La pandemia a la que nos estamos enfrentando evidencia que solo existe una única salud global y que el buen estado de los ecosistemas es la base de un desarrollo sostenible, de la resiliencia de nuestras economías y de nuestro bienestar. El pasado mes de febrero el Informe de Naciones Unidas “hacer las paces con la naturaleza” identificaba tres emergencias que debemos acometer: cambio climático, biodiversidad y contaminación. Al mismo tiempo, el Informe Dasgupta cifraba en un 40% la pérdida de biodiversidad de los últimos 30 años, mencionando que el capital natural es el activo económico más importante que tenemos.
Iberoamérica es la región más biodiversa del planeta y también la que está perdiendo capital natural a mayor velocidad. A lo largo de las últimas décadas hemos ido acumulando un déficit con la naturaleza de forma que para avanzar en la agenda 2030 de desarrollo sostenible y garantizar plenas oportunidades a las generaciones futuras, ya no basta con ser neutrales o sostener la situación actual, sino que tenemos además regenerar.
El Informe La Rábida 2021 “Innovación para el Desarrollo Sostenible en Iberoamérica” presentado en la XXVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno identifica tres sectores fundamentales para impulsar el desarrollo regenerativo y transformar nuestras economías: regeneración de ecosistemas, sistemas alimentarios y economía circular.
Iberoamérica es una de las regiones con mayor potencial en términos de regeneración de ecosistemas naturales, captura de emisiones y recuperación de biodiversidad, lo que puede implicar un aumento de puestos de trabajo en todos los sectores relacionados las soluciones basadas en la naturaleza. No hay que olvidar que a escala mundial los servicios ecosistémicos suponen una ganancia neta de 450 millones de dólares y hasta 400 millones puestos de trabajo.
El sistema de producción alimentaria actual es ineficiente a escala mundial, con una pérdida de productividad de hasta el 50% en Iberoamérica en términos de mermas y desperdicio alimentario. Además, el 47% de las emisiones en Iberoamérica se deben a la agricultura y el cambio de uso del suelo, que además son también determinantes a la hora de abordar la pérdida de biodiversidad y la contaminación de océanos por fertilizantes en la región.
La necesidad de transitar de modelos lineales de producción y consumo hacia modelos circulares ya no solo es urgente sino que representa una oportunidad en términos económicos. La OIT estima que la economía circular podría generar 4,8 millones de empleos en Iberoamérica para el 2030.
Movernos en el espacio justo y seguro para toda la humanidad, garantizando que nadie se queda atrás y respetando los límites de los ecosistemas requiere mucha capacidad de innovación transformadora y de trabajo en clave de desarrollo regenerativo.
El Observatorio La Rábida ha identificado un centenar de iniciativas en Iberoamérica que ya están poniendo en práctica esa innovación transformadora para acelerar la Agenda 2030 e impulsar culturas regenerativas en la región. Aprovechar el potencial de los 22 países iberoamericanos para impulsar un desarrollo regenerativo está en la mano de gobiernos, empresas, academia y ciudadanía. La XXVII Cumbre Iberoamericana ha supuesto un hito en este sentido, no solo por la presentación del Informe La Rábida 2021 sobre Innovación para el Desarrollo Sostenible, sino también por los cinco comunicados especiales sobre temas ambientales aprobados. Comienza el camino para una auténtica Agenda Medioambiental Iberoamericana con acciones ambiciosas y urgentes para nuestra región.
[box type=»download»] Lee aquí el II Informe del Observatorio de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático para Iberoamérica: Innovación para el desarrollo sostenible en Iberoamérica 2021[/box]