Nos encontramos en un momento decisivo de reflexión acerca del vínculo entre cultura, desarrollo y sostenibilidad, y del papel de la cooperación internacional para abordar los retos globales reflejados en la Agenda 2030.
La celebración de Mondiacult, la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible, en México los próximos 28-30 de septiembre ofrece la oportunidad de intercambiar conocimiento y definir una agenda mundial que convierta a la cultura en motor de desarrollo sostenible.
La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) tiene un ADN profundamente cultural. Inició su andadura, pocos años después del primer Mondiacult de 1982, con una apuesta por la cultura para mejorar la vida de las comunidades.
A finales de los años 80, se crearon los Programas de Patrimonio para el Desarrollo (P>D) y Escuelas Taller, adoptando un enfoque social y de desarrollo en la rehabilitación del patrimonio cultural e incidiendo en elementos que hoy son la base del ODS 11 de la Agenda 2030 sobre ciudades y comunidades sostenibles.
También los primeros Centros Culturales de la Cooperación Española se crearon en torno a esa década, constituyendo el germen de la actual Red de Centros Culturales de la AECID en América Latina y África Subsahariana. Posteriormente, con la creación del Programa ACERCA de capacitación para el desarrollo en el sector cultural, la AECID consolidó su acción para impulsar los beneficios de la cultura para el desarrollo local.
La Estrategia de Cultura y Desarrollo de la Cooperación Española publicada en 2007, recogió esa experiencia previa y asentó la cultura como sector clave dentro de las prioridades de la Cooperación Española, junto con la salud, la igualdad de género, el medio ambiente o el trabajo con pueblos indígenas.
Cultura, patrimonio cultural y desarrollo sostenible
En la AECID entendemos la cultura con un enfoque de derechos humanos que nos remite a la capacidad del individuo y de las comunidades para potenciar su creatividad, expresar sus ideas y preservar los referentes y manifestaciones culturales que modulan las formas de vida en sociedad.
La cultura en singular y las culturas en plural como expresión de diversidad, son un bien intrínseco que es preciso preservar, promover y estimular, también desde la cooperación. Un desarrollo sostenible, desde un punto de vista social y cultural, se asienta sobre las oportunidades para favorecer esas capacidades, respetando la identidad y la diversidad cultural.
La Estrategia de Cultura y Desarrollo Sostenible de la Cooperación Española asentó la cultura como un sector clave en las prioridades de nuestra cooperación.
Nuestro papel como agencia de cooperación internacional consiste en apoyar a las comunidades y países con los que trabajamos para crear esas oportunidades y hacer de la cultura un motor de progreso y de desarrollo social y humano.
Para ello, abordamos un trabajo sectorial de la cultura, con incidencia en el fomento de la creatividad y la libertad creativa, la educación, la comunicación, la innovación social, el empleo, las políticas públicas, la participación y la inclusión, y la preservación del patrimonio cultural y natural. Abordamos también un enfoque transversal de la cultura y el patrimonio en otros ámbitos, entre ellos: las políticas de igualdad género con perspectiva feminista, la gobernanza democrática y la cohesión social, el medioambiente y la lucha contra el cambio climático, el espacio público y el desarrollo territorial.
Finalmente, la Cooperación Española prioriza la diversidad cultural como enfoque transversal en todos sus programas, consciente del valor de la diversidad y del entendimiento intercultural en nuestras sociedades y de la naturaleza de la cultura como bien público global necesario para un futuro sostenible, tal y como promueve la UNESCO de cara a Mondiacult 2022. Como ejercicio práctico para guiar todas nuestras acciones de cooperación, hemos elaborado la Guía para la transversalización de la diversidad cultural.
Entendemos la cultura con un enfoque de derechos humanos que nos remite a la capacidad del individuo y de las comunidades para potenciar su creatividad, expresar sus ideas y preservar sus referentes y manifestaciones culturales
Partiendo de la base de que, más allá de los productos y servicios culturales, la cultura marca las formas de desarrollo en cada comunidad, nuestro trabajo incide transversalmente en todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Desde un punto de vista sectorial, el impacto directo se orienta al ODS 4, mediante la promoción de actividades culturales alternativas como herramienta educativa; al ODS 8, con la promoción de las manifestaciones culturales para crear empleo digno; al ODS 11, para el desarrollo integral del territorio, ciudades y asentamientos humanos, con la participación ciudadana y la promoción del patrimonio cultural; y al ODS 16, para construir sociedades cohesionadas y en paz.
Algunas experiencias
Nuestra experiencia, en América Latina y Caribe, África, Mundo Árabe y Asia, nos ha permitido consolidar una metodología basada en el fortalecimiento institucional, la mejora de la gobernanza y del diálogo entre instituciones y sociedad civil, la capacitación técnica y la apropiación de la población.
Podemos citar proyectos, dentro del Programa Patrimonio para el desarrollo (P>D), que se han convertido en referentes de desarrollo y de prosperidad en sus países. Proyectos de sostenibilidad urbana y mejora de espacios degradados, como los realizados en Ciudad de Guatemala, Comayagua (Honduras), Quito (Ecuador) o Hebrón (Palestina); desarrollo territorial, en el Valle del Colca (Perú) o en Colosuca (Honduras). Accesibilidad universal al patrimonio, en las Misiones Jesuíticas Guaraníes (Paraguay); sostenibilidad energética, en la Gran Mezquita de Djenné (Mali); protección del patrimonio documental manuscrito, en las ciudades antiguas de Mauritania; y el patrimonio inmaterial: música en Chiquitanía (Bolivia), artesanías y tradiciones ancestrales en diversas regiones colombianas, entre otros.
Impulsamos también procesos para la construcción de paz, como el diálogo intercultural e interreligioso en Mozambique; o de memoria y reparación con poblaciones indígenas y afrodescendientes afectadas por la violencia en Colombia.
Por su parte, los Centros Culturales, ubicados en la mayor parte de los países de América Latina y en Guinea Ecuatorial, son espacios accesibles, incluyentes y abiertos, habiéndose convertido en muchos casos en verdaderos referentes de la vida cultural de sus ciudades. Su labor de cooperación persigue contribuir a la dinamización de dicha vida cultural local, apoyando procesos de creación, de emprendimiento, de defensa y fortalecimiento de los derechos culturales, de innovación social, favoreciendo y visibilizando la diversidad, siempre desde una colaboración fluida con sus contrapartes (públicas, privadas y de sociedad civil).
El diálogo intercultural e interreligioso en Mozambique o la memoria y reparación de poblaciones afectadas por el conflicto en Colombia son ejemplos de construcción de paz a través de la cultura
Finalmente, el Programa ACERCA ofrece una formación en todas las disciplinas culturales, desde una doble orientación: fortalecer las capacidades de las instituciones e impulsar oportunidades laborales de iniciativa privada; y fomentar la creatividad para una ciudadanía participativa e inclusiva, todo ello con el objetivo de hacer de la cultura y las industrias culturales un motor de oportunidades y de desarrollo.
La AECID y la Cooperación Española son un referente en todos estos ámbitos. Acudimos a Mondiacult con la voluntad de compartir nuestra trayectoria y nuestro compromiso para seguir apostando por la cultura como pilar esencial en la construcción de sociedades más justas, incluyentes y sostenibles.