En 2022 solo quedarán 8 años para hacer realidad la Agenda 2030 de desarrollo sostenible, en un momento en que la pandemia deja 209 millones de personas en pobreza y 78 millones en pobreza extrema en América Latina.
Detrás de esta durísima estadística, hay vidas e historias, como las de las mujeres que perdieron su empleo en la pandemia y no han vuelto a trabajar, las de las personas con discapacidad que vieron aún más limitadas sus oportunidades, los artesanos y artistas que no han recuperado aún sus actividades o la de familias en áreas rurales, indígenas, afrodescendientes y personas con menores niveles educativos que viven en los márgenes de la sociedad. Ellas y ellos son los rostros de la desigualdad en América Latina. ¿Qué papel tiene la cooperación para la inclusión social en un horizonte postpandemia?
La cohesión social es una de las áreas de cooperación iberoamericana que más ha crecido en los últimos años.
Los proyectos e iniciativas de cooperación iberoamericana en el área de cohesión social han estado aumentando en los últimos años, al pasar de 5 proyectos en 2017 a 8 proyectos en 2021 poniendo el foco en temas como discapacidad, adultos mayores, alfabetización y aprendizaje, acceso a la justicia, promoción del desarrollo comunitario, migraciones y una red de bancos de leche materna que sigue beneficiando a millones de bebés.
Asimismo, los programas de cooperación iberoamericana en otros ámbitos como cultura para el desarrollo, transformación digital, ciencia, tecnología e innovación e igualdad de género apoyan transversalmente la cohesión social desde cada una de sus áreas.
Las cuatro nuevas iniciativas de cooperación aprobadas en la XXVII Cumbre iberoamericana también tienen un enfoque en la inclusión social y de lucha contra la desigualdad, en un contexto en que cerrar las brechas se hace cada vez más urgente de cara a la recuperación de la pandemia.
Igualdad de género
En alianza con ONU Mujeres, la cooperación iberoamericana trabaja por la igualdad de género, impulsando, junto a los países, la eliminación y/o reforma de leyes que limitan el empoderamiento económico de las mujeres. Para ello ha analizado la legislación vigente de los 22 países iberoamericanos para identificar las reformas legales que podrían llevar a una mayor igualdad de derechos entre hombres y mujeres en áreas clave. Aquí pueden consultarse los resultados de este análisis en cada uno de los países de forma individual y el informe recopilatorio.
Ante el dramático aumento de la violencia de género en la región, la XXVII Cumbre Iberoamericana aprobó la puesta en marcha de la Iniciativa Iberoamericana para Prevenir y Eliminar la Violencia contra las Mujeres, a la que se han sumado 11 países: Andorra, Argentina, España, Rep. Dominicana, Uruguay, Bolivia, México, Ecuador, Chile, Colombia y Perú. El Salvador y Panamá se sumarán como invitados con miras a una incorporación plena en 2022.
Esta iniciativa es la primera plataforma institucionalizada de cooperación sur-sur en materia de prevención y eliminación de la violencia contra las mujeres y aspira a convertirse en un referente regional e internacional.
Asimismo, la cooperación iberoamericana tiene la perspectiva de género como eje transversal en todos sus programas y acciones de la cooperación iberoamericana.
Personas con discapacidad
En Iberoamérica viven cerca de 90 millones de personas con algún tipo de discapacidad, que representan el 13% de la población iberoamericana. Aunque hay avances en materia normativa, la mayor parte sufre exclusión social y no puede ejercer plenamente sus derechos.
Iberoamérica es la primera región del mundo en contar con un programa intergubernamental que impulse el cumplimiento de los derechos de las personas con discapacidad
De esta realidad surge el Programa Iberoamericano sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, impulsado por Ecuador y aprobado en la XXV Cumbre Iberoamericana, en el que participan Andorra, Argentina, Costa Rica, Chile, Guatemala, España, México, República Dominicana y Uruguay.
Este programa convierte a Iberoamérica en la primera región del mundo en contar con un programa intergubernamental para apoye el cumplimiento pleno de derechos clave como acceso a la salud, educación, empleo, acceso a la justicia, así como el fortalecimiento de las organizaciones de personas con discapacidad y la recopilación de datos.
Indígenas, afrodescendientes y migrantes
Pueblos originarios, población afrodescendiente y personas desplazadas y obligadas a migrar por la pobreza o la violencia son los rostros de la desigualdad en nuestra región.
En el caso de los indígenas, representan el 15% de la población total de América Latina. Para apoyar el cumplimiento de sus derechos se creó el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), inicialmente como programa iberoamericano en la II Cumbre Iberoamericana en 1992 y hoy es un organismo internacional constituido con representación paritaria de pueblos indígenas y gobiernos.
Su presidenta Myrna Cunningham pone en valor los avances en materia de derechos indígenas, pero destaca el desafío de que estos derechos puedan ser plenamente ejercidos en la práctica.
En la última Cumbre Iberoamericana se aprobó la puesta en marcha del Instituto Iberoamericano de Lenguas Indígenas que fomentará el uso y conservación de las más de 500 lenguas indígenas habladas en América Latina y que están en riesgo de desaparecer.
Junto al FILAC, 9 países iberoamericanos (Bolivia, Ecuador, Paraguay, Panamá, México, Colombia, Nicaragua, Guatemala y Perú) impulsan esta iniciativa que se basa en el reconocimiento de las lenguas indígenas como un vehículo para la cohesión e inclusión social, los derechos culturales, la salud y la justicia en nuestra región.
De igual forma, la cooperación iberoamericana ha intensificado esfuerzos en visibilizar el aporte de la población afrodescendiente y migrante a la identidad iberoamericana, desde la cultura y desde el empoderamiento de los movimientos de la sociedad civil.
Un ejemplo de esto es el concurso “Miradas de Iberoamérica” del programa Iber-Rutas que ha elevado el debate sobre el aporte de las poblaciones migrantes a los países de acogida, promoviendo una mirada positiva de la migración y dando voz a las organizaciones de migrantes con un enfoque de inter-culturalidad.
La cohesión social ha sido una de las principales asignaturas pendientes en América Latina y cobra mayor relevancia en la salida de la crisis COVID- 19, en un momento en que se agota el plazo para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En 2022, la cooperación iberoamericana será una herramienta útil para apoyar este desafío tan profundo como urgente.