Comunidad Iberoamericana: cambios y oportunidades

El sistema de alianzas y cooperación internacional al desarrollo da un giro de 180 grados, producto de los cambios derivados de una fuerte sacudida a su mecanismo de financiación global. Más allá del impacto de lo que algunos han denominado la “bomba arancelaria”, y de las necesidades de cobertura frente al déficit de cooperación financiera, estamos ante la oportunidad única, como Comunidad Iberoamericana, de dar un vuelco al sistema de cooperación regional. En este marco, la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, que tendrá lugar en Sevilla entre finales de junio y principios de julio, será un escenario clave para asumir respuestas sólidas y coordinadas, en un contexto complejo donde es necesario apostar por el multilateralismo solidario con enfoque en la salvaguarda y la protección de la vida.

La dureza de los acontecimientos vistos en el mundo, con el genocidio en Gaza como la mayor muestra de barbarie de nuestra época, evidencia la necesidad de contar con instrumentos de coordinación y cooperación internacional sólidos, a la vez que se constata la relevancia de la capacidad política para pasar de las palabras a los hechos cuando sea necesario. Lo primero es solo condición necesaria, lo segundo dota de sentido al sistema y, por tanto, avala su necesario rol en las sociedades contemporáneas.

Tan relevante como fundamental para la supervivencia de comunidades enteras, la crisis climática que vivimos hace necesario abordar cuestiones capitales en nuestra región, como la protección de los Sistemas Ancestrales de Conocimiento de los Pueblos Indígenas, que comprenden los elementos intangibles como su lengua, tradición oral, organización social y su conocimiento de la naturaleza y del universo, así como sus manifestaciones culturales, para materializar el cuidado y la protección de los bosques, los ríos, la fauna y la flora.

Como Comunidad Iberoamericana estamos llamados a promover que sean, precisamente, quienes cuidan y protegen la Madre Tierra, los principales beneficiados de los programas de cooperación e inversión en sostenibilidad, digitalización y cadenas de valor local. Asimismo, los integrantes de la Comunidad Iberoamericana debemos aunar esfuerzos para que las iniciativas orientadas a superar la crisis ecosocial sean estimuladas mediante la implementación de bonos verdes, compensaciones y créditos de biodiversidad.

Esta ha de ser una apuesta regional para que surta efectos en el nivel global, por ello es importante que, como comunidad, definamos las prioridades de la cooperación regional. De esta forma, podremos llevar a cabo un avance también hacia la implementación de proyectos comunes de gran escala, en sectores como la energía limpia, el transporte, las tecnologías digitales, y así avanzar hacia una transición energética justa, que permita superar los combustibles fósiles y brindar bienestar a las poblaciones vulnerables.

Esta oportunidad se sustenta, asimismo, en las posibilidades que tenemos de construir otros puentes y nuevos escenarios de cooperación: conectar Iberoamérica con África reivindicando el compromiso de construir desde la alteridad y desarrollar nuevos escenarios de cooperación Sur-Sur, así como el desarrollo de una agenda global inclusiva y equitativa, con el objetivo de materializar un futuro más justo y sostenible para el Sur Global.
La Secretaría General Iberoamericana cumple veinte años, en un contexto global inmerso en amplias complejidades geopolíticas. Después de dos décadas, la SEGIB es un faro para la región en su apuesta por el diálogo y la concertación. Este espacio nos permite, como la comunidad iberoamericana que somos, apostar por estrategias innovadoras para entablar relaciones de cooperación realmente transformadoras y simétricas entre las naciones.

La IV Conferencia sobre Financiación al Desarrollo de Sevilla, así como la Cumbre de CELAC-UE, que tendrá lugar en Santa Marta, serán escenarios claves para seguir afianzando nuestras profundas e históricas relaciones de amistad, ayuda y cooperación. El avance en estas cumbres será pilar fundamental de la próxima XXX Cumbre Iberoamericana de 2026, en Madrid, que esperamos sea un espacio que permita abogar por la defensa de la vida por encima de cualquier otra prioridad, con la paz con la naturaleza como eje articulador de nuestro futuro como iberoamericanos.

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2025 | Tribuna
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