Cuando juntamos colaboración, innovación y ciudadanía, las ideas más rompedoras pueden hacerse realidad para transformar la vida de ciudades, comunidades y países. Ideas como una tipografía para digitalizar la lengua indígena Wounaan y evitar su desaparición, una lámpara cuya luz proviene de la fotosíntesis de las plantas, prótesis 3D para personas con amputaciones o dispositivos electrónicos construidos a partir de materiales biodegradables son propuestas desarrolladas por la ciudadanía a partir de su propia realidad.
Durante más de ocho años, estas propuestas nacieron, crecieron y maduraron en los Laboratorios de Innovación Ciudadana (LABIC) que han desarrollado una metodología 100% “hecha en Iberoamérica” basada en cinco principios básicos: conocimiento abierto, soluciones asequibles, experimentación, colaboración y cuidado de las personas.
“A través de los LABIC, Iberoamérica puede ofrecer al mundo un método de innovación capaz de entregar resultados concretos, promover la participación ciudadana y la construcción de nuevas relaciones de confianza entre las instituciones públicas y la sociedad civil”, asegura Pablo Pascale, responsable de Innovación Pública y Ciudadana de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).
Innovación en la cooperación
Desde 2014, los LABIC han desarrollado 83 soluciones ciudadanas en temáticas tan diversas como medioambiente, accesibilidad para personas con discapacidad, soluciones para el postconflicto colombiano, inclusión social, igualdad de género, emprendimiento cultural, entre otras áreas que van en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
Diez proyectos ya han alcanzado la fase de maduración y nueve se han instalado en distintos territorios, generando beneficios y proyectando su escalado para que puedan replicarse en otras ciudades o países.
A pesar de que los proyectos responden a desafíos muy variados, existe un elemento común que es a su vez un sello de identidad de la cooperación iberoamericana y de la metodología LABIC: la horizontalidad en las relaciones y dinámicas de trabajo. Todas las ideas parten de la ciudadanía a partir de sus necesidades y se desarrollan a través de la colaboración de equipos multidisciplinares, que incluyen a la sociedad civil, gobiernos nacionales, locales e instituciones internacionales.
Esta manera de entender la cooperación es en sí misma una innovación, porque rompe la lógica vertical donde los problemas están en un lado y las soluciones del otro. La ciudadanía ya no es únicamente beneficiaria de la cooperación, sino que se convierte también en creadora de respuestas, explican desde el Proyecto Innovación Ciudadana.
“Los LABIC democratizan la innovación. Demuestran que ésta no surge necesariamente a partir de un proceso en solitario, no se desarrolla únicamente por personas expertas, ni es una práctica costosa. Los LABIC evidencian que la innovación la podemos aprender y provocar”, explican desde el Proyecto Innovación Ciudadana.
Los LABIC democratizan la innovación, demostrando que no está reservada solo para expertos, ni es una práctica costosa y que la podemos aprender y provocar”.
“La metodología “LABIC” que hoy compartimos también representa un salto cualitativo en la forma de entender la cooperación al desarrollo. Buscamos transformar la realidad con el protagonismo de la ciudadanía, produciendo e intercambiando conocimientos que aportan valor”, explica el responsable de los Laboratorios Ciudadanos de la SEGIB.
Transformar las instituciones
Tan importante como la puesta en marcha de los proyectos en el terreno son las dinámicas, aprendizajes y redes que se generan a partir del trabajo colaborativo. Según datos facilitados por el Proyecto Innovación Ciudadana, los LABIC han favorecido la creación de una comunidad de más de 1.000 ciudadanas y ciudadanos en toda la región que están creando nuevos proyectos y están transfiriendo ese conocimiento a las organizaciones e instituciones en las que trabajan.
Unas 150 instituciones (públicas, sociales y privadas) de toda Iberoamérica han participado directa o indirectamente en los LABIC, incorporando aprendizajes y nuevas formas de relación con la ciudadanía.
Un ejemplo de esto lo encontramos en República Dominicana. El país sede de la XXVIII Cumbre Iberoamericana acogió este año su primer Laboratorio de Innovación Ciudadana (LABIXDO) y a la vez inauguró su nuevo Laboratorio de Innovación Pública. Sobre esta experiencia, la viceministra de innovación, transparencia y atención ciudadana de República Dominicana, Dilia Jorge Mera asegura que “los laboratorios de innovación pública son una gran oportunidad para buscar soluciones diferentes, innovadoras y útiles a los problemas públicos de nuestros países, porque permiten co-crear con la ciudadanía, la academia, las organizaciones internacionales y el sector privado”.
La experiencia dominicana refleja cuánto anhela la ciudadanía tener espacios de colaboración junto a los gobiernos para solucionar los desafíos que les aquejan. Es una relación, puntualiza Jorge de Mera, “que genera confianza, sentido de pertenencia, conexión entre ciudadanía e instituciones, así como sostenibilidad de las propuestas”.
LABICPA, cerrando la brecha digital y de género
Panamá acogió del 18 al 28 de octubre el 8º Laboratorio de Innovación Ciudadana, conocido coloquialmente como “LABICPA”, que está enfocado en la generación de soluciones digitales y nuevas tecnologías que apoyan el empoderamiento económico, político y social de las mujeres
Los proyectos que se trabajaron en el LABICPA, organizado por la SEGIB conjuntamente con el Gobierno de Panamá, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y con el apoyo de la Dirección General de Asociaciones Internacionales (INTPA) de la Comisión Europea, se enfocan en mujeres como usuarias finales, mujeres rurales, soluciones a la economía del cuidado, prevención de la violencia, mejora del acceso a la justicia, alfabetización digital, entre otras áreas de acción. Aquí pueden conocerse en detalle los 10 proyectos seleccionados a partir de una convocatoria abierta, tal y como se puede apreciar en este video.
La visión para todos los proyectos ciudadanos que se han desarrollado a lo largo de estos ocho años de metodología LABIC es que sean escalables, replicables y sostenibles en el medio y largo plazo. A la vez, se busca seguir abriendo oportunidades de aprendizaje para los participantes mediante la experiencia, la interacción, las mentorías de profesionales en la lógica de “aprender haciendo”.
A futuro. se busca seguir propiciando el nacimiento de soluciones ciudadanas que funcionan, a la vez que se despiertan las consciencias sobre el potencial de la innovación. De esta forma, esta innovación podrá generar transformación y desarrollo sostenible en toda Iberoamérica.