Iberoamérica, como gran parte del planeta, se enfrenta a tres desafíos estructurales: la transición verde, la transformación digital y la inclusión social. Y lo hace en un momento complicado por la guerra de Ucrania, la crisis energética, la inflación y los cortocircuitos en las cadenas de suministros.
Sin embargo detrás de estos desafíos está la oportunidad de repensar y plantear las bases de un crecimiento con transformación y sostenibilidad que permita que “las sociedades latinoamericanas sean más resilientes frente al cambio climático y promover un mejor desarrollo”, asegura el informe “Hacia una transición verde y justa”, de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y la Comisión Europea.
El informe, presentado durante el XIV Encuentro Empresarial Iberoamericano que precedió la Cumbre de Jefas y Jefes de Estado, analiza los desafíos y oportunidades de una transición verde, que, según el documento, podría suponer un aumento neto del empleo de 10,5% de aquí a 2030 mediante la transformación de la matriz energética y el desarrollo de nuevos sectores económicos.
Iberoamérica enfrenta tres desafíos estructurales: la transición verde, la transformación digital y la inclusión social, desafíos que podrían movilizar inversiones y una colaboración público-privada más estrecha.
Pero esa transición ecológica hacia economías bajas en carbono “requerirá movilizar grandes cantidades de recursos financieros”, lo que hace fundamental la participación del sector privado. “La política fiscal, los bancos de desarrollo nacionales y multilaterales y el sector privado tendrán que jugar un papel más relevante y coordinado para catalizar la inversión”, subraya el documento Perspectivas Económicas de América Latina 2022, que pone el acento en la citada “transición verde y justa”.
Compromiso con la inversión
En ese sentido, durante la pasada Cumbre, las patronales iberoamericanas visibilizaron su apuesta por la inversión para el crecimiento y el desarrollo, a través de un “Manifiesto por la Inversión” en el que se comprometen a seguir apostando por Iberoamérica, a través de una “mayor y mejor inversión que aumente el potencial de crecimiento y genere empleos de calidad”. Asimismo, destacaron su disposición a “invertir en empresas y proyectos que generen un triple impacto positivo en lo económico, social y ambiental”, según el documento de diez compromisos suscritos públicamente durante el XIV Encuentro Empresarial Iberoamericano realizado el 23 y 24 de marzo bajo el liderazgo del Consejo de Empresarios Iberoamericanos (CEIB) y la SEGIB.
En este marco de diálogo público-privado que reunió a más de 1.500 empresarios y culminó en un conversatorio con cuatro Jefes de Estado de Iberoamérica, se presentó también el estudio “Compromiso empresarial con la inversión: el rol de la empresa en la situación iberoamericana actual”, que entre sus conclusiones destaca que la inversión y el crecimiento verde “abren nuevas ventanas de oportunidad para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo”.
El informe, elaborado por el Instituto de Estudios Económicos de la CEOE y el CEIB, asevera que “el papel de la empresa es clave en esta transformación que debe ir acompañada de una interlocución constante del sector público a través de la colaboración público-privada”, tanto para abordar las necesitades inmediatas como los desafíos estructurales de la región.
Uno de los principales desafíos a los que apunta el estudio es el de fortalecer los motores de crecimiento económico a largo plazo, comenzando por la inversión, cuyos niveles han estado bajando en la última década situándose por debajo del promedio de la OCDE.
“Se observa una pérdida de atractivo para las inversiones, registrándose un descenso de la participación en el total de los flujos de IED (Inversión Extranjera Directa) mundiales”. Según datos de la CEPAL, América Latina y el Caribe había logrado atraer apenas el 9,4% de la IED mundial en 2021, uno de los porcentajes más bajos de los últimos 10 años.
Por tanto, el informe empresarial urge a recuperar el atractivo de la región como destino de las inversiones, revitalizando las alianzas público-privadas e implementando políticas públicas orientadas específicamente a la atracción de capitales.
América Latina necesita recapitalizar sus economías a través de las inversiones. Se impone recuperar el atractivo de la región como destino de los capitales extranjeros y revitalizar las alianzas público-privadas
En definitiva, “se trata de buscar soluciones compartidas y crear oportunidades para la inversión, la exportación y la diversificación del tejido productivo” con una “visión conjunta de Iberoamérica”, explica el informe que pone el acento en las condiciones necesarias para apuntalar dicha inversión.
Factores clave para la inversión
Pero, ¿qué se necesita para que esta colaboración público-privada se materialice en inversiones que propulsen el crecimiento y el desarrollo? El informe de las patronales iberoamericanas apunta a la necesidad de reforzar el clima de negocios, la seguridad jurídica, el marco institucional y la eficiencia del sector público. También destaca que Iberoamérica registra un notable margen de mejora en cuanto a la educación y formación del capital humano, mayores inversiones en I+D+i, así como mejorar los niveles de innovación y digitalización.
Junto a los factores de crecimiento e inversión, el documento apunta al marco regulatorio como una gran asignatura pendiente en aspectos como la calidad regulatoria, la defensa de la libertad de empresas y los derechos de propiedad. En estas áreas, el estudio recoge que América Latina se sitúa por debajo de la media de la OCDE, pese a la gran heterogeneidad existente entre los países.
Asimismo, el sector privado hace hincapié en la necesidad trabajar estos aspectos de forma simultánea, dado que todos estos factores en su conjunto influyen significativamente en el desarrollo de los países.
En resumen, el informe concluye que “es fundamental generar entornos favorables para que el desarrollo de la actividad del sector privado se produzca en un marco competitivo y con seguridad jurídica, lo cual debe acompañarse con el fortalecimiento de los factores de crecimiento, dentro de los cuales la mejora del capital humano y de infraestructuras resulta particularmente clave en el caso de Iberoamérica”.
Fortalecer el clima de negocios, mejora del capital humano, infraestructura, marco regulatorio y fortalecer las economías de la región son clave para revitalizar las inversiones
Todo ello, apunta el sector privado, resulta más efectivo si se implementa mediante una estrategia conjunta, multidisciplinar y coordinada. “La unidad es el camino. Podemos llegar más rápido y más lejos si sector público y privado trabajamos juntos. Las empresas somos parte de la solución y desde luego, nunca seremos el problema”, apuntó Antonio Garamendi, Secretario Permanente del Consejo de Empresarios Iberoamericanos (CEIB) y Presidente de las organizaciones empresariales españolas.
Hacia un crecimiento verde
“El crecimiento debe tener a lo menos cuatro rasgos fundamentales: tiene que ser políticamente inclusivo, socialmente viable, ambientalmente sustentable y disminuir la desigualdad”, señaló por su parte, el Secretario General Iberoamericano, Andrés Allamand durante el XIV Encuentro Empresarial Iberoamericano.
El crecimiento verde tiene el potencial de convertirse en uno de los caminos para una “Iberoamérica justa e inclusiva”. Al menos así lo ven entidades internacionales como el Banco Mundial, la CEPAL y la OCDE, que defienden que es posible conjugar el crecimiento económico, la inclusión y la agenda medioambiental.
“El crecimiento verde implica un reto muy ambicioso para la región, pero también una oportunidad”, expresa el informe semestral del Banco Mundial “Consolidando la recuperación, aprovechando las oportunidades del crecimiento verde en América Latina”, en el que se apunta que la región solo es responsable del 8% de las emisiones globales de Gases de Efecto Invernadero (GEI), y a diferencia de otras regiones del mundo, dichas emisiones no provienen de la manufactura ni de la energía, sino de la agricultura (fundamentalmente la ganadería) y del cambio de uso del suelo y la deforestación.
Por tanto, aumentar la productividad agrícola, con técnicas de producción más sostenibles y el uso eficiente del agua podrían apoyar la descarbonización de la economía, algo a lo que también apunta la estrategia de seguridad alimentaria aprobada en la reciente Cumbre Iberoamericana.
Por su parte, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) identifica 15 sectores impulsores de un crecimiento con sostenibilidad ambiental, entre los que se destacan las energías renovables, la transición energética, el hidrógeno verde, la electromovilidad, la economía circular, la gestión sostenible del agua o el turismo sostenible.
En una línea similar, el informe “Hacia una transición verde y justa” (LEO 2022), destaca que las políticas industriales innovadoras y los enfoques de economía verde, azul y circular pueden transformar las matrices energéticas y productivas de la región, impulsar el aumento de la productividad y apoyar el desarrollo de nuevos sectores económicos, reduciendo al mismo tiempo las emisiones.