El trabajo de la Corte Penal Internacional y la perspectiva de género, una visión personal

Con avances y retrocesos, el mundo atraviesa por un proceso de revisión profunda con el objeto de equilibrar la vida en sociedad e incorporar a las mujeres en el diseño de políticas públicas y en la toma de decisiones. No es para menos, cuando las estadísticas demuestran que el 51% de la población global está integrada por mujeres y que el 70% de la pobreza tiene rostro femenino.

Encontrar ese equilibrio es complejo, exige de la participación activa de todas las personas y toma mucho más tiempo del que quisiéramos y esperaríamos. Por ello, aun frente retrocesos u obstáculos que puedan presentarse en el camino, resulta indispensable mantener y redoblar esfuerzos para que las mujeres y las niñas vivan una vida plena y que sus derechos sean exigibles y respetados.

Estoy convencida de que el derecho es fundamental para facilitar la convivencia social y para equilibrar las disparidades sociales. Impulsar la adopción de leyes y su aplicación efectiva es una responsabilidad compartida desde todos los ámbitos de la vida en sociedad. Y un área en la que sin duda se ha avanzado, es en la relativa a la participación de las mujeres en la vida pública, como lo demuestra mi propia llegada a la judicatura internacional.

La Corte Penal Internacional se encuentra en un buen momento; alcanzó la paridad de género en 2021 y hoy, las mujeres juezas somos mayoría absoluta

Nunca esperé convertirme en la primera mujer mexicana jueza de la Corte Penal Internacional. Participé en la negociación del Estatuto que creó esta noble institución  y veía muy lejana esa posibilidad dado lo complejo del mecanismo de elección. Sin embargo, con el apoyo de la Cancillería mexicana se presentó mi candidatura y tras un competitivo proceso de elección fui electa. Ser parte de la Corte es un gran honor y una gran responsabilidad que me compromete irrestrictamente con el objetivo de erradicar la impunidad. Valoro profundamente el trabajo judicial y estoy consciente de que es fundamental para alcanzar la equidad de género.

La Corte Penal Internacional se encuentra en un buen momento, ya que la alcanzó la paridad de género en 2021 y hoy, las mujeres juezas somos mayoría absoluta. Es un logro importante alcanzar la paridad de género, pero ello marca también el inicio de otro proceso igualmente relevante, que es el de reflejarlo en el trabajo cotidiano.  No por ser mujer, la aproximación a los retos en materia de genero se uniformizan, ya que en los entornos internacionales, las diferencias culturales también tienen su peso.

Personalmente estoy comprometida con el impulso la equidad de género y con la eliminación de los estereotipos patriarcales no solo a nivel institucional, sino también en la impartición de justicia.  Esto significa que doy prioridad a tolerancia cero al acoso, la discriminación y al abuso de autoridad, que considero deben ser visibles y exigibles en el día a día; y también a los protocolos que aseguren el enjuiciamiento con perspectiva de género.

No por ser mujer, la aproximación a los retos en materia de genero se uniformizan, ya que en los entornos internacionales, las diferencias culturales tienen su peso

La Corte Penal Internacional cuenta con un marco normativo de tolerancia cero que se ha fortalecido en los últimos años a través de mecanismos que garantizan la realización de investigaciones imparciales, con respeto a los derechos de los involucrados y a la protección de los denunciantes.

En lo relativo al enjuiciamiento con perspectiva de género, también se ha avanzado. Hay que recordar que la sanción de la violencia sexual en el contexto de situaciones de conflicto pasó por mucho tiempo desapercibida, a pesar de que este tipo de violencia se ha utilizado siempre como un arma de guerra para humillar, avergonzar y aterrorizar a los enemigos.

El Estatuto de la Corte es el primer instrumento internacional que de manera clara criminaliza actos como la violación, embarazo forzado, prostitución forzada, esclavitud sexual o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable realizados en contextos de conflicto armado o de ataques masivos o sistemáticos en contra de la población civil. Los juicios que se han realizado en la CPI, como Ntaganda por crímenes cometidos en la República Democrática del Congo y Ongwen por crímenes cometidos en Uganda, son ejemplos de cómo se materializan estas disposiciones.

Hoy, la Fiscalía de la Corte cuenta con políticas de investigación sensibles al sufrimiento de los sobrevivientes y al trauma por el que atraviesan durante todas las etapas de proceso judicial y los jueces vigilan que las víctimas sean tratadas con dignidad y respeto.  Los esquemas de reparaciones en marcha buscan también estar diseñados para atender este tipo de impactos.

Concluyo esta pequeña reflexión reiterando que alcanzar la equidad de género es una responsabilidad que exige de acciones cotidianas por parte de todas las personas durante todos los días de nuestras vidas. No es una tarea fácil, porque cambiar la cultura toma tiempo, esfuerzo y requiere de enorme paciencia, participación y constancia. Desde mi trinchera, seguiré trabando en ello.

(Los comentarios aquí expresados son a título personal y de exclusiva responsabilidad de la autora).

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2025 | Género | Tribuna
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