Myrna Cunningham, nacida en el pueblo indígena de Miskitu (Nicaragua), es una destacada defensora de los derechos de las mujeres y de los pueblos indígenas de América Latina.
Hoy es presidenta del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC) y de la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID), luego de estar a cargo, hasta 2013, del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas.
Para Cunningham, 2019 fue un año que permitió una “ventana al mundo” en lo que se refiere a la visibilización de las lenguas de los pueblos originarios, en ya que se celebró el Año Internacional de las Lenguas Indígenas.
“Es la oportunidad que tenemos de realmente comenzar a tomar medidas que permitan la revitalización de las lenguas y de adoptar políticas públicas que realmente contribuyan a impedir que se sigan extinguiendo”, asegura.
“En América Latina hay más de 800 pueblos indígenas, de estos apenas 400 mantienen sus idiomas, lo que significa que estamos en proceso de extinción de las lenguas indígenas”.
Dentro de las herramientas necesarias para cumplir con estos objetivos, Cunningham propuso “mapear” las instituciones que, en cada país, se dedican a la educación cultural bilingüe, a fomentar la creación de películas, poesía y otras escritos en lenguas indígenas y medios de comunicación que hablen de la realidad de estas comunidades.
“Creo que el mayor logro tiene que ver con el reconocimiento de la identidad indígena”
Myrna Cunningham
Avances
Según la activista, el Instituto Iberoamericano de Lenguas Indígenas, que está en proceso de formación, también constituirá una oportunidad real para revitalizar los pueblos indígenas.
“Existe un interés por incluir la cultura de los pueblos indígenas en los Estados. Esto se ha reflejado en las últimas décadas en varias Constituciones políticas de nuestra región y también a través de leyes especiales vinculadas con los aspectos territorial y medioambiental de los pueblos indígenas”, explica.
“Creo que el mayor logro tiene que ver con el reconocimiento de la identidad indígena”.
Otro avance, según Cunningham, es el establecimiento y el reconocimiento de pactos de gobierno: “Poco a poco se van recuperando estos espacios de autogobierno mantenidos históricamente por los pueblos indígenas, que ahora forman parte del Estado y participan en la toma de decisiones”.
Derechos indígenas
Para la presidenta del FILAC, asuntos como la posesión, el uso y el control de los pueblos indígenas sobre sus recursos ancestrales han tenido un reposicionamiento en los últimos años.
“En nuestra región se optó por un modelo de desarrollo que puso en amenaza los recursos naturales, inherentes a todos los pueblos indígenas”, advierte.
“Hay conflictos por la explotación de minerales e hidrocarburos en territorios ancestrales. En los últimos años nos ha preocupado muchísimo la criminalización de las protestas de los pueblos indígenas. Nuestra región debe regular esta situación”.
Estos problemas, según Cunningham, amenazan los logros alcanzados. “Terminamos 2019 con una enorme deuda con los pueblos e indígenas, porque evidentemente estamos viviendo situaciones de retroceso en la región, como la imposición de leyes que niegan el derecho a la diversidad y el control de los pueblos indígenas sobre sus territorios”.
Y apunta: “Hay que defender aún con más fuerza los avances, para no retroceder en la diversidad de la región. Necesitamos continuar fortaleciendo el diálogo y promoviendo los derechos colectivos en los países”.