Las dos caras tras el terremoto de Ecuador

Obviamente, una y otra cara están íntimamente ligadas. Si las infraestructuras estuvieran intactas, la vida de la gente no se habría resentido. Pero mientras los hoteles resquebrajados y los edificios con los cristales rotos se ven a simple vista, la amenaza del zika y las diarreas, por ejemplo, son más difíciles de percibir seis meses después del temblor.

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