Arbusta es una empresa de tecnología nacida en Argentina que da empleo a 300 latinoamericanos, en su mayoría mujeres, millenials (nacidos entre 1982 y 1993) y centennials (entre 1994 y 2010). Su director, Federico Seineldin, asegura que el talento “no sobra” pero hay que tener “una mirada distinta para identificarlo”.
“Es una empresa de tecnología como cientos de miles que existen en el mundo, pero la diferencia es que hemos resuelto la famosa guerra del talento en donde se supone que hay un talento escaso para el mundo digital y tecnológico”, cuenta Seineldin.
Este argentino tiene claro que el modelo de Arbusta demuestra que la región está llena de talento: “Por ahí ese talento no está accesible, no sale de las universidades privadas o públicas, sino que hay que salir a buscarlo en los barrios de Latinoamérica”.
Tras recordar que actualmente hay más de 20 millones de jóvenes que no tienen estudios universitarios ni trabajos formales en América Latina, Seineldin cuenta que en Arbusta estos jóvenes pasan por fases de entrenamiento, instrucción y acompañamiento.
Así, en muy poco tiempo “se transforman en excelentes personas que pueden brindar servicios de alta calidad en el mundo de la tecnología”.
Hemos resuelto la famosa guerra del talento en donde se supone que hay un talento escaso para el mundo digital y tecnológico
Servicios para las grandes marcas
Tras menos de cinco años de actividad, Arbusta tiene ya filiales en Buenos Aires, Rosario, Medellín y Montevideo, donde ya 300 personas, de las que el 60% son mujeres, dan servicio a grandes marcas como Disney, MercadoLibre, diversos bancos, y empresas de internet de primera línea y varias de tecnología.
“La motivación –para crear Arbusta–fue ver que hay un mercado necesitando personas con talento, en una economía recalentada porque no hay gente. Por lo tanto, los salarios suben y tenemos millones de jóvenes sin trabajo formal y sin que nadie les brinde una salida laboral”, contextualiza.
Seineldin asegura que su compañía se ha convertido “en una especie de intérprete” entre “el mercado y el barrio”, que genera “una innovación” al combinar “lo que ya existe” pero a lo que nadie presta atención.
Un modelo que, a su juicio, “genera valor para todos, para los jóvenes, para la economía, para los clientes e incluso para otras empresas de tecnología”, que “muchas veces” terminan contratando a los jóvenes que pasaron por Arbusta, “como es tradicional en esta industria del conocimiento que hay mucha movilidad de una compañía a otra”.
Competir con empresas tradicionales
Arbusta no sólo busca el beneficio económico, sino que también pretende ofrecer una alternativa a cientos de jóvenes latinoamericanos con talento, pero a los que no les han llegado las oportunidades laborales.
“Competimos como cualquier empresa de tecnología, pero nuestros clientes por supuesto se dan cuenta que tenemos una finalidad adicional, no solamente proveer un buen servicio”, asegura.
A su juicio, el proyecto da “un mensaje de esperanza en la integración de los jóvenes millenials y centenialls de Latinoamérica que aspiran a trabajos dignos”.
“A los jóvenes que buscan un ascenso social muy raras veces se los conecta con el mundo de la tecnología. Nosotros estamos demostrando que es posible, que funciona, que genera buenos resultados y que ganan todos los que intervienen en este ecosistema”, asegura.
Consciente de que Arbusta debe moverse “dentro del sistema económico” actual, los empleados de la compañía asumen que los ingresos y la facturación que reciben por sus trabajos a grandes compañías les sirven para ser “independientes” y poder perseguir su fin social.
“Por supuesto que es necesario, y nosotros nos integramos ahí. No luchamos contra el sistema, sino que demostramos que podemos tener modelos híbridos en donde tomamos lo mejor del modelo tradicional empresarial, del modelo tradicional de la sociedad civil organizada y también algunas cosas que serían del Estado”, explica.
A su juicio, Arbusta se “articula bien” y demuestra que “en la mirada del futuro está la integración de nosotros mismos con otros.
“Ahí es donde vivimos, convivimos, disfrutamos y vamos creciendo”.