Con la visión de un medioambiente sano para las próximas generaciones y entendiendo que protegerlo es también parte integral del desarrollo, Iberoamérica convierte el desafío medioambiental en uno de los ejes prioritarios de la XXVIII Cumbre Iberoamericana a celebrarse el 24 y 25 de marzo.
Los países iberoamericanos presentarán en la próxima cita presidencial una Carta Medioambiental Iberoamericana con acuerdos y compromisos comunes en áreas como biodiversidad y restauración de ecosistemas, recursos hídricos, contaminación o cambio climático.
“La aprobación de esta Carta permite aunar esfuerzos y fortalecernos de forma coordinada en la aplicación de las normativas ambientales, innovación e intercambio de buenas prácticas como una herramienta que nos asista en la planificación y cooperación hacia soluciones que respondan a nuestras necesidades ambientales”, explican desde el Ministerio de Medioambiente y Recursos Naturales de República Dominicana, país que coordinó el proceso en calidad de Secretaría Pro-Témpore de la Conferencia Iberoamericana.
La Carta Medioambiental Iberoamericana propone acuerdos y compromisos sobre cambio climático, recuperación de la biodiversidad, contaminación y recursos hídricos
La Carta que se presentará en la Cumbre es el resultado de casi tres años de intenso trabajo técnico y de un diálogo con organismos internacionales y redes de la sociedad civil, luego de que, tras 11 años de pausa, la región retomase en septiembre de 2020 la temática medioambiental en los trabajos preparatorios de las cumbres iberoamericanas.
Esta hoja de ruta común es la continuación del trabajo logrado en la Cumbre de Andorra en 2021, en cuya declaración se consagró la necesidad de integrar la dimensión medioambiental a los planes de recuperación postpandemia.
A partir de ahí, y con el tema ambiental en lo alto de las prioridades políticas, se constituyó un grupo de trabajo liderado por República Dominicana -en calidad de Secretaría Pro-Témpore de la Conferencia Iberoamericana-, junto con Argentina, Brasil, Colombia, Cuba y España.
Hoy, esta dimensión medioambiental se afianza y se fortalece hasta el punto de que la planificación estratégica de la cooperación iberoamericana para 2023-2026, la establece como un área de trabajo específica y un principio transversal de toda su acción.
Cambio climático
El calentamiento climático ha aumentado en toda Iberoamérica, con un incremento promedio de 0,2 °C en la última década, según datos del III Informe del Observatorio de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible que también se presentará en la Cumbre. El reporte alerta sobre las consecuencias de este incremento de la temperatura en forma de desastres naturales, fenómenos extremos, sequías de mayor duración e intensidad, desertificación, aumento del nivel del mar, erosión costera y acidificación de océanos y lagos.
Inundaciones, deslizamientos, sequías e incendios serán fenómenos cada vez más frecuentes que implicarán la migración -por motivos climáticos- de 17,1 millones de personas, un 2,6% de la población de América Latina para el año 2050, según las predicciones de un inquietante informe del Banco Mundial.
Ante los impactos actuales y futuros del cambio climático, la Carta Medioambiental impulsa el compromiso de aumentar la capacidad de respuesta y adaptación de los países a la crisis climática, bajo el principio de “responsabilidades comunes, pero diferenciadas”.
De allí que, en función de las circunstancias y capacidades de cada país, se consigna el compromiso para la descarbonización de las economías mediante la reducción de emisiones y consumo de combustibles fósiles, así como la restauración de ecosistemas dañados. Los países firmantes se comprometen asimismo a colaborar para que este compromiso iberoamericano se traslade y sea visible en escenarios internacionales relevantes.
Desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, país que propuso impulsar una hoja de ruta común en materia medioambiental, “la aprobación de la Carta permite contar con un instrumento atemporal que ayudará a nuestra región a lograr una ruta hacia la carbono-neutralidad en el 2050 o antes, y donde podremos reafirmar nuestro compromiso de reducir los gases de efecto invernadero para el año 2030”.
La Carta Medioambiental impulsa el compromiso de aumentar la capacidad de respuesta y adaptación de los países a la crisis climática, bajo el principio de “responsabilidades comunes, pero diferenciadas”.
La financiación internacional para la adaptación y mitigación del cambio climático es otro de los aspectos clave. Al respecto, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina destaca que, uno de los valores agregados de esta hoja de ruta compartida, es el hecho de que se reconozca la necesidad de aumentar los flujos financieros hacia los países en desarrollo, además de las ya citadas responsabilidades comunes pero diferenciadas.
“Para América Latina es fundamental que los países desarrollados cumplan con sus compromisos de provisión y movilización de recursos” porque, según explican desde Argentina, “nuestros países afrontan la doble carga: por un lado, de la deuda y por otro, la necesidad de inversiones en políticas ambientales y climáticas”.
“Sin el apoyo financiero del mundo desarrollado (…) será muy difícil que los países de la región alcancemos el cumplimiento de los compromisos ambientales y climáticos para mejorar la salud del planeta y de todos los que habitamos en él”, advierte el país sudamericano.
Biodiversidad y restauración de ecosistemas
Iberoamérica alberga el 50% de la biodiversidad global y un 20% de los bosques tropicales, pero es también la región donde esta biodiversidad se está perdiendo con mayor rapidez, explican desde el Observatorio Iberoamericano de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible.
Desde Colombia, que junto a Brasil son países con una de las biodiversidades mayores del planeta, celebran que haya un entendimiento cada vez más claro a nivel político del vínculo entre crisis climática y pérdida de la biodiversidad. “Se entiende que si avanza la pérdida de biodiversidad, será el colapso de los ecosistemas y de la vida”, alerta el Ministerio de Ambiente de Colombia.
“Cuidar la biodiversidad significa actuar unificadamente hacia un objetivo común regional para proteger y preservar ecosistemas estratégicos con acciones de regeneración, restauración y preservación para la sostenibilidad de los ecosistemas y de la de la vida”, subrayan desde Colombia, que además pone en valor el aporte de los pueblos indígenas, la ciencia aplicada y políticas regionales de cooperación destinadas a la protección de esta biodiversidad.
Argentina, por su parte, celebra que la Carta Iberoamericana reconozca la importancia de la plena implementación del Marco Mundial Kunming-Montreal que, entre otras cuestiones, establece metas de financiamiento de 20.000 millones de dólares anuales para 2025 y 30.000 mil millones anuales para 2030 destinados a la protección de la biodiversidad.
“El Amazonas, el Gran Chaco y la Selva tropical en Centroamérica y el Caribe son claves para mantener el bosque en pie, brindar medios de vida a sus habitantes y preservar la fauna silvestre. Para todo esto hacen falta recursos”, subrayan desde Argentina.
Recursos hídricos y contaminación
La XXVIII Cumbre Iberoamericana tendrá lugar un día después de la conclusión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua (22-24 de marzo), donde se espera aprobar una agenda de acción global para la sostenibilidad de este recurso.
En ese sentido, los países iberoamericanos trabajan juntos para lograr una gestión integral y sostenible del agua y del saneamiento dentro de sus territorios. Asimismo, en línea con el Comunicado Especial Agua para la Vida, suscrito durante la Cumbre de Andorra en 2021, durante la Cumbre se generarán espacios de diálogo político de alto nivel para avanzar en la construcción de lineamientos comunes en la implementación del derecho humano al agua potable y saneamiento y a la gestión integral de los recursos hídricos.
Los países iberoamericanos trabajarán juntos para lograr una gestión integral y sostenible del agua y del saneamiento dentro de sus territorios.
La Carta Medioambiental también pone el acento en la importancia de contar con océanos saludables, así como la conservación, protección y uso sostenible de los ecosistemas marino-costeros. En este ámbito, la acción medioambiental iberoamericana buscará promover medidas para prevenir y reducir la contaminación por plásticos y microplásticos. Se trata de fomentar la economía circular, el intercambio de buenas prácticas, investigación, educación ambiental y concientización, así como la cooperación internacional.
La fuerza del “ecosistema iberoamericano”
Tan importante como el contenido de Carta Medioambiental Iberoamericana es el camino para su adopción en la próxima Cumbre Iberoamericana. Su elaboración es una construcción colectiva a partir del diálogo entre gobiernos, expertos, organismos internacionales y redes iberoamericanas especializadas en temáticas medioambientales. Un trabajo que se nutrió además de la evidencia científica que a lo largo de los últimos años ha aportado el Observatorio de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático.
Para el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, “la Carta confiere al medio ambiente la relevancia que el tema merece. Se trata de una cuestión transversal que ha permeado durante mucho tiempo las diversas iniciativas iberoamericanas, una realidad que la Carta viene al mismo tiempo a reforzar y proyectar para el futuro”. El Itamaraty también celebra el fortalecimiento del tema ambiental en la cooperación iberoamericana y la oportunidad que abre la Carta de equilibrar las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental.
“Vivimos un momento histórico, donde resulta urgente elaborar y consensuar soluciones integrales a los desafíos ambientales de este tiempo, fortaleciendo el diálogo, la cooperación y la solidaridad”, expresan desde Argentina.
Desde República Dominicana, país que coordinó los trabajos de esta agenda agradecen “el compromiso, apertura y empeño de cada uno de los países que trabajaron en la elaboración de esta Carta, un instrumento que expresa nuestras prioridades ambientales con una sola voz, garantizando la sostenibilidad de nuestros países y la defensa de nuestro medioambiente”.