El Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC) cumple 30 años de vida y trabajo institucional, un tiempo de logros importantes en los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas, pero que también nos ofrece una valiosa experiencia para afrontar los grandes desafíos para nuestros pueblos en un contexto muy complejo para la región y para el mundo.
El 24 de julio de 1992, en el marco de la II Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, nació FILAC como organismo intergubernamental con la misión de impulsar procesos de desarrollo con identidad y cultura de los pueblos indígenas, promoviendo el “Buen Vivir-Vivir Bien” como alternativa de vida digna y ejercicio de nuestros derechos individuales y colectivos.
Tres décadas después volvemos a la ciudad que vio nacer a esta organización en la que tanto gobiernos como pueblos indígenas están representados de forma paritaria. Regresamos a Madrid en un momento en que, tal y como en 1992, queremos impulsar políticas y estrategias de cooperación, en un contexto complejo para el ejercicio de los derechos de nuestros pueblos.
En nuestro 30 aniversario realizaremos en Madrid nuestra XVI Asamblea General Extraordinaria para evaluar los avances del Plan de Acción de Iberoamérica para la Implementación de los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobado por los gobiernos de la región en su XXVI Cumbre en el 2018 y que tiene una vigencia de 10 años (2018-2028).
“Con una mirada de futuro, evaluamos el avance del Plan de Acción de Iberoamérica para la Implementación de los Derechos de los Pueblos Indígenas y nuestro plan estratégico “Cambiar con Sabiduría”.
También analizaremos la aplicación de nuestro Plan Estratégico Institucional “Cambiar con Sabiduría” aprobado en 2017 por la XIV Asamblea General igualmente para un período de 10 años (2017-2027).
Hacemos estas evaluaciones con una mirada de futuro, para evitar retrocesos en las conquistas alcanzadas y para que los logros de estos 30 años nos proyecten con fuerza para continuar nuestro trabajo con y por los pueblos indígenas. Un trabajo que no queremos hacer solos, sino en alianza y coordinación con los 22 gobiernos iberoamericanos, los pueblos indígenas, la sociedad civil, las organizaciones multilaterales y muchos otros aliados con los que hemos caminado estos años.
Avanzar en el ejercicio de los derechos
Diferentes instrumentos Internacionales como el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, el Convenio 169 de la OIT, la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobado por la Asamblea General de la ONU en el 2007 constituyen los estándares internacionales en materia de derechos internacionales de los pueblos indígenas que deben trasladarse a las políticas públicas, planes de desarrollo y recursos de los países para que puedan ejercerse plenamente.
Para ello, a lo largo de estos 30 años hemos trabajado para impulsar el reconocimiento formal de los derechos individuales y colectivos, fortaleciendo las capacidades técnicas de nuestros líderes y lideresas y acompañado procesos para que la voz y demandas de nuestros pueblos sean escuchadas y atendidas desde un enfoque de derechos.
En este trabajo, se enmarcan por ejemplo la creación en 2005 de la Universidad Indígena Intercultural (UII), el Programa Mujer Indígena, la Iniciativa de Cooperación Indígena, el Observatorio Regional de Derechos de los Pueblos Indígenas (ORDPI) o el Instituto Iberoamericano de Lenguas Indígenas, acciones que muestran nuestra prioridad a los derechos de las mujeres, la juventud y la revitalización de las lenguas de los pueblos indígenas.
Otro hito clave en nuestra historia fue obtener en 2017 el estatus de Observador Permanente ante la Asamblea General de la ONU, lo que nos ha permitido participar activamente, coordinar con los mecanismos especializados en los derechos de los pueblos indígenas del Sistema de Naciones Unidas y hacer incidencia en favor de los derechos de los pueblos indígenas de la región y del mundo.
Desafíos futuros
A pesar de los avances de las últimas décadas, sigue siendo preocupante, y en muchos casos crítica, la brecha entre el reconocimiento formal de los derechos y la realidad concreta que viven los pueblos indígenas de la región y del mundo. Ello plantea desafíos, tanto para nosotros como FILAC como para las instituciones públicas, privadas y los propios pueblos indígenas.
Es preciso revisar y reorientar las políticas y formas de relacionamiento y de trabajo con los pueblos indígenas. El Foro Permanente sobre cuestiones indígenas de la ONU en su sesión del 2021, hizo un llamado hacia la urgencia de trabajar con vistas hacia un nuevo contrato social.
En este sentido, resulta urgente revisar las políticas asistencialistas para evolucionar a políticas culturalmente pertinentes en las que los pueblos indígenas sean actores políticos de su propio desarrollo y el de sus países como sujetos colectivos de derechos con fundamento en sus propios planes integrales de vida.
Hay que revisar las políticas asistencialistas para evolucionar a políticas culturalmente pertinentes
Esto va a requerir revisiones en las propias estructuras institucionales hacia modelos interculturales, algo que requerirá adecuaciones a todos los niveles y transversalizar la atención y garantía de los derechos de los pueblos indígenas con puntos focales fuertes.
Hoy más que nunca y de acuerdo con los estándares internacionales, tenemos el gran desafío de adelantar verdaderos procesos y políticas de relacionamiento intercultural e intercientífico entre los pueblos indígenas, los estados y demás sectores sociales. En este sentido los procesos formación profesional requieren ser interculturalizados.
Otro de los desafíos es de índole cultural y requiere un cambio de mentalidad sobre quienes tienen responsabilidades sociales, políticas y económicas. Urge un cambio de trato hacia los pueblos indígenas. No somos—y me incluyo a título personal—unos “pobrecitos receptores de ayudas”. Somos pueblos poseedores de ciencia y tecnología milenaria, con visiones diferentes sobre la vida y el desarrollo, con un inmenso potencial para contribuir a los grandes problemas de toda la humanidad y por tanto, es necesario abrir oportunidades reales y efectivas para nuestra participación.
El FILAC, como organismo Intergubernamental paritario, seguirá trabajando para que en los próximos años logremos avanzar sustancialmente en la construcción de democracias interculturales en la región y el mundo, porque estamos seguros de que es el camino para la convivencia pacífica en la diversidad que tanto necesitan nuestras sociedades de hoy.
En este aniversario, quiero además abrir el espacio para las voces y visión de quienes están acompañando nuestro trabajo desde los organismos multilaterales, las agencias de cooperación y las delegaciones regionales de FILAC.