“La crisis por el coronavirus ha expuesto en cada ciudad del mundo una serie de desigualdades que tienen que ver con la violencia de género, la división sexual del trabajo, la participación política de las mujeres en los espacios vitales”, dice Ana Falú, directora académica de la V Cumbre Iberoamericana de Agendas Locales de Género, que se celebró entre el 28 de septiembre y el 2 de octubre.
Ana Falú es arquitecta, académica y una de las mayores expertas mundiales en hábitat y mujeres.
El evento denominado «Municipalismo y Agendas de Género en tiempos de pandemia. Repensando el mundo desde la igualdad» se realizó a través de la plataforma online Fila Cero y fue liderado por la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM), un programa adscrito a la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB)
Ser una mujer no garantiza nada. Tiene que haber un compromiso con las agendas de género y con la agenda de derechos humanos
“Esta pandemia nos abre la posibilidad de repensar estos territorios urbanos, sus prioridades, y poder articular las voces de los que están en los distintos sectores: del Estado, de los partidos políticos, de la academia, del sector privado, pero en particular de los gobiernos locales y de las feministas”, reflexiona Falú.
Y aclara: “Ser una mujer no garantiza nada. Tiene que haber un compromiso con las agendas de género y con la agenda de derechos humanos”.
Más de 1.000 asistentes de 23 naciones se conectaron a la cita durante cuatro días, teniendo como sede de referencia la ciudad de Colima, en México.
Durante la reunión se aprobó la Declaración de Colima, un documento que exhorta a los gobiernos locales a impulsar las Agendas Locales de Género para Iberoamérica.
¿Qué quieren las mujeres?
“Necesitamos ciudades más convivibles”
“Queremos espacios mas seguros”
“Queremos trabajos dignos”
“Somos diferentes pero no queremos ser desiguales”
“Las mujeres dicen estas cosas; no es que las decimos solo desde la elaboración teórica y política, que es necesaria, sino desde sus lugares. Estos espacios permiten escuchar las voces de las mujeres”, describe Falú.
Según el Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las mujeres siguen siendo las que más dedican su tiempo a trabajos no remunerados, tienen menos participación política y sufren más la violencia de género.
En el contexto actual, dice Falú, “las mujeres de los barrios populares son las que presentan mayores carencias, las que están sosteniendo los comedores, los merenderos, las que están cuidando a veces sin insumos la higiene de la población, las que se reúnen y discuten dónde debe ir su prioridad”.
Políticas integrales
La Declaración de Colima afirma que es necesario colocar en las agendas públicas viejos desafíos que la pandemia ha evidenciado aún más, tales como las violencias, las tareas de cuidado, la salud sexual y reproductiva, la economía y la brecha digital.
Entonces, cómo contribuir a esa autonomía de las mujeres a partir de políticas que equiparen esas desigualdades que están instauradas en la sociedad.
“Necesitamos datos comparativos y políticas integrales que traten a las mujeres como ciudadanas de primera categoría, porque ellas también necesitan tener ingresos y el reconocimiento de su capacidad y liderazgo en el campo de la participación política”, enfatiza.
Tenemos que establecer qué porcentaje del presupuesto vamos a poner en esto, dónde tenemos que priorizar y en desmedro de qué lo vamos a hacer
Para la arquitecta, las políticas a favor de las mujeres suelen quedar al margen de los presupuestos y, por eso, es necesario planificar desde el territorio y con la articulación de actores.
Las Agendas Locales de Género deben ser “una guía para revertir estas situaciones con una política integral que aplique un porcentaje del presupuesto y que incorpore instrumentos de equiparación que generen consensos entre todos los actores”, declara.
“Tenemos que establecer qué porcentaje del presupuesto vamos a poner en esto, dónde tenemos que priorizar y en desmedro de qué lo vamos a hacer”, explica Falú.
“Por eso, esta Cumbre es importante porque no solo reúne a mujeres en puestos de decisión, sino también a autoridades, a activistas, académicas, y por eso sus consensos tienen valor”, concluye.
El evento fue resultado del trabajo colectivo de la UIM, el Consejo de Ciencia y Tecnología de Colima (CECYTCOL) y el Instituto Electoral de Colima, y contó con el apoyo de la SEGIB y ONU-Mujeres, entre otros organismos.