El por qué politizar cada espacio de la vida cotidiana como una forma de transformar la vida de las mujeres y el mundo.
Mujeres que no fueron tapa es el nombre de nuestra organización, “la tapa” en Argentina es la portada de las revistas, tiene que ver con una época en la que las revistas todavía tenían un lugar central en la construcción de la identidad de las mujeres.
Las mujeres que llegaban a las portadas, las que siguen llegando, son las que responden al ideal femenino vigente en cada época. Hoy la tapa ha sido reemplazada por los perfiles de redes sociales con millones de seguidores.
En los comienzos de nuestro trabajo poníamos el foco en construir una mirada crítica, incidir y educar a las audiencias, enunciando lo que querían decir las imágenes que nos bombardean, leer entre líneas en los discursos sobre el deber ser de la feminidad que está por todas partes y en todos los espacios e instituciones por los que nos movemos.
Con los años, y sosteniendo muchos proyectos como el Festival de Hackeo de estereotipos en espacios educativos por el que pasaron más de 1 millón de estudiantes, nuestro podcast que ya tiene más de 7 temporadas, nuestros libros, y los cientos de espacios de encuentro, fuimos sintiendo la necesidad de otra cosa, de propuestas, de crear colectivamente lo que Rita Segato llama contrapedagogías de la crueldad.
Decidimos que una forma de hackear esa representación masiva de la feminidad también era poner a circular otros relatos e imágenes, los de las mujeres que no encajamos en esos ideales, lo que nos pasa con el cuerpo, con la maternidad, con el amor, con el trabajo, poner a circular imágenes contrahegemónicas, las imágenes de nuestros cuerpos como son, haciendo lo que hacemos, existiendo, viviendo, disfrutando y compartiendo también estrategias de liberación.
Así nació la primera edición de la campaña #HermanaSoltalapanza, que recorrió el mundo. Creemos con fervor que es en nuestros cuerpos donde se aprende y normaliza la sumisión y la violencia, en prácticas que son sutiles y comienzan desde que nacemos, creemos que la belleza es una de las pedagogías más eficientes para educarnos de esa manera en este presente, a través de pequeños hábitos y rutinas que se nos imponen desde pequeñas, ahí empezamos a creer que ser mujeres es ser objetos, que no alcanza con las que somos, que no valemos, que no tenemos nada para decir o que nuestras voces no merecen ser escuchadas, es ahí donde aprendemos a ocupar poco espacio, a negarnos el alimento como nutrición y placer, es al calor del espacio doméstico donde en general aprendimos que el amor también es ser humilladas y maltratadas, que nuestros cuerpos no son nuestros y nuestro tiempo tampoco, sino que le pertenecen al mercado.
Por eso creemos con la misma convicción que es politizando cada pequeño espacio de nuestras vidas cotidianas y encarnando los gestos de la liberación, que podemos transformar nuestras vidas y transformar el mundo y eso es lo que intentamos hacer todos los días desde nuestro trabajo, en cada campaña, en cada libro, en cada podcast, en cada espacio colectivo que creamos y sostenemos a lo largo del tiempo.