Las conquistas sociales, las salvaguardas legales y los derechos humanos de las mujeres no pueden darse por sentados. El cuestionamiento de conceptos básicos como la igualdad, la limitación de ciertos derechos por cuestiones de género en diversas partes del mundo y la polarización en los principales foros multilaterales que impiden alcanzar acuerdos para una agenda feminista y de progreso continúan ahí como el dinosaurio de Huidobro.
Para combatir esas regresiones, desde el feminismo se aboga por establecer políticas exteriores feministas que reviertan la situación para introducir así la agenda que habla y defiende los derechos de las mujeres más allá de sus políticas nacionales, para trasladarlas así a sus enfoques internacionales.
Afrontar diversas violencias
Las mujeres, jóvenes y niñas se enfrentan a crisis múltiples e interrelacionadas de gran impacto en sus vidas: crisis sanitarias, económicas, de cuidados y del hogar, crisis medioambiental y crisis de violencia de género. Implementar una política exterior feminista (PEF) supone introducir cambios en la manera de dirigir la política exterior internacional que incluya la atención a las formas específicas de marginación y opresión a las que se enfrentan las mujeres.
El análisis feminista de casi todas las áreas políticas -desde los derechos reproductivos hasta el derecho de familia y las políticas sobre violencia contra las mujeres y la regulación del lugar de trabajo- es ahora un campo sólido con un extenso trabajo teórico y empírico que adopta una variedad de enfoques. Sin embargo, la mayoría de los análisis de políticas públicas no se extienden a la política exterior, que tiende a considerarse un campo separado.
Gran parte del trabajo sobre género en las relaciones internacionales también ha tendido a centrarse en otros ámbitos: cómo el género estructura la violencia política, cómo la guerra -a diferencia de la política exterior- está condicionada por el género, cómo las normas dan forma a las relaciones de género en varias naciones y cómo la desigualdad de género en diversos países moldea el comportamiento del Estado.
El estudio ¿Qué es la política feminista? Una evaluación exploratoria de las Políticas Exteriores en los países de la OCDE recoge que las mujeres y su empoderamiento son un foco creciente y explícito de los objetivos de política exterior y ocupan posiciones relevantes como agentes de política exterior en todo el mundo.
Según el informe, el género profundiza la comprensión de la política exterior y cabe preguntarse cómo se estudiaría y se aplicaría si partiera de preguntas y teorías feministas. Así, los politólogos feministas deben analizar críticamente el impacto del género en los procesos y valorar los efectos, las causas o los resultados de la toma de decisiones en política exterior.
En construcción
La forma en la que cada país aborda su Política Exterior Feminista es muy distinta y la razón principial es que la propia PEF está en estado de construcción y discusión’”, como asegura la Directora de programas del Real Instituto ElCano, María Solanas. “Al no existir un consenso global, no hay una única PEF. Y esa falta de definición ha permitido el desarrollo de diversas interpretaciones, junto a las diferentes ambiciones y prioridades en cada país”, señala.
La cuestión es compleja porque existen múltiples tipos de feminismos -liberal, radical, feminismo del Tercer Mundo, posmoderno, transnacional-, pero un principio unificador podría ser el objetivo de promover los intereses de las mujeres y las niñas, o contrarrestar la denigración de las mujeres y lo femenino y el privilegio de los hombres y lo masculino.
También existen múltiples enfoques para comprender la política exterior -estratégico, internacionalismo liberal, marxista, radical-, con diversos grados de compatibilidad con el análisis feminista.
La transición hacia una PEF real no es fácil. Requiere de compromiso político al más alto nivel por parte de los gobiernos, especialmente de sus Ministerios de Asuntos Exteriores, además de reformas institucionales y organizativas que permitan que las mujeres accedan en igualdad de condiciones a los puestos de toma de decisión en materia de política exterior.
La vanguardia iberoamericana
Ante la posibilidad de una política exterior feminista, la aproximación de la Secretaría General Iberoamericana pone en valor otra forma de liderazgo en la que la horizontalidad, la cooperación, el debate, la innovación y los cuidados tomen el valor central que merecen. En la misma línea, fomenta y visibiliza a las mujeres como agentes de cambio en la política exterior de los países Iberoamericanos.
Para la SEGIB, una Política Exterior Feminista implica un reenfoque de las relaciones internacionales y de la cooperación de los países. México, España y Chile son los tres primeros Estados de Iberoamérica en adoptarla en beneficio de los derechos humanos de las mujeres, adolescentes y niñas en toda su diversidad.
Desde los Ministerios de Relaciones Exteriores de Argentina y Colombia también se han dado pasos para incorporar la perspectiva de género a la acción exterior que aún no se han concretado en la formulación de políticas exteriores feministas refrendadas al más alto nivel político y con todos los elementos que contemplan estas estrategias en otros países.
Chile
El país andino aspira al desarrollo de políticas y acciones que promuevan la autonomía y el empoderamiento de las mujeres para construir una sociedad más justa, inclusiva y sostenible.
Chile ha decidido promover una política exterior con una mirada feminista, que promueva en sus acciones la igualdad de género y revise las estructuras institucionales que han preservado la exclusión de las mujeres, niñas y diversidades en esta área del quehacer nacional. “Una participación paritaria, plural y diversa es un imperativo para una democracia más sólida. El camino hacia la igualdad de género en la política exterior ha iniciado su recorrido hace algún tiempo, a diversas velocidades, pero con el mismo objetivo: lograr que las mujeres y niñas gocen de sus derechos y vivan en un mundo más igualitario” señala Gloria de la Fuente González, Subsecretaria de Relaciones Exteriores del gobierno de Chile en el documento que sustancia la aproximación del país a una Política Exterior Feminista.
España
Por su marco normativo y sus políticas públicas en varios ámbitos: lucha contra la violencia de género, igualdad de género en el ámbito laboral y en políticas de conciliación, o presupuestos con impacto género, España se ha convertido en un referente internacional del feminismo.
La decisión de avanzar hacia una política exterior feminista parte del diagnóstico de la situación actual, del liderazgo asumido por España al más alto nivel en los últimos años, y de un fuerte compromiso político basado en la visión de la consecución de la Agenda 2030 y de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El preámbulo de la Ley 2/2014 de Acción y del Servicio Exterior del Estado identifica la promoción de la igualdad entre mujeres y hombres y la erradicación de la violencia de género entre los valores e intereses de nuestro país. Una intención que se refleja en la guía Política Exterior Feminista. Impulsando la igualdad en la acción exterior española.
México
El Ministerio de Relaciones Exteriores de México incorpora tanto la noción del “ni un paso atrás” en derechos ganados como el “no dejar a nadie ni ningún ligar atrás” como pretende la Agenda 2030 de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.
La coordinación de su política exterior feminista está a cargo de la Subsecretaría de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de México que ha publicado una guía de sus principios.
El país pretende ser un referente internacional en materia de género, haciendo transversal el enfoque de derechos humanos, la perspectiva de género y la interseccionalidad en todas las áreas de la política exterior mexicana: posicionamientos, resoluciones, acuerdos y candidaturas.
Para ello impulsa acciones concretas que tengan impactos en la agenda exterior de género, privilegiando aquellas que tengan un impacto global y estableciendo alianzas con países que impulsen estos principios en foros multilaterales y acciones bilaterales.
Las siete claves de la SEGIB
La PEF permite adoptar un enfoque interseccional recogiendo todos los intereses de las mujeres con sus complejidades y particularidades de raza, estatus, etnia o edad y también multilateral de los derechos de la mujer, abordando simultáneamente cuestiones urgentes como el cambio climático, la paz y la seguridad, el crecimiento inclusivo, la salud mundial y la reducción de la pobreza. La Secretaría General Iberoamericana desgrana por qué es necesaria y relevante una Política Exterior Feminista.
- Visibiliza a las mujeres como protagonistas de la política exterior y de las acciones globales.
- Pone en valor otra forma de liderazgo en el que la horizontalidad, la paridad, la participación, el debate, la innovación y los cuidados adquieren el valor central que merecen.
- Se implementa con una visión que aborda las causas de la desigualdad de género y del problema estructural que suponen los privilegios otorgados a los varones durante siglos. Una vez detectadas las causas, promueve la aprobación por parte de los Gobiernos de compromisos políticos, presupuestos y orientaciones e instrumentos concretos para corregir esta situación de desigualdad con medidas transitorias como, por ejemplo, las cuotas.
- Combate y previene la violencia de género.
- Incluye nuevos actores, redes y socias para establecer alianzas y fomentar aproximaciones desde enfoques estratégicos. Aquí son muy relevantes las aportaciones realizadas por los grupos de mujeres migrantes en la diáspora.
- Es transformadora en el sentido de que impulsa cambios y trata de incidir en las desigualdades de género que se repiten en todos los ámbitos, promoviendo el empoderamiento de mujeres y niñas.
- Contempla el punto de encuentro entre el feminismo y el ecologismo como una propuesta de resiliencia solidaria y como un modelo de sostenibilidad.
La SEGIB mantiene que las sociedades que protegen y promueven los derechos humanos de todas las mujeres, adolescentes y niñas e incentivan su autonomía económica y política son más estables, pacíficas, equitativas y prósperas. Una PEF es necesaria como política de Estado que responda a las exigencias de igualdad no solo de las mujeres, sino de la sociedad en su conjunto.