Aunque el PIB de América Latina y el Caribe se contraerá, según estimaciones, alrededor del 1% en 2016, durante 2017 se prevé una paulatina recuperación, con un crecimiento de entre el 1,5% y 2%. Ese es el principal dato que se recoge en la edición de 2017 del Informe Perspectivas Económicas de América Latina, presentado durante la XXV Cumbre Iberoamericana de Cartagena de Indias, y elaborado de forma conjunta por el Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL) y CAF Banco de Desarrollo de América Latina.
El Informe, que analiza las principales cifras macroeconómicas de la región, en esta nueva edición centra su atención en cómo mejorar la inclusión laboral de los jóvenes, a partir de un diagnóstico de la situación actual, en el que se señala:
– Siete millones de latinoamericanos cayeron en la pobreza en 2015, y entre 25 y 30 millones de latinoamericanos vulnerables correrán el mismo riesgo durante los próximos dos años.
– Las condiciones sociales, étnicas, de género y geográficas ejercen gran influencia en la trayectoria profesional de las personas.
– Casi 30 millones de jóvenes de la región de ALC no tienen empleo, no estudian, ni reciben capacitación. Ellos representan el 21% de los jóvenes de la región, en comparación con el 15% en los países de la OCDE. Otro 19% de los jóvenes trabajan en empleos informales. Las mujeres se ven particularmente perjudicadas, pues representan el 76% de quienes no tienen empleo, no estudian, ni reciben capacitación, en parte porque se dedican a tareas en el hogar no remuneradas.
– Al menos 6 de cada 10 jóvenes que viven en hogares pobres no tienen empleo, no estudian, ni reciben capacitación o trabajan en el sector informal de la economía, y 4 de cada 10 jóvenes que viven en hogares vulnerables de clase media no tienen empleo, no estudian, ni reciben capacitación o están en el empleo informal. Esto contrasta con el caso de los hogares de clase media, en los que sólo 2 de cada 10 jóvenes se encuentran en esta situación.
– Aunque la educación en ALC ha mejorado significativamente en la última década, pocos estudiantes reciben suficiente educación como para desarrollar plenamente su potencial productivo. Dos de cada tres jóvenes latinoamericanos no están preparados para trabajos que requieren competencias técnicas, profesionales y de gestión complejas. Al mismo tiempo, un 50% de las empresas formales en la región de ALC reportan que tienen problemas para cubrir sus puestos, frente a un 36% en los países de la OCDE.
– Un 26% de los jóvenes emprendedores deciden emprender por necesidad, al no tener mejores opciones de trabajo, en comparación con un 16% en los países de la OCDE. Las barreras al emprendimiento son, en promedio, un 59% más elevadas en la región de ALC que en la OCDE. La integración de los jóvenes emprendedores de ALC en las cadenas globales de valor (CGVs) es aún limitada. Los emprendedores jóvenes enfrentan dificultades, incluso más que los adultos, para acceder a financiamiento, desarrollar capacidades gerenciales, participar de redes empresariales, acceder a nuevos mercados y superar barreras regulatorias.
– El informe recomienda apoyar políticas multidimensionales, como las dirigidas a complementar los microcréditos, con barreras regulatorias más bajas, vinculando a los jóvenes emprendedores con redes existentes y potenciar la capacitación gerencial y financiera. También será fundamental facilitar el acceso a servicios e infraestructuras de banda ancha asequibles a fin de que los jóvenes puedan sacar el máximo partido de la economía digital.