientes”, abordó el reforzamiento de la dimensión cultural como un componente prioritario de las estrategias de ciudad. Los expertos compartieron su experiencia en la gestión de procesos urbanos en Brasil, Barcelona y a nivel internacional y su punto de vista sobre el papel de la cultura para construir, de forma colectiva, una ciudad más justa y sostenible.
“No siempre modernizar es lo eficiente”, afirmaba León al referirse al papel del conocimiento local en la construcción de las ciudades. Para argumentarlo, puso el ejemplo de la arquitectura de Samoa, donde las construcciones tradicionales resultaban mucho más resistentes a los desastres naturales que las de estilo europeo, adoptadas en épocas más recientes.
No siempre modernizar es lo eficiente
Ferreira, por su parte, enfatizó en el reto de la diversidad y de lucha por el derecho a la ciudad, a partir de su experiencia como secretario de Cultura de São Paulo y Belo Horizonte y ministro de Cultura en dos mandatos. El ex-ministro señaló entre los grandes desafíos de hoy la democratización del disfrute de la ciudad, ya que muchos ciudadanos ni siquiera cuentan con los medios adquisitivos para acceder a los centros culturales urbanos. “Mientras que hay ciudades que disfrutan de su diversidad, algunas no han comprendido el valor de esta última como fuente de riqueza. La ciudad tiene que acoger la diversidad de las expresiones culturales que viven en ella”, concluyó.
ONU-Habitat denunciaba en 2016 que las ciudades enfrentaban desafíos y cambios mucho más graves de los que tenían hace 20 años. El crecimiento urbano, los cambios en los patrones de familia, las condiciones de vida en los asentamientos urbanos informales y la creciente necesidad de servicios en las ciudades son algunos de los principales problemas. Pero también se incluyen entre los requerimientos de las agendas urbanas el cambio climático, la exclusión, la desigualdad, la inseguridad y las migraciones globales.
Tanto en América Latina como en Europa la desigualdad en las urbes es una de las principales rémoras de la sostenibilidad y el bienestar. El 75% de las ciudades del mundo, revelaba el mismo informe, mostraba en 2016 niveles de desigualdad más altos que hace dos décadas. Particularmente, la concentración espacial de trabajadores con bajo nivel de habilidades y bajos ingresos actúa como una trampa de la pobreza. Como resultado, estos grupos se ven sometidos a restricciones laborales, altas tasas de marginalización, disparidad de género, malas condiciones de vida e inseguridad. Para Hereu, la desigualdad es “el peor tsunami, el peor desastre natural que puede sufrir una ciudad”, afirmó durante el debate.
empresas como Facebook establecen reglas propias de gestión de los productos culturales, a falta de una agenda cultural local
Ferreira identificó también entre los retos las dinámicas de la globalización y la relación entre las redes globales y la ciudad como espacio local. Un ejemplo de lo anterior es como empresas como Facebook establecen reglas propias de gestión de los productos culturales, a falta de una agenda cultural local que tenga en cuenta los entornos digitales.
Sin embargo, la planificación urbana puede ayudar a enfrentar estos retos, apelando a una distribución democrática del espacio y a una reapropiación creativa de la diversidad. Los enfoque holísticos, que trabajan los desafíos en su conjunto, suelen ser más efectivos a la hora de gestionar la ciudad. Una gestión sensible al género, por ejemplo, puede no solo mejorar la inclusión y el empoderamiento, sino también impulsar los indicadores económicos, fomentar la educación, la creatividad y la diversidad de opciones de entretenimiento y uso del espacio público, concluyeron los expertos.
En el evento se presentaron también vídeos de la iniciativa Hacia la Ciudad Humana, que registró y produjo varias historias sobre proyectos urbanos que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos a través de la cultura. Al menos tres experiencias de las ciudades de São Paulo y Rio de Janeiro fueron documentadas por Hacia la Ciudad Humana. Vila Flores, Cidade sem fome y Casa Geração. Estos proyectos han apostado por mejorar la cultura y el ocio como vía para estimular la creatividad urbana y fortalecer la identidad de la ciudad.
Cultura y resiliencia en tres ciudades brasileñas from CAD Productions on Vimeo.
El debate estuvo moderado por Joxean Fernández, Coordinador del Laboratorio “Ciudad, Cultura y Espacio Público”, CEFIR. El evento es el segundo de una serie de jornadas que realiza GlobalCAD para debatir con su comunidad temas cruciales del desarrollo y generar ideas para enfrentar los desafíos actuales.
Cultura y ciudades resilientes from CAD Productions on Vimeo.