La transformación digital mejora la calidad de vida, permite ejercer derechos, ahorra tiempo y amplía las oportunidades laborales y de formación de las mujeres, pero ¿qué sucede con las que están desconectadas? El acceso a Internet y el uso de herramientas digitales es significativamente menor para las mujeres que para los hombres, lo cual profundiza las amplias desigualdades de género en diferentes ámbitos.
El Informe de Progreso Digital 2022 de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UTI) muestra que los hombres tienen más probabilidades de acceder a Internet que las mujeres, con una diferencia de 6 puntos porcentuales entre mujeres (63%) y hombres (69%), a nivel mundial.
En los países de renta media, en los que se ubican la mayor parte de los países iberoamericanos, la brecha de acceso digital por género es de 10 puntos porcentuales, con un 61% de los hombres con conexión a Internet respecto al 51% de las mujeres. Los promedios esconden, sin embargo, disparidades entre países y dentro de éstos marcadas por variables como nivel de ingreso, edad, grado de urbanización o calidad democrática.
Profesionales de organismos internacionales alertan de la urgencia de incrementar el uso significativo de Internet por parte de las mujeres, al ser un factor decisivo para su empoderamiento económico, para su inserción laboral y para lograr la igualdad de género efectiva.
Reducir la brecha digital de género también es un gran desafío para América Latina y el Caribe, donde 4 de cada 10 mujeres no está conectada y/o no puede costear la conectividad, una realidad que excluye a más de 89 millones de mujeres de la transformación digital, según datos de la Alianza Regional para la Digitalización de las Mujeres en América Latina y el Caribe, una iniciativa multisectorial de cooperación regional surgida en febrero de 2021 durante la 60ª Conferencia Regional de la Mujer de América Latina y el Caribe.
Competencias y derechos digitales
La brecha digital de género va más allá del simple acceso a Internet. Comprende todas las áreas en las que las mujeres tienen menores posibilidades de apropiación y uso productivo de las nuevas tecnologías, así como el impacto en su derecho a la educación, empleo, salud, justicia, entre otros. Existe, por tanto, una relación directa entre el acceso y uso de nuevas tecnologías y el pleno ejercicio de la ciudadanía de las mujeres a través de medios digitales, advierte la CEPAL en su informe Digitalización de las Mujeres en América Latina y el Caribe, publicado en junio de 2022.
“Las desigualdades de género están presentes en todas las dimensiones en que las mujeres y las niñas participan en las TIC. Enfrentan obstáculos para hacer un uso pleno de ellas debido a la falta de recursos económicos, menor disponibilidad de dispositivos e infraestructura, falta de conocimientos y habilidades en materia de TIC, así como la percepción equivocada sobre la poca importancia que la tecnología tiene en sus vidas”, resume el documento.
La llamada brecha digital de segundo nivel se refiere a la falta de competencias digitales y es mayor que la brecha de acceso o de primer nivel, según datos a nivel mundial de la UTI. En América Latina, esta brecha de habilidades se evidencia en mayores tasas de analfabetismo digital de las mujeres y se profundiza por factores como nivel de ingresos, educación, acceso a dispositivos tecnológicos y conectividad, explica la CEPAL.
Según ONU Mujeres, la brecha digital de género también se retroalimenta por la subrepresentación de las mujeres en las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés) y su menor participación en la creación y desarrollo de nuevas tecnologías, algo que se asocia a patrones socioculturales que desincentivan a mujeres y niñas en la profundización de sus habilidades digitales.
4 de cada 10 mujeres en América Latina no tiene conexión a Internet y/o no pueden costear la conectividad. La exclusión digital golpea con más fuerza a las mujeres pobres, rurales, indígenas, afrodescendientes o con discapacidad.
La sobrecarga de las tareas domésticas y de cuidado no remunerado—tema de la última Conferencia Regional de la Mujer—es otro de los factores que agudiza la brecha digital de género, ya que las mujeres tienen menos tiempo libre para explorar el ciberespacio y desarrollar nuevas habilidades digitales.
Por otro lado, mientras mayores beneficios obtienen las personas por estar conectadas, mayores son los costos de la exclusión digital, algo que profundiza las desigualdades prexistentes por razones de género, nivel de ingreso, origen social, raza o etnia. En América Latina y el Caribe, la brecha digital de género afecta en mayor medida a las mujeres pobres, indígenas afrodescendientes y rurales, según muestran los datos recabados por CEPAL.
Suma de desigualdades
En la mayoría de los países de América Latina y del Caribe, las mujeres rurales son el grupo menos conectado a las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), revela el estudio “Desigualdad digital de género en América Latina y el Caribe”, realizado por la Universidad de Oxford con apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
Según el análisis basado en datos de la Encuesta Mundial Gallup y rastreos de la red social Facebook, en 17 de los 23 países analizados, hay más mujeres que hombres sin un teléfono móvil inteligente, una tendencia que aumenta en perjuicio de las mujeres de bajo nivel educativo que viven en zonas rurales.
Las mujeres presentan mayores tasas de analfabetismo digital y menores competencias digitales, debido a una suma de desigualdades que profundizan la brecha digital de género
El estudio destaca que el acceso reducido a teléfonos celulares y a internet se suma a diversos problemas que enfrentan las mujeres en el campo, como las barreras a la obtención de financiamiento, a capacitación, empleo formal y propiedad de la tierra, señala el director General del IICA, Manuel Otero, al contextualizar el estudio.
Una menor conectividad de las mujeres rurales asegura Otero, “tiene un fuerte impacto en la realidad económica, social, sanitaria y comunitaria del campo, porque el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación es una herramienta central para potenciar el desarrollo personal, colectivo y productivo”.
Los menores ingresos de las mujeres —o la falta de ingresos propios— son factores clave para explicar la brecha digital. Según el estudio “Desigualdades en el mundo digital. Brechas de género en el uso de las TIC”, realizado en seis países de la región (Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, Paraguay y Perú), el costo de estas tecnologías es el obstáculo más relevante para más de la mitad de las mujeres (52%) y una cifra algo inferior en el caso de los hombres (46%).
Digitalización con perspectiva de género
La Alianza Regional para la Digitalización de las Mujeres en América Latina y el Caribe, impulsada por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), ONU Mujeres y el Gobierno de Chile, recomienda impulsar el desarrollo tecnológico con perspectiva de género en el camino hacia un nuevo paradigma productivo.
La propuesta es una hoja de ruta para una “transformación digital inclusiva” que permita reducir las brechas de género en las nuevas tecnologías en términos de acceso, competencias y uso, así como promover la plena participación de las mujeres en la economía digital.
Para ello, la Alianza Regional propone adoptar en los países latinoamericanos una canasta básica digital que universalice la conectividad efectiva y amplíe las destrezas digitales de las mujeres mediante la capacitación laboral y formación tecnológica.
A nivel nacional, países como Colombia, Argentina, Uruguay o Bolivia impulsan la inclusión digital de las mujeres, a través de diversas iniciativas públicas. En el caso de Colombia, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones ha puesto en marcha los programas Hacker Girls, Chicas STEAM y Por TIC Mujer . Todos tienen como objetivo impulsar el uso y apropiación de las TIC, tanto en el ámbito laboral como en la educación de mujeres y niñas.
Asimismo, Bolivia está implementando un plan de acción para la reducción de la brecha y la alfabetización digital de las mujeres. Argentina, por su parte, impulsa diversas políticas públicas para aumentar la participación de las mujeres en el uso productivo de las nuevas tecnologías. Este país sudamericano es, junto con Uruguay y Costa Rica, de los pocos de la región donde las mujeres registran un mayor acceso y uso de Internet que los hombres.
Cerrar la brecha digital de género impulsando la adopción y uso de las tecnologías digitales no solo mejoraría la vida y oportunidades de millones de mujeres, sino que ayudaría a alcanzar la igualdad de género efectiva. Más mujeres en las nuevas tecnologías y más mujeres con acceso a Internet supone más posibilidades de aumentar la productividad y avanzar hacia economías basadas en el conocimiento para una recuperación sostenible y con transformación.