A lo largo de los últimos 15 años, la cooperación triangular ha mantenido gran dinamismo en Iberoamérica demostrándose una potente herramienta para la implementación de la Agenda 2030. De ello dan cuenta las 1.300 iniciativas de cooperación triangular registradas y sistematizadas en la región por la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) desde 2007.
Asimismo, durante más de cuatro décadas, una pujante y creciente Cooperación Sur-Sur ha sido una seña de identidad de Iberoamérica, que es hoy referente internacional en esta modalidad de colaboración que destaca en su aporte al fortalecimiento de las capacidades de desarrollo de los países.
Fruto de esta importante trayectoria técnica, el conocimiento acumulado de la SEGIB y ante el creciente interés de la Unión Europea por innovar en los mecanismos de cooperación internacional, iniciamos en 2020 la alianza de trabajo con la Comisión Europea (CE) denominada “Cooperación Triangular Innovadora para una nueva agenda de desarrollo”.
La cooperación triangular ha demostrado ser una potente herramienta para la implementación de la Agenda 2030
Las investigaciones desarrolladas durante estos dos años en el marco de esta alianza UE-SEGIB han generado valiosas recomendaciones para impulsar la Cooperación Triangular entre la Unión Europea y América Latina. A su vez, ello fortalecería y generaría nuevos espacios de diálogo entre ambas regiones, contribuyendo desde una perspectiva birregional a la transición del ecosistema internacional de cooperación al desarrollo.
Desarrollar la Cooperación Triangular
En este camino para desarrollar una mayor y mejor cooperación entre la Unión Europea y América Latina, los cinco estudios completados en el contexto de la alianza con la Comisión Europea coinciden en la necesidad de alcanzar una definición consensuada sobre Cooperación Triangular (al menos en el ámbito de la cooperación birregional UE-ALC) y desarrollar sistemas de información que permitan un registro adecuado y, con ello, posibiliten la medición del impacto de la cooperación triangular.
Asimismo, se recomienda superar el enfoque centrado únicamente en los Estados nacionales e incorporar actores locales y regionales para así fortalecer nuevas formas de relación basadas en la horizontalidad, la pertenencia o la apropiación, algo que, a su vez, sacaría a la cooperación triangular del “encapsulamiento” que hoy tiene en los niveles técnicos. Para ello es clave desarrollar una institucionalidad y unos instrumentos específicos en torno a la cooperación triangular, que contribuyan a su mayor despliegue.
La alianza entre la SEGIB y la Comisión Europea ha generado una serie de recomendaciones para potenciar la Cooperación Triangular entre América Latina y la Unión Europea
De forma específica, el estudio realizado por el Real Instituto Elcano (RIE) sobre el “Valor Estratégico de la Cooperación Triangular con América Latina y el Caribe para la Unión Europea”, enmarcado en el proyecto UE-SEGIB, recorre las debilidades y fortalezas de la cooperación triangular de la región para superar las primeras y potenciar las segundas.
El estudio recomienda cuatro grandes áreas de acción para una cooperación triangular de impacto entre la UE y América Latina:
1. Avanzar en la conceptualización
Es crucial crear una definición consensuada y común de la Cooperación Triangular, al menos para el conjunto de la UE [se entiende que está implícito el consenso con la región iberoamericana, diferenciándola de otras formas de cooperación como la bilateral y la multilateral]. Ello favorecería la creación de incentivos para la correcta recolección de la información, seguimiento y evaluación del impacto de dicha colaboración
2. Sistematizar la información
La dificultad de contar con información precisa de la Cooperación Triangular es uno de los mayores desafíos para desplegar su potencial. Para solventar este obstáculo, el estudio técnico se propone desarrollar una estrategia común entre la SEGIB y la UE para generar y fortalecer los sistemas de información, acompañada de los recursos humanos y financieros suficientes para desplegarla de forma prioritaria.
En este sentido, el análisis técnico del RIE destaca que el área de Cohesión social y Cooperación Sur-Sur y Triangular de la SEGIB cuenta con las experiencia, relaciones políticas y constancia en el diálogo político para desarrollar este refuerzo de los sistemas de información.
Asimismo, sería clave avanzar en la construcción de una herramienta interregional de seguimiento y visibilidad de la Cooperación Triangular de la Unión Europea-América Latina, la cual incluso, tendría el potencial de replicarse en otras regiones.
3. Elevar el perfil político
Para desplegar todo el potencial de la Cooperación Triangular entre ambas regiones, es esencial desarrollar una institucionalidad, unos instrumentos y unos recursos adecuados que la conviertan en una apuesta estratégica de nuevos actores a ambos lados del Atlántico. Para ello, es clave generar una nueva narrativa que subraye sus fortalezas y complementariedades sobre otras modalidades de cooperación, promover mayor implicación de organismos internacionales, dotarla de mayores recursos económicos y humanos y avanzar en una concepción geográficamente más transversal exportando el modelo a regiones como África o Asia.
4. Mejorar el impacto en el desarrollo y capacidad transformadora
El potencial de cooperación triangular en términos de desarrollo aún no se ha capitalizado al máximo. Para ello, sería deseable aumentar el número de proyectos y programas, así como la escala de los proyectos y su capacidad de ser replicados. Es clave promover una “visión iberoamericana” y europea de la cooperación triangular en foros internacionales que contribuya a una mejor adaptación a la Agenda 2030.
Mirada de futuro
El conocimiento generado por más de una década y el trabajo técnico de los últimos dos años producto de la alianza UE-SEGIB nos hace confirmar el inmenso potencial de la Cooperación Triangular para abordar los desafíos multidimensionales del desarrollo.
Sus pilares de horizontalidad, no condicionalidad y solidaridad que superan el enfoque bipolar donante-receptor y Norte-Sur, abren la puerta para que la Cooperación Sur-Sur y Triangular realicen aportes clave a una reconfiguración del sistema internacional de cooperación al desarrollo, un objetivo que desde Iberoamérica compartimos plenamente con la Unión Europea.
En un momento decisivo para las relaciones entre América Latina y la Unión Europea, estamos plenamente convencidos de que la Cooperación Triangular constituye un potente instrumento para aportar un área de acción concreta a una nueva alianza estratégica con potencial de generar grandes beneficios para ambas regiones. Desde la SEGIB hemos sentado bases técnicas e institucionales para contribuir a esta visión común.