Innovación e investigación son conceptos que a menudo se asocian a las ciencias exactas y a nuevas tecnologías con un fin meramente económico. Pero, ¿qué pasa con las ciencias sociales? ¿Se puede hackear la sociedad para mejorarla a partir de la ciudadanía? ¿Cómo innovar dentro de la educación para formar mentes innovadoras y socialmente comprometidas?
En la Universidad Complutense de Madrid (UCM) le están dando la vuelta al concepto de innovación, sacándolo de las dinámicas de mercado para vincularlo a la ciudadanía, a la sociedad y a la sostenibilidad ambiental.
En septiembre de 2021 un grupo de estudiantes y profesores crearon el Aula de Innovación y Sostenibilidad , con la visión de generar sinergias entre los movimientos sociales y la academia, estimular la investigación social y los proyectos cooperativos fomentando la innovación y la sostenibilidad ambiental.
Innovación estudiantil y ciudadana
Muchas veces las grandes transformaciones empiezan con una pregunta, una idea, una inquietud, ese “despertar” que nace de una energía estudiantil que abunda en nuestras facultades, explica Ariel Jerez, delegado de sostenibilidad e innovación de la Facultad de Ciencias Políticas de la UCM y responsable de la iniciativa.
El Aula de Innovación y Sostenibilidad también está impulsando el Laboratorio Ciudadano “La Tejedora”, como una propuesta que apoya a los estudiantes para que desarrollen habilidades como el trabajo colaborativo, la investigación y la experimentación social.
El Aula de Innovación está apoyando proyectos de innovación estudiantil con nombres tan sugerentes como “Menos Basura, Más Cultura” que propone la reducción de residuos en el campus o “Como en Casa en ningún sitio” para reutilizar espacios públicos en desuso dentro de la facultad. Otras propuestas estudiantiles como la de “Evaluación Justa” promueve la reducción de sesgos para una evaluación objetiva de las capacidades de los alumnos. Otras iniciativas como los cinefórums o los podcasts permiten debatir y compartir ideas sobre la realidad de distintos temas en ámbitos diversos.
El Aula de Innovación y Sostenibilidad de la UCM está apoyando proyectos de innovación estudiantil para mejorar la facultad y la sociedad
Desde la visión de la universidad como espacio de convivencia, reflexión e intercambio de conocimiento, Jerez explica las cuatro áreas de acción del Aula de Innovación:
- Sostenibilidad y transición ecológica
- Innovación desde los movimientos sociales
- Innovación tecnológica y comunicación
- La ciencia social en el abordaje de las crisis
Nuevas tecnologías, nuevas metodologías
¿Cómo promover una actitud y mentalidad innovadora si no salimos de la típica clase magistral de sillas ancladas al suelo, alumnos solo escuchando, tomando apuntes y después haciendo un examen? Si queremos estudiantes y profesionales innovadores y comprometidos socialmente, tenemos que introducir nuevas metodologías de enseñanza y propiciar relaciones más participativas y horizontales.
Esta reflexión llevó al profesor Jorge Resina, vicedecano de Calidad y Prácticas Externas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM a utilizar los podcasts como metodología de aprendizaje y herramienta de difusión de las ciencias sociales.
Así nace “InnovaPodcast UCM”, un proyecto bajo la filosofía del conocimiento como bien común, que está ayudando a los alumnos y también a los propios docentes a desarrollar nuevas competencias y destrezas como el trabajo colaborativo, habilidades digitales, el auto aprendizaje para superar las barreras tecnológicas o la capacidad de traducir un lenguaje especializado a un mensaje más cercano para un público no especializado.
InnovaPodcast UCM utiliza el podcast como metodología de aprendizaje y herramienta de difusión de las ciencias sociales, a la vez que desarrolla nuevas competencias en los estudiantes
Si hay una habilidad que es central tanto para aprendizaje como para la innovación es la capacidad de plantearse preguntas y aprender mientras se investiga la respuesta. La metodología que implementa en sus clases permite que los estudiantes interactúen con actores políticos y sociales, explica Resina.
Esta capacidad de hacerse preguntas y colaborar en la búsqueda de la respuesta también contribuye a desarrollar una mentalidad innovadora tanto en los docentes como en los estudiantes.
“A veces los estudiantes empiezan con muchas ganas y expectativas y poco a poco la dinámica universitaria les va apagando. Nosotros queremos que esa llama no solo no se apague, sino que crezca. Para ello, es fundamental que los estudiantes tengan contacto cercano con los problemas sociales y políticos”, reflexiona Resina.
¿Cómo debería ser la Universidad del siglo XXI?
¿Para qué sirve la formación universitaria en un mundo cambiante? ¿Solo para formar capacidades técnicas para el trabajo o el emprendimiento? Por el contrario, ¿debe la educación superior formar habilidades, competencias y valores para la sociedad?
Diversos estudios coinciden en que las universidades deben aportar una formación integral que incluya habilidades blandas como la capacidad de aprender a lo largo de la vida, el pensamiento crítico, las competencias medioambientales, la convivencia y el valor de la interculturalidad, así como la cultura emprendedora y las habilidades digitales.
Se trata de una formación integral de profesionales técnicamente competentes y también social y ambientalmente comprometidos. En definitiva, aprender a hacer, pero también “aprender a ser”.
La Universidad del siglo XXI debe formar profesionales técnicamente competentes y socialmente comprometidos
Para mejorar estas competencias transversales, algunas metodologías de enseñanza novedosas van desde el aprendizaje basado en proyectos o retos, donde se aprende solucionando desafíos, el aprendizaje basado en competencias, el aprendizaje colaborativo o las llamadas aulas invertidas ( flipped classrooms) donde los estudiantes construyen el conocimiento fuera del aula mediante el uso de herramientas tecnológicas que después se ponen en práctica dentro del aula.
Al final de una estimulante charla sobre universidad y sociedad con el Portal Somos Iberoamérica, preguntamos a los docentes ¿cómo debe ser la universidad del siglo XXI?
El responsable del Aula de Innovación considera que las “universidades deberían ser los grandes escaparates de la sostenibilidad social y propulsar una nueva dinámica de relaciones con diversos actores, incluidos los gobiernos y los movimientos sociales”.
Por su parte, el vicedecano de la Facultad de Ciencias Políticas cree que la universidad, entendida como un bien público, está llamada generar mecanismos abiertos de reflexión que ayuden a dar respuesta a las grandes cuestiones de nuestro tiempo. Eso permitirá, según Resina, construir y ampliar “el espacio público” que es mucho más que lo meramente estatal, sino aquello que concierne a toda la sociedad.