Acciones para avanzar en la erradicación de la violencia contra la mujer

Acciones para avanzar en la erradicación de la violencia contra la mujer

La violencia psicológica, física y sexual contra la mujer, ejercida por su pareja o ex pareja, es considerada un grave problema de salud pública, y una directa violación de los derechos humanos de las mujeres, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Debido a la relevancia que tiene en el mundo este tema, agrupaciones de mujeres de la sociedad civil, han iniciado diferentes programas e iniciativas comunicacionales, a fin de erradicar la violencia de género y construir un camino hacia la igualdad, así como el pleno ejercicio de los derechos humanos.

En contraparte a estos esfuerzos, los Estados tienen una tremenda deuda, principalmente si enfrentamos la violencia contra la mujer, desde la perspectiva de la prevención.

 

¿Desde qué paradigma deberíamos pararnos para romper con el círculo de la violencia?

Si realmente queremos dejar de perpetuar las historias de mujeres víctimas de violencia de género y la muerte de las mujeres por el hecho de serlo, es urgente que incorporemos la perspectiva de género en nuestra construcción sociocultural.

La asimetría de poder entre los hombres y las mujeres abarcan todas las dimensiones de nuestra sociedad, incluyendo lo público y lo privado sin excepción.

Así, la violencia contra la mujer en el contexto de la pareja por ejemplo, es un comportamiento aprendido en los procesos de socialización desde la infancia.

 

¿Qué podemos hacer con los hombres agresores?

Lo primero es mencionar que debemos tomar caminos paralelos para avanzar más rápido.

Las lesgislaciones deben considerar la violencia contra la mujer y los feminicidios como crímenes graves, sin atenuantes; incorporar perspectiva de género en las políticas, la educación, los medios de comunicación, con responsabilidad social que elimine los estereotipos de género y la hipersexualización de las mujeres.

Además, los gobiernos deben asignar presupuesto y el poder judicial sancionar con perspectiva de género; pero en paralelo, debemos modificar las conductas de los hombres agresores y maltratadores.

Hay programas de rehabilitación para hombres agresores que deberíamos tener presentes en nuestra lucha contra la erradicación de la violencia de género

Hay programas de rehabilitación para hombres agresores que deberíamos tener presentes en nuestra lucha contra la erradicación de la violencia de género.

Uno de los que destacan a nivel mundial es el PRIA , programa de intervención con agresores en violencia machista, en España, enfocado en hombres que han sido condenados y que están en la cárcel o cumpliendo medidas penales alternativas.

El programa, con una metodología psicoeducativa, tiene como objetivo evitar la reincidencia. Si bien los resultados no son exitosos, por la alta tasa de abandono del programa, las estadísticas en torno a los cambios conductuales son esperanzadores.

En Chile tenemos el programa HEVPA, que son Centros para Hombres que Ejercen Violencia de Pareja, y forman parte de una red que pertenece al Ministerio de la Mujer y Equidad de Género. La intervención está enfocada en que los hombres asuman su responsabilidad en la violencia ejercida, y comiencen un proceso de cambio de roles y actitudes en la vida íntima y familiar, para prevenir la violencia hacia las mujeres.

Los programas de rehabilitación para agresores constituyen un elemento indispensable en las políticas públicas de combate a la violencia de género

Esta intervención con hombres no es una alternativa a la denuncia o a las sanciones penales, y es  de carácter voluntario en la mayoría de las situaciones. La tasa de rehabilitación es baja y no existen planes de seguimiento que permitan verificar que los cambios han sido permanentes.

Con estos dos ejemplos podemos identificar que aún siguen existiendo desafíos de diverso orden y magnitud; sin embargo los programas de rehabilitación para agresores constituyen un elemento indispensable en las políticas públicas de combate a la violencia de género.

Los Estados tienen una tremenda deuda, principalmente si enfrentamos la violencia contra la mujer, desde la perspectiva de la prevención

Los datos demuestran que es necesario apurar el cambio cultural, poniendo énfasis en acciones focalizadas para promover la igualdad, reforzar los programas educativos desde el nivel inicial con la incorporación de la perspectiva de género, intervenir en los  procesos de socialización que se establecen entre niñas, niños y adolescentes para que estén basados en relaciones igualitarias, respetuosas y, sobre todo, no violentas.

Este 25N abogamos por el diálogo y la co-creación de soluciones que sean transversales, disponibles a trabajar incansablemente por la erradicación de este flagelo mundial, esperando poder algún día celebrar esta fecha, y no continuar conmemorándolo con cifras dolorosas y sangrientas.

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