Según la experta venezolana Tahina Ojeda, el Plan de Acción de Buenos Aires (PABA), el documento que hace 40 años sentó las bases de lo que hoy conocemos como Cooperación Sur-Sur, una colaboración horizontal y de beneficio mutuo.
Se cumplen 40 años del Plan de Acción de Buenos Aires (PABA), que sentó las bases de lo que hoy conocemos como Cooperación Sur-Sur. Fue un documento consensuado en el seno de las Naciones Unidas que, según la experta Tahina Ojeda, fue “sumamente importante para orientar a los países”.
El PABA, acordado en 1978 por 130 países, agrupó objetivos y recomendaciones, como la necesidad de que la cooperación fuera horizontal, se respetara la soberanía y la no injerencia o la búsqueda siempre del beneficio mutuo.
“Ha sido un documento sumamente importante que ha servido de orientación a los países del Sur para fortalecer sus espacios de diálogo político pero también para el fortalecimiento institucional”, analiza Ojeda.
Para la experta venezolana, este consenso que ya dura cuatro décadas y que recientemente motivó su segunda gran conferencia (PABA+40), ha tenido “una evolución creciente y relevante en los países iberoamericanos, África y Asia”.
“Estamos en un momento de mayor capacidad y fortaleza institucional puesto que se han ido adoptando las recomendaciones del PABA, sobre todo políticas y con mucho interés y entusiasmo en avanzar en temas técnicos, de mediciones, de metodologías y experiencias útiles para fortalecer la Cooperación Sur-Sur y ahora también la triangular”, asegura.
“Ha servido de orientación a los países del Sur para fortalecer sus espacios de diálogo político pero también para el fortalecimiento institucional” Tahina Ojeda
Beneficios para la ciudadanía
Ojeda cree que, a pesar de que la Cooperación Sur-Sur “privilegia la acción de los Estados”, la ciudadanía también se vio beneficiada con el PABA, porque, a su juicio, abrió espacios para “una mayor participación”.
“Vemos que a día de hoy participan otros actores, locales y regionales, el sector privado, ONGs, movimientos sociales, academia, sindicatos, que también han intercambiado experiencias que son útiles para el desarrollo sostenible, el llamado es que nadie se quede atrás y todos los actores participen”, subraya.
La experta destaca el impulso que esta modalidad de cooperación experimentó a inicios de los 2000 “por todos los cambios políticos que hubo en la región” y para los que los países tomaron la Cooperación Sur-Sur como “una forma de fortalecer el eje sur-sur de las relaciones internacionales”.
Es desde entonces cuando, según Ojeda, se reconoce “cuál es el valor que tiene la Cooperación Sur-Sur en los países del sur”, así como que “se fortalece la triangular con distintos actores internacionales y existe un renovado interés por dinamizar las agendas internacionales como los ODS o la agenda urbana”.