Dentro de una gran caja de cristal refrigerada en el interior de una antigua capilla de la ciudad de Barcelona (España), se encuentra una de las herramientas tecnológicas más poderosas de la ciencia: el supercomputador Mare Nostrum, el más potente de España y uno de los más potentes del mundo, con una capacidad de cálculo y memoria que permite la creación de simulaciones conocidas como “gemelos digitales” que ayudan a luchar contra el cáncer, mitigar el cambio climático o mejorar la respuesta a desastres naturales.
El Mare Nostrum es uno de los supercomputadores que conforman la Red Iberoamericana de Supercomputación, un proyecto de colaboración científica y tecnológica que abre un sinfín de posibilidades para la región. ¿Cómo aprovechar el máximo esta tecnología en la ciencia, la economía o la investigación?
El Portal Somos Iberoamérica conversó con el profesor Mateo Valero, quien dirige el Centro de Supercomputación de Barcelona (BSC- Barcelona Computing Center) y ha ganado más de 60 galardones internacionales, entre los que destaca el Premio Ecker-Mauchly, el más importante a nivel internacional en Arquitectura de Computadores. Este experto nacido en Zaragoza (España), pero con alma latinoamericana, se ha convertido en el más activo promotor de la cooperación entre Europa y América Latina en materia de supercomputación.
P. En un mundo de datos masivos que proporcionan ingentes cantidades de información, ¿qué importancia estratégica tiene para gobiernos, empresas y sociedades en Iberoamérica tener la capacidad de recoger, analizar e interpretar estos datos?
R. “Los datos son un activo estratégico que permite ahondar en el conocimiento y la investigación aplicada en áreas como la salud, el cuidado del medioambiente o mejora de la productividad. El uso adecuado de estos datos- y cuanto más precisos, mejor—a través de técnicas de inteligencia artificial requieren computadores muy potentes con capacidad de procesar y analizar masivas cantidades de información. Las aplicaciones de inteligencia artificial son cada vez más complejas y solo instituciones y países con computadores de alta velocidad y prestaciones muy sofisticadas pueden llevar a cabo las investigaciones que permitan aprovechar todo el potencial de estas tecnologías.
Por eso no es suficiente únicamente tener acceso a esos datos, sino poder procesarlos, analizarlos, e interpretarlos. En este sentido, la experiencia europea nos enseña que la “unión hace la fuerza”. Por eso es crucial fortalecer la cooperación para que estos datos sean accesibles y puedan ser compartidos entre los equipos de investigadores, que a su vez, tengan la posibilidad de analizarlos a través de redes de computación con acceso compartido.”
P. ¿Cómo se está cooperando en Iberoamérica para sacar mayor provecho de la supercomputación para el análisis de estos datos y su utilización?
R. “Hace una década el Centro Nacional de Supercomputación- Barcelona Supercomputing Center impulsó la Red Iberoamericana de Supercomputación (RISC) en la que, junto con España, participaban centros de supercomputación de México, Colombia, Brasil, Argentina y Chile. A la segunda fase de esta iniciativa, hoy conocida como RISC 2 y financiada por la Unión Europea, se han sumado Costa Rica y Uruguay. Tenemos la visión de que se integren todos los países latinoamericanos. Queremos que los gobiernos latinoamericanos vean esta colaboración como una prioridad estratégica.”
P. ¿En qué áreas podría ser estratégica la Red Iberoamericana de Supercomputación para los países iberoamericanos? ¿Puede mencionar algún caso de éxito?
R. “La computación de alto rendimiento (HPC-por sus siglas en inglés) puede ser sumamente útil para enfrentar los principales desafíos de ambas regiones en materia sanitaria, medioambiental, acelerar la transición energética, combatir el cambio climático o mejorar la productividad y autonomía de los países, con el diseño de microprocesadores.
Por ejemplo, con Brasil, esta colaboración permitió analizar una gran cantidad de datos sanitarios para hacer investigaciones médicas. Otro campo de aplicación es el de la energía. Con México, se han utilizado datos geológicos para mejorar la eficiencia del sector energético a través de la Inteligencia Artificial y la supercomputación. Con simulaciones a gran escala se analizaron los retos clave de diferentes tipos de energía (eólica, biogás, hidrocarburos), en un proyecto que denominado HPC4E (High Performance Computing for Energy), que fue un ejemplo de colaboración público-privada. Los proyectos HPC4E y ENERXICO son algunos ejemplos —pero hay muchos más— del potencial de realizar proyectos conjuntos con los gobiernos latinoamericanos en sectores estratégicos. Ambas regiones tenemos equipos investigadores de muy alto nivel, pero necesitamos aterrizar a proyectos concretos, para lo cual falta un empuje de decisión al más alto nivel político.”
Los datos son un activo estratégico que permite ahondar en el conocimiento y la investigación aplicada en áreas como la salud, el cuidado del medioambiente o mejora de la productividad
P. ¿Cómo se expresaría esta decisión “al más alto nivel”, como usted indica? ¿Qué falta para ampliar esta colaboración UE-América Latina y compartir recursos de supercomputación a mayor escala?
R. “A mí me gustaría que tanto las autoridades europeas como latinoamericanas entendieran que necesitamos más recursos para seguir colaborando en proyectos específicos. Es muy importante que países latinoamericanos que ya tienen experiencia en proyectos de colaboración aporten financiación a proyectos de investigación bilateral con participación europea. Eso permite consolidar equipos de investigación en los países latinoamericanos. Necesitamos que Latinoamérica crea más en Europa y Europa crea en Latinoamérica y para ello falta también una buena dosis de decisión política que se expresa en recursos”.
P. España tiene la Presidencia de la Unión Europea este semestre. ¿Cree que un relanzamiento de las relaciones UE-América Latina bajo la presidencia española de la UE podría ser una oportunidad en este ámbito?
R. “Es un buen momento para establecer al más alto nivel un compromiso entre países latinoamericanos y la Unión Europea para obtener recursos y formar equipos multidisciplinares para utilizar esas grandes posibilidades de supercomputación que son tan potentes aquí en Europa y serían gratis para los países latinoamericanos. Existe mucho potencial de colaboración y ahora tenemos que plasmarlo en proyectos concretos. La experiencia del proyecto RISC 2, financiado por la Unión Europea abre la posibilidad de aprovechar el programa Bella Link para la interconectividad de las comunidades de investigación y educación europeas y latinoamericanas y los recursos de supercomputación presentes en España y Portugal con sus pares latinoamericanos, aprovechando la conectividad proporcionada por GEANT en Europa y Red Clara en América Latina.”
Es buen momento para establecer al más alto nivel un compromiso entre países latinoamericanos y europeos para utilizar esas grandes posibilidades de supercomputación
P. Antes mencionó las aplicaciones de la supercomputación en el área de energía, un tema muy vinculado al desafío ambiental. ¿Qué utilidad tiene la supercomputación para combatir el cambio climático?
R. “Muchos eventos extremos que están sucediendo como consecuencia del cambio climático podrían analizarse con herramientas de supercomputación e inteligencia artificial para una mayor preparación y rapidez de respuesta que logren minimizar el impacto de los desastres y salvar vidas. En materia de cambio climático, la gran cantidad de datos con los que cuentan los países latinoamericanos y europeos serían clave para hacer simulaciones más precisas para predecir el clima de la tierra en diferentes escenarios y combatir el cambio climático con evidencia cada vez más fiable.”
P. Y en materia de salud, ¿cómo la supercomputación podría ayudar a enfrentar futuras pandemias o combatir enfermedades endémicas como el dengue, zika o chikungunya?
R. “La medicina personalizada es un área de oportunidad para aplicar la supercomputación en la prevención de enfermedades de transmisión, algo para lo que se requieren datos y supercomputadores, y, como he dicho, voluntad de colaboración entre los gobiernos de América Latina y Europa. Debido a los rápidos cambios climáticos, las enfermedades tradicionalmente endémicas de América Latina ahora están apareciendo también en Europa. Una razón más para impulsar una colaboración más estrecha.”
P. La inteligencia artificial está muy vinculada a la supercomputación. ¿Cómo lograr que su uso esté al servicio de las personas y no al revés?
R. “Como cualquier otra nueva tecnología emergente, las autoridades deben definir las políticas adecuadas para la protección del gran público general y en su mayoría no informado. Los expertos deben ser los encargados de una correcta información y difusión de los conceptos básicos y los sistemas educativos, de enseñar a los estudiantes desde edades tempranas a aplicarla con espíritu crítico y ética.
Es clave lograr el equilibrio adecuado entre proteger al ciudadano y no obstaculizar la innovación y la investigación. En cualquier caso, las acciones deben decidirse a nivel mundial, de lo contrario, la I+ D migrará hacia regiones donde hay menos control, creando así una desventaja injusta.”
P. Dada la ventaja comparativa de una comunidad lingüística de 850 millones de personas, ¿podríamos aspirar a un futuro en el que la ciencia, la tecnología, la innovación y la inteligencia artificial también se desarrollen en español y portugués?
R. “Aunque hoy en día, se ve difícil desplazar el liderazgo del inglés como lengua en la producción e intercambio de ciencia y tecnología, los últimos avances de aprendizaje automático mediante algoritmos, machine learning o los grandes modelos de lenguaje pueden ayudar a admitir otros idiomas y que la traducción automática e instantánea en las aplicaciones sea accesible a todos.
En Iberoamérica tenemos una gran cantidad de videos, grabaciones, audios y un gran volumen de información escrita en español y portugués que representan datos que son la clave para proteger nuestros idiomas ante la irrupción de aplicaciones como ChatGPT y otros desarrollos, para que no tengamos que dejar nuestros idiomas únicamente a merced de empresas tecnológicas y aplicaciones externas.”
Al final de un interesante diálogo sobre los caminos que se abren cuando la tecnología se conjuga con la cooperación entre países y la voluntad política, Mateo Valero pone el acento en un mensaje que ha recorrido toda la conversación: “la ciencia es semilla de ideas y de riqueza. Si queremos tener un buen futuro y presente, hemos de apostar por una educación, una ciencia y una sanidad de calidad y no recortar presupuesto en investigación y desarrollo en momentos de crisis”.