La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25) que tiene lugar en Madrid entre el 2 y el 13 de diciembre bajo el lema “Tiempo de actuar” es una cumbre con un fuerte sello iberoamericano: la acoge España y la preside Chile.
La COP es un proceso de negociación de las Naciones Unidas y consiste en conversaciones entre los países. Por lo tanto, organismos multilaterales como la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) tienen un rol importante en las actividades que enfatizan y fortalecen aspectos de las negociaciones que son de interés para Iberoamérica.
El mandato que la SEGIB recibió de los jefes de Estado y de Gobierno iberoamericanos es muy enfático en el compromiso de promover acciones que protejan el medio ambiente y combatan el cambio climático para favorecer el desarrollo sostenible en la región.
Por eso, el año pasado se creó el Observatorio Iberoamericano de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático de La Rábida (Huelva, España), que no solo contribuye con el conocimiento de la situación climática en Iberoamérica, sino que además genera alianzas e identifica medidas innovadoras para acelerar la consecución de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que tienen un fuerte contenido medioambiental.
Asimismo, entre el 29 de octubre y el 9 de noviembre de este año la SEGIB organizó en Costa Rica el 6º Laboratorio de Innovación Ciudadana (LABICCR). Allí se presentaron 10 proyectos innovadores en favor del medio ambiente que desarrollaron 100 ciudadanos (en su mayoría mujeres) de 18 países iberoamericanos.
Y en la I Reunión de Ministras y Ministros de Asuntos Exteriores de Iberoamérica celebrada en Andorra el 25 y el 26 de noviembre, los países se comprometieron a fortalecer la cooperación en materia de medio ambiente y acordaron que en 2020 los ministros de Medio Ambiente de la región se reunirán, por primera vez desde 2009, para impulsar una agenda medioambiental para Iberoamérica.
“Estoy convencida de que esta será una COP exitosa, a pesar de los enormes retos que tenemos por delante”
Rebeca Grynspan
Compromiso y solidaridad
Durante la COP25, el rol concreto de la SEGIB es participar como observadora y llevar a cabo eventos paralelos que ponen en valor la contribución de la región iberoamericana en materia ambiental.
Además, el organismo colabora con otras instituciones y socios estratégicos en distintas actividades que impulsan la transformación de la economía y la sociedad para lograr un desarrollo sostenible.
Es suma, la COP25 es una gran oportunidad para que Iberoamérica destaque su dimensión ambiental y dé nuevo ímpetu a acciones concretas y decisivas en favor del planeta.
Al acoger esta Cumbre en Madrid, España ha dado una fuerte señal de su compromiso no solo con el medio ambiente y las metas establecidas en los acuerdos internacionales, sino también con Iberoamérica.
“Creo que es un ejemplo para el resto del mundo, ya que muestra los valores que nos unen en Iberoamérica en tiempos de división y polarización: la apuesta por la solidaridad, el diálogo y el multilateralismo”, afirma la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan.
El Gobierno de España ha dicho claramente que ha querido facilitar un espacio que permita a Chile y a la región iberoamericana capitalizar el inmenso esfuerzo que ha realizado desde el inicio de la preparación de la Cumbre.
En otras palabras, el hecho de que España haya asumido el difícil reto de organizar y financiar la COP25 en tiempo récord deja en claro la importancia que Iberoamérica le asigna a esta reunión: el mundo no puede dejar pasar esta oportunidad única de buscar soluciones y actuar frente a uno de los mayores retos de la humanidad en el siglo XXI.
“El planeta y sus habitantes no pueden esperar más. Hubiera sido catastrófico suspender la COP”, asegura Grynspan.
La urgencia de actuar
Los expertos sostienen que hay que tomar medidas urgentes por dos razones.
Por un lado, la evidencia científica apunta a un creciente deterioro del medio ambiente que deja a millones de personas en situación de vulnerabilidad. Por el otro, crece el clamor de la sociedad contra el cambio climático, como lo demuestran las protestas globales lideradas por la activista sueca de 16 años Greta Thunberg.
En el contexto actual hay numerosas señales que llevan a pensar que el cambio es posible.
Hay una fuerte conciencia ambiental en el mundo no solo a nivel de países, sino también de ciudades, regiones, empresas y sociedad civil.
Hay bloques enteros de naciones liderando la acción climática, como es el caso de la Unión Europea. Y en el mismo EE.UU. hay estados como California que están altamente comprometidos con la acción climática, así como legisladores, empresas y grupos de ciudadanos.
Asimismo, comienza a manifestarse un gran liderazgo de los gobiernos locales y, lo que es más importante, hay una fuerte conciencia ambiental entre los jóvenes, que entienden que este es un tema indispensable para su futuro.
Iberoamérica es la región más urbanizada del mundo, por lo que la acción de los gobiernos locales es esencial para enfrentar el cambio climático y cumplir con la Agenda 2030. Además, el 25% de la población tiene entre los 15 y 29 años.
“Todas estas señales me llenan de esperanza. Estoy convencida de que esta será una COP exitosa, a pesar de los enormes retos que tenemos por delante”, concluye Grynspan.