En Iberoamérica, las crisis sacan lo mejor de su gente. Para quienes hemos vivido en la región, esto no es nuevo; nos hemos acostumbrado a superar diferentes desafíos y a salir adelante. Sin embargo, el COVID-19 ha generado una crisis de tal dimensión que por primera vez, a nivel global, todos estamos viviendo lo mismo.
Pero no todos han reaccionado igual. Iberoamérica muestra una de sus mejores caras: la de una ciudadanía comprometida, solidaria y creativa, y la región echa a andar a toda velocidad su innovación ciudadana.
Esto lo estamos viendo estos días en múltiples iniciativas, donde ciudadanía, instituciones, empresas y universidades se unen al mensaje que ronda en nuestras casas: “Se necesita de todos para curar a uno”.
Una de las acciones más importantes en este sentido ha sido el reciente Hackathon virtual #VenceAlVirus, organizado del 4 al 5 de abril por la Comunidad de Madrid y en el que ha participado un ecosistema de instituciones muy amplio, incluyendo el proyecto de Innovación Ciudadana de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB). El reto: proponer soluciones al COVID-19 desde donde fuera y desde quien fuera, en tres dimensiones: salud, comunidad y empresa.
Recientemente había sucedido algo similar en Finlandia con #HackTheCrisisFin, una inspiración. Pero lo que ocurrió en Madrid fue insospechado
“La respuesta fue masiva: 8000 participantes, más de 750 proyectos (…) Una vez más nuestra región daba una lección de cooperación, la cooperación ciudadana”
Se esperaba recibir unos 250 proyectos y, en las previsiones más optimistas, a unos 1.500 participantes. Esas cifras eran muy altas, pero no asustaban, solo motivaban al equipo organizador, abierto y compuesto por muchos socios. Madrid, la ciudad iberoamericana hasta entonces más afectada por el coronavirus, lo necesitaba.
La respuesta fue masiva: 8000 participantes, más de 750 proyectos y 170 mentores. La solidaridad y la colaboración entraron como una avalancha por las puertas de Madrid desde más de 25 países, muchos de ellos de Iberoamérica.
Una vez más nuestra región daba una lección de cooperación, la cooperación ciudadana.
Ideas innovadoras contra el COVID-19
Los proyectos se nutrieron de equipos multidisciplinares, interesados en desarrollar sus prototipos por el bien común, tal como sucede en los Laboratorios de Innovación Ciudadana (LABIC) que impulsamos en la SEGIB desde 2014. Proyectos variados, con participantes diversos de distintas realidades, pero con un objetivo en común.
Llegaron propuestas tan interesantes como SIN-CoV-2, un dispositivo a base de LEDs ultravioletas que destruye fotoactivamente el virus en espacios cerrados (hospitales, oficinas, etc.), o Smart Dyspnea, una aplicación que recoge un audio de 20 segundos y es capaz de detectar –mediante la saturación de oxígeno en la voz– el grado de afectación por coronavirus de la persona.
También conocimos a SOS África, que propone un conjunto de acciones innovadoras inmediatas a bajo costo, involucrando a la población local de zonas vulnerables para la cocreación de soluciones (por ejemplo, de eficientes mascarillas desarrolladas con plantas autóctonas).
Estos y muchos otros proyectos fueron presentados públicamente el 13 de abril por cada uno de los equipos frente a empresas y fundaciones.
Eduardo Sicilia, impulsor de la iniciativa desde la Comunidad de Madrid, logró junto a su equipo conformar en tiempo récord un verdadero ecosistema innovador contra el coronavirus y poner en marcha la iniciativa que dará apoyo a muchos de estos proyectos en el corto y el mediano plazo.
Quienes trabajamos en el sector, sabemos que buena parte de los obstáculos a la innovación están en las dificultades que tienen las instituciones públicas para el cambio y la flexibilidad.
El caso de este Hackathon demuestra que cuando existe voluntad, liderazgo y una conexión con las necesidades que se están experimentando, las instituciones públicas son capaces de adaptarse rápidamente e innovar, ya sean locales, nacionales o internacionales.