Barcelona, la voz iberoamericana de la cultura y su eco en el mundo

Barcelona será este septiembre el epicentro de la política cultural internacional. La ciudad acogerá dos encuentros de enorme trascendencia: la XXII Conferencia Iberoamericana de ministras y ministros de Cultura y, a continuación, la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible, Mondiacult 2025.

Que ambos eventos se celebren en el mismo lugar y de forma consecutiva no es casualidad. Responde a una idea clara: la cultura ya no puede estar en los márgenes de la agenda global. Necesitamos situarla en el centro de las políticas de desarrollo, de la democracia, de la sostenibilidad y de la innovación. Y qué mejor lugar para hacerlo que Barcelona

Recuperar el debate iberoamericano

La última Conferencia Iberoamericana de Cultura se celebró en Santo Domingo en 2021. De allí salieron consensos importantes que reforzaron nuestro Espacio Cultural Iberoamericano (ECI), una plataforma de cooperación única en el mundo, que lleva casi dos décadas impulsando programas, redes y políticas culturales conjuntas.

Cuatro años después, nos encontramos con nuevos retos. La crisis climática, la transformación digital y la precariedad que atraviesa a gran parte del sector cultural son desafíos que comparten nuestros países, y requieren respuestas colectivas.

Por eso, en Barcelona nos hemos marcado un objetivo: recuperar el debate entre ministros y ministras de cultura al más alto nivel. Lo haremos a través de cuatro grandes bloques temáticos: los derechos culturales y la actualización de la Carta Cultural Iberoamericana, la Agenda Digital Cultural para Iberoamérica, la financiación al desarrollo cultural y la agenda post-Mondiacult, y la relación entre cultura y acción climática.

Nuestra expectativa es que estos debates se traduzcan en una hoja de ruta sólida, que esperamos aprobar por consenso, y que pueda elevarse a la XXX Cumbre Iberoamericana de Madrid en 2026, coincidiendo además con el 35 aniversario de la Conferencia Iberoamericana.

Mondiacult 2025: el mayor foro global sobre políticas culturales

Un día después de clausurar la Conferencia Iberoamericana arrancará Mondiacult 2025, que convertirá a Barcelona en la capital mundial de la cultura durante tres días.

Algunos datos muestran la magnitud del encuentro: más de 1.900 participantes, alrededor de 170 delegaciones, 20 sesiones temáticas de ministros y 66 eventos paralelos oficiales. Una agenda tan amplia como ambiciosa, que permitirá abordar cuestiones que van desde la libertad artística hasta la economía creativa, desde la educación cultural hasta los impactos de la inteligencia artificial.

Uno de los hitos más esperados será la presentación del Global Report on Cultural Policies, un informe mundial que nos ayudará a medir mejor el impacto real de la cultura y de las industrias creativas en nuestras sociedades. Contar con datos comparables y evidencia sólida es indispensable para orientar las políticas culturales del futuro.

Y, por supuesto, el momento culminante llegará con la Declaración de Mondiacult 2025, que los Estados miembros de la UNESCO esperamos aprobar como un compromiso colectivo. Una declaración que aspira a reconocer la cultura como un derecho humano fundamental y un bien público mundial, y que busca integrar la cultura en ámbitos clave como la educación, la acción climática, la economía o la transformación digital.

La fuerza de la Comunidad Iberoamericana

En este doble contexto, quiero destacar el papel de la Comunidad Iberoamericana. Nuestra comunidad es un espacio resiliente, capaz de mantenerse firme frente a los cambios políticos y de responder de manera unida a los grandes retos globales, como la crisis climática o la transformación digital.

Iberoamérica es única en el mundo por su voluntad integradora: une a 22 países de dos continentes, con una diversidad lingüística, cultural e histórica inmensa, pero con un sentido profundo de pertenencia a un proyecto común. Y es única también por su vocación de permanencia. A lo largo de más de tres décadas, la Conferencia Iberoamericana ha demostrado que, más allá de coyunturas políticas o económicas, existe una voluntad compartida de proyectar esta comunidad hacia el futuro y hacia el mundo.

Esa resiliencia y esa vocación de permanencia son las que convierten a Barcelona en algo más que la sede de un encuentro internacional. La convierten en símbolo: el lugar donde la voz iberoamericana de la cultura se proyecta con fuerza y su eco resuena en el mundo.

Cultura como futuro compartido

El doble encuentro de Barcelona es una oportunidad única para que Iberoamérica y el mundo reafirmen que la cultura no es un complemento, sino un pilar central de nuestras sociedades. Pero también para abrir un debate profundo y constructivo sobre cómo la cultura puede ayudarnos a enfrentar la crisis climática, a reducir desigualdades, a garantizar la diversidad, a impulsar la innovación y a fortalecer nuestras democracias.

En estos días intensos esperamos aprobar compromisos que marquen un cambio de rumbo. Pero, más allá de los textos y de los acuerdos formales, lo más importante será el espíritu de comunidad que nos define: una comunidad que mira al futuro con confianza, que entiende la cultura como un derecho y como una oportunidad, y que sabe que su diversidad es su mayor fortaleza.

Porque la cultura no es solo memoria ni patrimonio: es también futuro, posibilidad y esperanza compartida. Y Barcelona será, en 2025, la voz iberoamericana de la cultura, que resuena en todo el mundo.