La literatura sobre Cooperación Internacional al Desarrollo, y la generación de conocimiento desde los diferentes centros nacionales, regionales, globales, tras la aprobación de la Agenda 2030, reseñan la imperiosa necesidad de ser “creativos en la generación de nuevas alianzas para alcanzar la efectiva implementación”.
Sabido es que, uno de los 17 Objetivos refiere específicamente a generar alianzas, en diferentes niveles y con diferentes actores del sistema internacional, para alcanzar los ODS.
Frente a ello, cabría preguntarse ¿Cómo se puede ser creativos en el escenario actual de la cooperación internacional?, ¿Dónde está la innovación en la generación de alianzas?.
Dada su importancia en las últimas décadas, la cooperación Sur-Sur (CSS), ha sido definida como un medio de implementación para alcanzar el desarrollo sostenible.
Un medio que no sustituye los compromisos de la tradicional cooperación, sino que más bien la complementa. A decir de Surasky. J “en las últimas décadas, se le ha otorgado a la CSS, un doble estatus: “sea ésta un fin en sí misma y un medio para lograr los restantes objetivos”.
La cooperación técnica entre países en desarrollo, en el Sistema Multilateral de Cooperación, fue definida y abordada en la I Conferencia de las Naciones Unidas en Buenos Aires en 1978. En esa ocasión se promulgaría el Plan de Acción de Buenos Aires (PABA), identificándose recomendaciones en diferentes niveles, tanto globales, como nacionales.
De cara a la celebración de los 40 años del PABA, en Buenos Aires en 2019, podría verse que aún en 2018, los tres niveles tienen camino por recorrer. Que la CSS ha ido ajustándose en esos niveles, y regiones, y que su conceptualización y trabajo plantea desafíos y voluntades políticas de largo aliento.
En ello, la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) primero, y a través del Programa Iberoamericano para el Fortalecimiento de la Cooperación Sur – Sur (PIFCSS) después, han contribuido al fortalecimiento de la CSS en el espacio iberoamericano, y hoy la región cuenta con un acervo sistematizado (como es el informe de Cooperación Sur – Sur ya en su décima edición) y con una ventaja comparativa a compartir hacia otras regiones y espacios.
Esto es, en el marco de la Agenda 2030, la región iberoamericana tiene una ventaja y ha de saber aprovecharla, no solo para hacer más y mejor cooperación, sino para posicionarse a nivel global, para “mejorar los términos de intercambio” de la CSS, tanto en los espacios de ejecución como de negociación.
En marzo de 2019 en Buenos Aires se conversará, entre otros temas, sobre “La función de la Cooperación Sur – Sur y la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: retos y oportunidades.
Se trata de una ocasión para un mayor acercamiento, diálogo y trabajo conjunto de los diferentes espacios de integración y cooperación en la región. La región tiene un camino andado, ahora se ha de tener la valentía de arriesgarse a estar juntos; para incrementar la proyección de la CSS.
Al cruzar las recomendaciones del PABA, especialmente con las metas del ODS 17, surgen para la región y en particular para los espacios de SEGIB y del MERCOSUR, oportunidades de cooperación, intercambio y trabajo conjunto hacia el fortalecimiento institucional de ambos espacios.
A continuación, se referencian algunas de las recomendaciones que implicarían el diseño de posibles líneas de trabajo y de intercambio en el corto, mediano y largo plazo.
Al revisar las recomendaciones de PABA a nivel regional podrían identificarse oportunidades y sinergías como “34-A. Fortalecer las instituciones y organizaciones subregionales y regionales existentes y con ello su capacidad para prestar un mejor servicio a las necesidades de cada gobierno interesado en sus esfuerzos para cooperar con otros”, a través de la SEGIB, con sus oficinas sub-regionales, tiene una estrategia de acercamiento y diálogo permanente con los países.
La coincidencia de oficinas permite pensar en una primera experiencia piloto que luego pueda replicarse hacia otras oficinas regionales y procesos de integración similar en tanto diálogo de identificación de ofertas y demandas bilaterales. Como producto concreto, lo anterior se operacionaliza en el intercambio de conocimiento sobre CSS entre el Programa Iberoamericano para el Fortalecimiento de la Cooperación Sur – Sur y el GCI-MERCOSUR; orientado al fortalecimiento de capacidades de gestión, recursos humanos y aprendizajes y trayectorias en CSS.
En tanto la recomendación “34-B. Desarrollar y fortalecer los vínculos entre las instituciones en esferas sustantivas importantes y de alta prioridad…”, a través del PIFCSS, espacio que ha desarrollado capacidades en materia de cooperación internacional, puede compartir el acervo de conocimiento hacia el fortalecimiento del GCI-MERCOSUR sobre el principio de horizontalidad; complementariedad y coherencia de políticas y esfuerzos. Tanto la SEGIB como el MERCOSUR disponen de un acervo que les permitirá dialogar y potenciar hacia una mayor y mejor CSS; a través de los diferentes Programas, Iniciativas y Proyectos Adscriptos (PIPAs) como de los grupos y sub grupos temáticos de trabajo del MERCOSUR.
“34-C. Fortalecer la capacidad disponible para la recopilación y el análisis de datos …, la SEGIB, a través del PIFCSS y del Informe sobre Estado de la Cooperación Sur – Sur ha desarrollado y fortalecido los mecanismos de medición y reporte de la CSS.
Ello constituye un valor agregado del espacio. En tal sentido, favorecer el intercambio de cono-cimiento y metodologías de relevamiento y monitoreo de la CSS en el GCI-MERCOSUR; fortaleciéndose las capacidades regionales, favorecería la priorización de sus Estados partes.
“34-D. Mejorar los sistemas regionales de información para la CTPD, Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo…; aquí, nuevamente el intercambio de experiencias hacia la creación de capacidad de medición, monitoreo y reporte de la CSS, a efectos de incrementar la visibilidad y aporte que la CSS hace al desarrollo , contribuirá a visibilizar el espacio de integración de procesos como el MERCOSUR; además, en la órbita del PIFCSS existe una experiencia y trabajo en tanto acompañamiento hacia la territorialización de la Agenda 2030 y de los ODS, que junto a otros espacios y socios del desarrollo (como NNUU); favorecerá la apropiación local.
“35. Todos los gobiernos deben esforzarse por aumentar la capacidad de las organizaciones subregionales y regionales para ejecutar actividades y proyectos de cooperación técnica”; sobre ello, tanto la SEGIB como el MERCOSUR, con sus diferentes espacios institucionales de cooperación son reflejo del esfuerzo de los países por aumentar las capacidades institucionales y fortalecer las plataformas de diálogo y articulación conjuntos. En el marco de la Agenda 2030, el Sistema de NNUU, además de las alianzas hacia la potenciación de la CSS, resulta ser un socio para desarrollar acciones de cooperación triangular.
Lo anterior da cuenta de varias líneas de cooperación.
La SEGIB, como plataforma política iberoamericana puede oficiar de vínculo mientras el MERCOSUR a fin de fortalecer sus capacidades recientemente creadas en cooperación técnica internacional, a través del aprendizaje; aprovechamiento de herramientas desarrolladas en Iberoamérica podría tener una mayor impacto a nivel sub-regional.
Ambos espacios tienen diferentes acervos de políticas y su complementariedad otorgaría valor en ambos sentidos.
El contexto invita a pensar en más y mejores alianzas orientadas a la visibilidad de la CSS que la región ha hecho, hace y puede hacer en el marco de la Agenda 2030.
El desafío de comunicar y dar visibilidad a los aportes al desarrollo es permanente; como así también la efectiva canalización y uso de los escasos recursos de la cooperación internacional; especialmente en los esfuerzos de cuantificar y valorizar la CSS.
Tanto SEGIB como MERCOSUR lo han hecho, y han tenido el coraje de hacerlo solos, ahora han de tener la valentía de arriesgarse a hacerlo juntos, sin dejar nadie atrás.