¿Cómo sería un mundo sin cultura? ¿Cómo viviríamos sin el cine, el teatro, la música, las bibliotecas o la cultura comunitaria? ¿Qué pasaría si perdiésemos la memoria histórica y desparecieran los valores que nos identifican? La pandemia puso en evidencia algo que en Iberoamérica siempre hemos defendido: la cultura es mucho más que entretenimiento, folclore o una actividad económica. La cultura es un derecho humano y vehículo de desarrollo, pero también un semillero de valores y herramienta de construcción de paz.
A las puertas de la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible “Mondiacult 2022”, organizada por la UNESCO y el Gobierno de México del 28 al 30 de septiembre bajo el tema: “La cultura, un bien público mundial”, presentamos esta nueva edición del portal Somos Iberoamérica que analiza el papel de la cultura para construir un mejor tiempo.
Mondiacult 2022 busca orientar una reflexión sobre las políticas culturales en sintonía con los grandes desafíos de nuestro tiempo, explica el subdirector general de cultura de la UNESCO, Ernesto Ottone en su artículo, que compartimos en esta edición.
Por su parte, Alejandra Frausto, secretaria de cultura de México, país que vuelve a acoger Mondiacult 2022 como lo hizo en la primera edición hace 40 años, explica la experiencia mexicana en la centralidad de las políticas culturales y su efecto multiplicador en inclusión social, reconocimiento de la diversidad y defensa de las libertades. En su artículo, disponible en este nuevo número, Frausto asegura que “estamos ante la gran oportunidad de colocar a la cultura en el centro de las políticas de desarrollo sostenible”.
La cultura, en el ADN de Iberoamérica
A menudo se dice que la cultura es la columna vertebral de Iberoamérica, porque es parte del ADN de lo que hoy es la Comunidad Iberoamericana. Durante la primera Cumbre de Guadalajara en 1991, nuestros países acordaron “convertir el conjunto de afinidades históricas y culturales en un instrumento de unidad y desarrollo, basado en el diálogo, la cooperación y la solidaridad”.
Y así lo hemos hecho durante más de 30 años en los que, tal y como afirma el secretario general iberoamericano, Andrés Allamand “el acervo cultural común y a la vez diverso, nos ha permitido alcanzar la profundidad de los vínculos que hoy tiene la Comunidad Iberoamericana, la cual no puede entenderse sin la cultura y sin la cooperación”.
Es una visión que también se comparte en los países de la Comunidad Iberoamericana. Desde Brasil, la directora del nuevo Instituto Guimarães Rosa, Paula Alvez de Sousa, afirma que Iberoamérica es un ejemplo de integración regional a partir de la cultura. “Los programas de cooperación cultural son auténticos instrumentos de integración”, destaca la diplomática brasileña, al tiempo que invita a replicar esta experiencia exitosa para lograr que el español y portugués se conviertan en lenguas de ciencia, innovación y cultura.
La cultura está en el ADN de la Comunidad Iberoamericana y la cooperación cultural ha sido un potente instrumento de integración regional durante las últimas tres décadas.
Detrás de cada uno de los 13 programas e iniciativas de cooperación cultural en teatro, cine, danza, artesanías, gastronomía, cultura viva comunitaria, archivos, bibliotecas, entre otros, hay vidas que se transforman e historias de superación.
????️VIDEO | Conoce «la cultura en la cooperación iberoamericana»
En esta red de cooperación cultural, el 70% de los beneficiarios son jóvenes, con historias tan inspiradoras como la de la actriz portuguesa Patricia Moreira, que nos hablan de cómo una convocatoria de un programa cultural–Iberescena en este caso– fue el punto de inflexión para desarrollar su emprendimiento artístico en un momento de números rojos para la cultura.
Otras iniciativas como el Banco de Saberes y Buenas Prácticas, lanzado este año por tres programas de cooperación cultural: Ibermuseos, Ibercultura Viva e Iber-Rutas es otro ejemplo de cómo la cooperación iberoamericana genera transformación y cohesión social.
Cultura y desarrollo, binomio indivisible
Iberoamérica es una potencia cultural por la riqueza y diversidad de sus expresiones artísticas, por su historia común y porque desde las instituciones se ha entendido la cultura como potente vehículo de desarrollo inclusivo, duradero y sostenible.
La región cuenta además desde 2006 con la Carta Cultural Iberoamericana que pone el acento en el valor central de la cultura para la superación de la pobreza y la desigualdad e identifica ámbitos concretos para lograrlo.
Durante la Cumbre Iberoamericana de la Antigua, Guatemala en 2018, los países iberoamericanos se comprometieron a “orientar y vincular sus decisiones de políticas públicas culturales para el cumplimiento de la Agenda 2030”.
En la siguiente cita presidencial (Andorra, 2021), marcada por la pandemia y sus devastadores efectos sobre el sector cultural, se aprobó la Estrategia Iberoamericana de Cultura y Desarrollo Sostenible y se designó este 2022 como “Año Iberoamericano de la Cultura para el Desarrollo Sostenible”.
Con dicha estrategia, Iberoamérica se convierte en la única región del mundo en contar con una hoja de ruta específica que alinea las políticas públicas culturales al cumplimento de los ODS, en áreas tan decisivas como ciudanía cultural, institucionalidad cultural, dimensión económica y medioambiental de la cultura, entre otras, tal y como se observa en este gráfico.
La Estrategia Iberoamericana de Cultura y Desarrollo convierte a Iberoamérica en la única región del mundo que alinea las políticas públicas culturales al cumplimento de los ODS
Esta hoja de ruta regional, que además promueve la recuperación del sector cultural tras los estragos de la pandemia, se inspira en buena medida en la Estrategia de Cultura y Desarrollo de España, que desde 2007 incluye a la cultura como un sector prioritario de la Cooperación Española. El director de la Agencia Española de Cooperación Internacional y para el Desarrollo (AECID), Antón Leis reflexiona sobre “la cooperación cultural para construir desarrollo y sostenibilidad”, a partir de la experiencia de la cooperación española.
Relanzar la cultura para un nuevo tiempo
La pandemia evidenció con toda su dureza las debilidades estructurales del sector cultural, que según cifras de UNESCO representa el 6% del empleo a nivel mundial (48 millones de puestos de trabajo) y en Iberoamérica entre el 2% y 4% del Producto Interior Bruto. Por tanto, uno de los temas centrales de la nueva hoja de ruta para las políticas culturales que se definirá en Mondiacult 2022 es cómo sentar las bases para un sector cultural más robusto y resiliente y unas mejores condiciones para que artistas y creadores puedan vivir dignamente de su talento.
¿Cómo relanzar las industrias culturales y creativas en el camino hacia un nuevo tiempo? La respuesta está precisamente en esas debilidades estructurales que protagonizaron ese golpe a la cultura. Por lo tanto, el camino hacia un sector cultural más resiliente pasa por la digitalización, facilitar el acceso al crédito, regular el mercado de trabajo y promover más alianzas público-privadas, entre otras medidas que se analizaron en el Foro Internacional de Cultura y Desarrollo Sostenible, organizado por la SEGIB y la UNESCO, el 5 y 6 de septiembre, como parte de los aportes de nuestra región a Mondiacult 2022.
La pandemia también permitió entender con mayor claridad hasta qué punto la cultura influye en la educación, el bienestar social, la construcción de la paz y la transmisión de valores y memoria histórica que hacen a las sociedades más cohesionadas y resilientes.
En un tiempo de guerra, ante la confluencia de un conjunto de crisis política, económica, social y medioambiental, hoy más que nunca necesitamos de la cultura como un recurso renovable e inagotable para visualizar nuestra común humanidad y encaminar un mejor tiempo. Para ello, la cultura—como un bien público mundial—requiere de políticas públicas y decisiones valientes que le que otorguen el lugar que merece en la agenda de desarrollo y recuperación pospandemia.