Una pequeña lámpara solar está transformando la vida en el Amazonas brasileño. En estas zonas recónditas, la energía eléctrica es un lujo, como lo es también una adecuada alimentación, educación, movilidad o sanidad. Apretar un interruptor y que se encienda la luz es impensable allí donde la vida se apaga cuando se pone el sol y toda la actividad gira en torno al río.
Paradójicamente, en el Amazonas, uno de los grandes pulmones del planeta, miles de personas mueren de enfermedades respiratorias por inhalar el humo de las lámparas de queroseno que iluminan las casas y las lanchas de gasolina que navegan por las calles de agua como si de autobuses se tratara.
Más de siete millones de personas de 6 países que viven en la cuenca del Amazonas no tienen acceso a energía eléctrica en una región rica en recursos naturales, pero donde la construcción de infraestructuras eléctricas no es rentable. Rodeadas de una naturaleza exuberante, las familias viven como si estuvieran expuestas todo el día a un tubo de escape a causa de la quema de combustibles fósiles, que además emiten gran cantidad de Co2.
Esta fue la realidad que encontró Eugenio García Calderón, fundador de la empresa social Light Humanity, cuando visitó por primera vez el municipio de Breves, en el Estado de Pará, en el nordeste de Brasil. En 2018 conoció a los protagonistas de una historia que aún se está escribiendo. Se trata de los hermanos Amiraldo y Tatiana de Souza, que lideran una comunidad agroforestal de unas 2.000 familias.
¡Y se hizo la luz!
Los hermanos Amiraldo y Tatiana de Souza sabían muy bien lo que significa vivir a oscuras y cuánto podría mejorar la vida de sus vecinos con una pequeña lámpara solar: más horas de estudio para los niños, más tiempo para las tareas cotidianas y actividades productivas, y por supuesto, no estar respirando humo todo el día. Actividades tan cotidianas como navegar por los ríos con una luz para evitar accidentes o adentrarse en la selva podrían hacerse de manera más segura.
En el Amazonas, uno de los grandes pulmones del mundo, miles de personas mueren de enfermedades respiratorias por la inhalación del humo
La lámpara solar de bolsillo diseñada por Eugenio García Calderón (Madrid 1994) es capaz de transformar 8 horas de sol en 8 horas de luz eléctrica. En un día soleado, ese pequeño cubo amarillo puede cargarse de energía solar en solo 3 horas y emitir 8 horas de luz. Además, la lámpara está diseñada para soportar las duras condiciones climatológicas de la selva sin requerir apenas mantenimiento, haciéndola más barata y sostenible que las tradicionales lámparas de queroseno.
¿Cómo lograr que esta lámpara iluminase más vidas en el Amazonas? Como toda historia de ensayo y error, en un primer momento se donaban las lámparas a las familias, lo cual resultó económicamente insostenible y con un alcance muy limitado. Había que empoderar a las comunidades locales para que pudieran invertir en energía limpia y sostenible esos recursos que destinaban a comprar gasolina o queroseno.
Y así surgen las “multiplicadoras de luz”, 25 mujeres locales que explican a sus vecinas de diferentes ríos del municipio las ventajas de esa transición hacia la energía solar y gestionan los microcréditos que se otorgan a las familias para que puedan financiar estas lámparas con un pequeño aporte mensual.
“Con lo que se ahorran de la compra de queroseno, en dos meses ya han pagado la lámpara, que además está diseñada para tener una vida útil de unos 30 años”, explica Arturo Rubio, de Light Humanity en conversación con el Portal Somos Iberoamérica.
El futuro está en el sol
Según informan desde Light Humanity, en los tres años de vida del proyecto, unas 25.000 personas se han beneficiado, alcanzando prácticamente la mitad de la población de las zonas ribereñas del municipio de Breves.
La conexión de Europa con el Amazonas con la que soñaba Eugenio García Calderón al principio de este camino se hace realidad a través de una tienda solar solidaria, en la cual se pueden comprar productos como la propia lámpara solar, baterías solares para móviles o paneles solares portátiles, cuyos beneficios permiten financiar las lámparas que usan las familias en el Amazonas, reduciendo su coste final.
Con la implicación de las comunidades locales y mujeres multiplicadoras de luz, Light Humanity distribuye lámparas solares que han beneficiado a unas 25.000 personas en el Amazonas brasileño.
A lo largo de 2021, Light Humanity ha empezado a llevar a Breves pequeños paneles solares domiciliarios que permiten varios puntos de iluminación en las casas, recargar móviles, conectar una pequeña nevera para conservar los alimentos o incluso aspirar a un router para tener acceso a Internet. Es un proyecto que está en su fase inicial, como también la posibilidad de contar con pequeñas embarcaciones solares que les permitan dejar atrás los combustibles fósiles.Afortunadamente, la tecnología solar ha avanzado y se ha abaratado considerablemente en los últimos años, lo cual es una oportunidad para llevar electricidad a zonas más recónditas, explica Arturo Rubio de Light Humanity.
“Estamos convencidos que la energía solar puede cambiar el mundo, mejorar la vida de muchas personas en sintonía con el medioambiente. Otro mundo es posible, gracias a pequeñas acciones que van sumando en la dirección correcta. Transformando la vida de las personas es como se cambia el mundo, reflexiona Rubio al final de una inspiradora charla que ilumina la esperanza con la energía de un cambio que ya no puede esperar.