¿Por qué América Latina ha sido la región más duramente golpeada por la crisis COVID, tanto en lo económico como en lo social? Hoy, cuando el mundo empieza a ver la luz al final del túnel, la respuesta a esta pregunta puede ser el punto de partida para corregir el rumbo y encaminar una nueva etapa.
La pandemia atacó a una región con profundas debilidades estructurales que estancaban su economía y profundizaban las brechas sociales. El período 2014-2019, fue uno de los peores en cuanto a expansión económica (apenas un 0,3%), un raquítico crecimiento solo comparable a los años de la Gran Depresión y la Primera Guerra Mundial. En 2020 la región sufrió una contracción económica de 6,8%, la más profunda de todo el mundo en desarrollo, con su consecuente costo social en forma de pobreza, desempleo, cierre de empresas y desigualdad.
Baja productividad, economías con bajo valor agregado muy dependientes de materias primas, creciente desigualdad social, informalidad laboral, brecha digital, limitados márgenes fiscales, déficit de infraestructuras y un deterioro ecológico preocupante son algunas de estas precondiciones que interactuaron con la pandemia y profundizaron la crisis socioeconómica.
Una oportunidad para corregir el rumbo
El inicio de una etapa postpandemia marca un punto de inflexión para articular una agenda de reformas demasiadas veces pospuesta. Para ello las respuestas de emergencia (transferencias directas, ingreso básico de emergencia, bono contra el hambre, acceso universal a una canasta básica digital, apoyo a las pymes) tienen que articularse a una visión transformadora de largo plazo en tres ámbitos: social, productivo y medioambiental.
“El desafío de la salida de la crisis es tanto un desafío tecnológico y productivo como social y político, en el que la búsqueda de la igualdad será determinante de sus posibilidades de éxito”.
Así lo explica la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en su informe “Un nuevo futuro”, un título sugerente que apunta a la necesidad de un nuevo comienzo. Para ello, se requerirá de un nuevo pacto social y alianzas público-privadas.
Una recuperación transformadora
Un cambio estructural progresivo, con la expansión de la protección social y el avance hacia Estados de bienestar es el punto de partida de una recuperación que la CEPAL apellida como “transformadora”.
El camino hacia esta recuperación requerirá un impulso inversor tanto público como privado en sectores dinamizadores y con potencial para la generación de empleos de calidad, transformación productiva, diversificación de las exportaciones, así como la sostenibilidad ambiental.
La CEPAL identifica siete sectores estratégicos que pueden impulsar una nueva etapa de desarrollo con inversiones clave en 1) energías renovables no convencionales 2) movilidad sostenible y espacio urbano 3) universalización de la digitalización 4) industria de la salud 5) bioeconomía 6) economía circular 7) turismo sostenible.
El papel del sector privado
La crisis también ha puesto de manifiesto el papel decisivo del sector privado, pues ninguna empresa puede tener éxito si la sociedad donde opera está quebrada. La recuperación y el cambio de modelo económico pasa necesariamente por las empresas, pymes y emprendedores.
Digitalización, innovación y sostenibilidad son tres herramientas para hacer realidad esta recuperación con transformación.
✅Digitalización. La crisis puso de manifiesto el costo social de las brechas tecnológicas y la desigualdad de la infraestructura digital de nuestra región. La transformación digital es una oportunidad para las empresas de apoyarse en las nuevas tecnologías y en las nuevas formas de trabajar disponibles para ser más eficientes, adaptarse a las demandas del nuevo cliente digital y construir nuevos modelos de negocios y de relación con clientes, proveedores y socios.
Iberoamérica tiene una enorme oportunidad para mejorar su productividad desde la transformación digital y aportar a la recuperación económica a través de una digitalización inclusiva que incorpore especialmente a mujeres y jóvenes, que han sido los principales afectados por esta crisis.
✅Innovación. Así como la pandemia fue un acelerador de la innovación, la salida de la crisis puede ser una oportunidad para “reimaginar” las empresas y la economía. Para ello será necesario grandes dosis de innovación social, ciudadana, empresarial y pública. En el caso de las empresas, las estrategias de innovación abierta adquieren especial vigencia.
Como respuesta a la pandemia, a lo largo del último año han crecido las iniciativas públicas de vinculación de grandes empresas con startups en esquemas de incubación, transformándose en una herramienta concreta y práctica de inserción en las cadenas de valor regionales.
✅Sostenibilidad. La transformación necesaria para la recuperación debe tener la sostenibilidad socioambiental en el centro. Antes de la pandemia ya habían proliferado en Iberoamérica empresas que tienen la sostenibilidad en su ADN, negocios conocidos como “de triple impacto”. Los marcos regulatorios son clave para el crecimiento de ecosistemas de empresas con impacto socioambiental. Ello también ayudaría a impulsar inversiones en sectores dinamizadores en el avance hacia un nuevo modelo.
“El camino para salir de la crisis debe ser sistémico, integral y global. Nunca como ahora nuestro futuro depende de la calidad del liderazgo de gobiernos, sector privado, sociedad civil y la comunidad internacional” (Rebeca Grynspan, ex secretaria general iberoamericana)
Ningún gobierno ni ningún país puede acometer semejante transformación en solitario. Este cambio de rumbo requerirá un amplio diálogo y pacto social a lo interno de los países y un multilateralismo útil con instituciones internacionales reforzadas.