A Joao Aprigio Guerra de Almeida, el coordinador del Programa Iberoamericano Red de Bancos de Leche Humana, le gusta decir que, más que una red de bancos de leche, es una “red de servicios de salud entre personas”.
Ya que “no hablamos solo de leche humana, hablamos de alimentación materna. Detrás de cada frasco de leche materna hay una mujer que tiene una historia de vida y escogió ser madre, amamantar y donar, dice Aprigio.
Detrás de cada frasco de leche materna hay una mujer que tiene una historia de vida y escogió ser madre, amamantar y donar
Cuando en los años 80 empezaron a trabajar en la lactancia con la Fundación Osvaldo Cruz (FIO Cruz), uno de los primeros desafíos fue reducir los elevados costos del proyecto que implicaba la importación de tecnología.
“Los frascos que recomendaban en Estados Unidos para la conservación eran muy caros. Entonces comenzamos a investigar y lo primero que encontramos fue que los frascos de mayonesa y café cumplían los estándares. Así, ese frasco se transformó en un ejemplo para nosotros”, relata Aprigio.
Además, se enfrentó a otras cuestiones: “En los casos de los prematuros necesitábamos reducir el tiempo de internación, reducir la mortalidad, y este modelo comenzó a hacerlo”, explica.
Expansión iberoamericana
Brasil inició un proceso de cooperación bilateral para expandir el modelo y ayudar a la implantación de Bancos de Leche Humana en diferentes niveles, cuenta Aprigio.
“Estábamos trabajando efectivamente en Iberoamérica, pero necesitábamos un foro regional para una mejor articulación y allí surge el trabajo con la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB)”, explica.
De acuerdo con los últimos datos publicados en 2017, el programa ha hecho posible que, desde su creación en 2007, más de dos millones de mujeres madres donaran 1.826.205 litros de leche para atender a más de 20 millones de bebés prematuros y sus madres en la región.
Asegurar la calidad a todos los países
Para el investigador, la diversidad cultural no es un problema sino una fortaleza: “Nuestra historia de 20 años en Brasil muestra eso”.
“Nunca transportamos ni transferimos el modelo ni soluciones. Siempre trabajamos de forma horizontal, adaptado a las realidades locales”, explica.
Aprigio dice que las estadísticas son importantes, pero la mejor prueba es ver el resultado: “Podemos escribir la estadística que queramos, pero la prueba más grande es la vida”.
Y deja planteado un desafío a los interesados: “Invito a los que nos quieran ayudar a que visiten un banco de leche en un país determinado y que lo visiten en otro. No importa cuán diferentes sean esos países. Tendrán la impresión de que entran en el mismo banco de leche”.
“Ese es nuestro orgullo como programa”, dice feliz. “Todos trabajamos con la misma tecnología y los mismos estándares de seguridad”.
Confianza y la solidaridad
Aprigio afirma que el programa se sustenta en la solidaridad natural que surge de las madres donantes.
La mayoría de ellas no donan por desconocimiento. “Eso evidencia cuánto se necesita la articulación multilateral, los canales de información más efectivos, que hablen el lenguaje de la gente”, remarca.
Eso evidencia cuánto se necesita la articulación multilateral, los canales de información más efectivos, que hablen el lenguaje de la gente”
La base es la confianza. “Donde tenga un problema, una duda, están nuestros grupos de WhatsApp en todos los países, nuestras salas de debate, nuestras plataformas”, aclara.
Otra de las razones del éxito, asegura, son los profesionales de la salud: “Están comprometidos y creen que pueden hacer la diferencia”.
Retos para la cooperación tras el COVID-19
Los analistas coinciden que la actuales crisis sanitaria y económica pueden empeorar las condiciones de quienes ya enfrentaban dificultades.
“Ahí reside la importancia de nuestra cooperación iberoamericana, no solo para hacer aquello que ya se ha hecho, sino también para responder con calidad y objetividad a las consecuencias de la pandemia”, subraya Aprigio.