A medida que avanzaba el Covid-19 por Iberoamérica, los países de la región iniciaban paulatinamente su cuarentena. Las redes sociales comenzaron a llenarse de historias, frases y manifestaciones de todo tipo, pasando por diferentes estados anímicos, de desazón y de esperanza.
Detrás de todo este tsunami de momentos, hubo una red de contención colaborativa, que se ha construido a lo largo del tiempo basado en ese pasado común y multiplicador de los pueblos iberoamericanos. La cultura vino al rescate.
Cooperación cultural
El principal elemento constitutivo de la Comunidad Iberoamericana es el acervo cultural común.
El Espacio Cultural Iberoamericano (ECI), creado por los jefes de Estado de la región, e integrado principalmente por los 12 Programas e Iniciativas de Cooperación Cultural, puso a disposición la oferta en línea de los ministerios e instituciones de cultura para disfrutar en tiempos de confinamiento.
La pandemia ha puesto en evidencia lo imprescindible de lo superfluo, lo importante de lo banal. La cultura y sus artistas ya cumplieron.
Ahora toca el turno a los Estados continuar apoyando el escenario cultural local y potenciar estrategias de cooperación regional. La coordinación a través de los programas iberoamericanos de cultura es un claro ejemplo del camino que hay que tomar en esa dirección.
Poniendo, como dice la canción de Jorge Drexler, «Codo con codo».
La paranoia y el miedo
no son, ni serán el modo,
de esta saldremos juntos
poniendo codo con codo.
Jorge Drexler, embajador iberoamericano de la cultura.
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